En 2017 tres amigos de Nigeria fundaron un estudio de animación, Kugali Media, con una mezcla de ilusión, pero también ambición. Querían contar historias africanas y exportarlas a todo el mundo. Se llamaban Hamid Ibrahim, Tolu Olowofoyeku y Oufikayo ‘Ziki’ Adeola. El equipo llamó la atención de la directora creativa de Disney, Jennifer Lee y, en concreto su proyecto Iwájú, una relato de aventuras futurista que ponía de relevancia las raíces del continente.
Ahora, la colaboración entre el gran gigante del entretenimiento y la compañía independiente africana se ha hecho realidad a través de esta miniserie de seis episodios que nos plantea una Nigeria distópica en la que los ricos se han establecido fuera del continente en casas de lujo mientras la ciudad de Lagos se encuentra marcada por la pobreza.
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Una oda a las tradiciones africanas
En ese contexto, conoceremos a una niña, Tola, hija de un ingeniero de una importante empresa que vive aislada en su mansión mientras sueña con salir de ahí. Se pasa el día sola, porque su padre trabaja mucho, y su única compañía son los robots que ha él ha diseñado para trabajar en la casa y un niño que se ocupa del jardín, la única presencia humana para la pequeña. Entre ellos se establecerá una bonita relación de amistad en la que se dinamitarán los tabúes sociales.
Mientras, un grupo de mafiosos, se encarga de sembrar el pánico secuestrando niños. Y su próxima víctima será Tola. Lo que no se imaginan es que, además del ingenio de la niña y su propia sagacidad, estará acompañada por un camaleón-robot que su padre ha inventado para que la proteja.
Y es que toda la serie está repleta de una imaginación explosiva a la hora de crear este universo único en el que la ciencia ficción unida a la crítica social adquieren un papel fundamental.
Además, supone una auténtica oda a las tradiciones africanas, a sus costumbres y cultura, desde la gastronomía a sus ritmos, pasando por sus colores, a través de una paleta que se encuentra muy presente en toda la serie y en la que también encontramos notas fluorescentes que nos adentran en el espíritu futurista.
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Al igual que ocurrió con Black Panther, una de las películas con más personalidad de Marvel dentro de su catálogo, Iwájú intenta romper las barreras con el continente africano a través de la celebración, la creatividad y la fantasía y apostando por el ‘afrofuturismo’ como medio expresivo. Lo hace también apostando no solo a través del estilo, sino por medio de temas que se alejan por completo de los cuentos de hadas para situarnos en los problemas reales del mundo actual en el que late la desigualdad, el racismo y la falta de oportunidades a la hora de acceder a la educación de las clases más necesitadas.