Cada 23 de abril en Cataluña se celebra Sant Jordi, un día al que le acompaña siempre la misma tradición: regalar un libro y una rosa. Una costumbre tras la cual se entremezclan leyendas y datos históricos, pero que perdura año tras año.
Para entender por qué se regala una rosa este día hay que retroceder hasta la Edad Media, donde un relato mitológico cuenta que un dragón gigante atemorizaba a los vecinos de Montblanc, un pueblo catalán. Este monstruo se alimentaba gracias al ganado de los habitantes de esta villa, y debido a su insaciable apetito se acercaba cada vez más a la muralla que le separaba de la población, tal y como señala el Ayuntamiento de Barcelona.
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Ante esta situación y para que el dragón se mantuviera alejado, los ciudadanos decidieron darle comida, como ovejas, caballos o bueyes. Cuando estas provisiones se acabaron, la única opción que les quedaba era comenzar a sacrificar a su población. El método para elegir a la víctima consistía en introducir todos los nombres de la población en un caldero, incluido los de la realeza, y después una mano inocente elegía cada día quién sería la próxima víctima.
Cuando salió el nombre de la princesa, el rey suplicó a los habitantes de Montblanc que no sacrificaran a su hija, pero se mantuvieron firmes y no cedieron ante sus ruegos, ya que antes que ella, fueron muchas las personas que habían corrido el mismo destino.
Aparición de Sant Jordi
La joven abandonó las murallas de la ciudad y se dirigió hacia el dragón. Cuando el monstruo estaba a punto de devorarla, apareció de entre las brumas un joven caballero, Jordi, quien a lomos de su caballo, mató al animal con una lanza.
Tal y como cuenta la leyenda, la sangre que derramó el dragón formó un charco rojo en el suelo, del que creció un rosal repleto de rosas rojas. El caballero le regaló una a la princesa y esta figura pasó a convertirse en un símbolo del amor cortés.
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Lejos de este relato, existe una constancia histórica de que en el siglo XV se celebraba en el Palau de la Generalitat de Barcelona una Feria de Rosas por Sant Jordi y en ella participaban las jóvenes parejas que estaban a punto de casarse.
Por qué se celebra el 23 de abril
La relación entre Sant Jordi y el Día del Libro es algo más reciente. El 7 de octubre de 1926 fue la primera vez que se celebró este día a propuesta del escritor Vicente Claver, quien quería conmemorar el nacimiento de Cervantes.
Esta primera edición fue todo un éxito y la ciudad se inundó de puestos de libros por las calles. En 1930, decidieron cambiar la fecha de celebración por dos motivos: no estaban seguros de esta efeméride y querían hacer un festejo al aire libre en el que el buen tiempo estuviera más asegurado. Se eligió entonces el 23 de abril, una fecha simbólica para la literatura porque coincide con la supuesta muerte de Cervantes y de Shakespeare y a su vez, con Sant Jordi
Pese a que eran muchos los países alrededor del globo organizaban actividades y actos relacionados con la literatura el 23 de abril, no fue hasta 1995 cuando la Unión Internacional de Editores propuso a la UNESCO la celebración del Día del Libro a nivel internacional.