PNV y EH Bildu se juegan la victoria en unos comicios con poco impacto nacional y frente al fantasma de la abstención

El PNV aspira a reeditar el Gobierno de coalición con el PSE-EE, pero no tiene garantizada la mayoría absoluta, mientras Bildu aspira a ser el partido más votado por primera vez. La supervivencia de Podemos y Vox y la entrada de Sumar en la Cámara de Vitoria están en el aire

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El candidato a lehendakari, Imanol
El candidato a lehendakari, Imanol Pradales, junto al actual presidente vasco, Iñigo Urkullu, y al líder del PNV, Andoni Ortuzar, en un acto electoral. (Juan Herrero/EFE)

Cerca de dos millones de vascos (1.795.212 en total) están llamados a las urnas este domingo para elegir la nueva composición de la Cámara de Vitoria durante los próximos cuatro años. Las elecciones en el País Vasco suponen una oportunidad histórica para EH Bildu, un partido con serias opciones de arrebatar la hegemonía al todopoderoso PNV, aunque hay pocos visos de que pueda alcanzar la Lehendakaritza. En cualquier caso, y a diferencia de otras citas, estos comicios no amenazan con tambalear la política a nivel nacional.

Todo apunta a que los jeltzales podrán seguir manteniendo el Gobierno vasco con la ayuda del PSE-EE/PSOE, de nuevo clave en unos comicios autonómicos, aunque este eventual pacto sigue supeditado a que ambas fuerzas alcancen la mayoría absoluta (38 escaños). De lo contrario, la gobernabilidad quedaría en manos del resto de fuerzas que opten a un asiento en el Parlamento vasco.

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El candidato socialista, Eneko Andueza, ha tendido la mano al PNV (su socio de Gobierno en Euskadi), utilizando la polémica del aspirante de EH Bildu, Pello Otxandiano, sobre ETA (se negó a calificar a la organización como una banda terrorista) para ratificar su rechazo a un hipotético pacto con la coalición soberanista. Los socialistas vascos se erigen como llave del cambio en Euskadi, aunque su apuesta es que nada cambie y reeditar así el pacto de gobierno con el PNV.

El PNV de Imanol Pradales, sin el actual lehendakari del Gobierno Vasco desde 2012, Iñigo Urkullu, sudará para seguir siendo la fuerza más votada, un puesto que hasta la fecha nadie ha podido arrebatarle. Los jeltzales solo fueron superados en escaños (que no en sufragios) en 1986 por el PSOE, pero mantuvieron la Lehendakaritza, y solo estuvieron fuera del poder entre 2009 y 2012, cuando un pacto entre PSOE y PP hizo presidente a Patxi López.

Rocío Vitero, Pello Otxandiano y
Rocío Vitero, Pello Otxandiano y Arnaldo Otegi, en un acto de campaña. (Europa Press)

En esta cita con las urnas, EH Bildu pondrá a prueba la hegemonía de los peneuvistas en este territorio. El pasado 28 de mayo, la coalición liderada por Arnaldo Otegi exhibió su potencial en los comicios municipales, fruto de un auge paulatino, al avanzar en todo el País Vasco y ser primera fuerza en Vitoria. Además, se abrió paso a nivel estatal tras los pactos con los Gobiernos de Pedro Sánchez, superó incluso al PNV en el Congreso (seis escaños frente a cinco) y recuperó el Ayuntamiento de Pamplona gracias al apoyo histórico del Partido Socialista de Navarra a la moción de censura contra la entonces alcaldesa de UPN.

Las aspiraciones de EH Bildu de superar al PNV pasan por un viaje hacia la centralidad en el plano ideológico y nacionalista, es decir, una apuesta paulatina por dejar de ser considerado como un partido de extrema izquierda y dejar a un lado la batalla por la independencia del País Vasco. Por tanto, su trayectoria ascendente podría pasar a otra pantalla de la historia este domingo. Aunque una victoria no significaría la entrada en el Gobierno vasco, supondría un cambio de ciclo sin precedentes en este territorio más de 12 años después del fin de ETA.

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Elecciones en clave autonómica

A diferencia de otras citas autonómicas, las elecciones tendrán un impacto escaso a nivel nacional. Al menos, en lo relativo a los dos grandes partidos (PP y PSOE). De hecho, la campaña se ha desarrollado en clave territorial, a pesar de que PSOE y PP trataron de agitarla por la polémica en torno al candidato de EH Bildu sobre ETA. En todo caso, estos comicios marcarán el inicio de los siguientes: las elecciones en Cataluña del próximo 12 de mayo.

Más allá de aspirar a reeditar el Gobierno de PNV y PSE-EE, el PSOE muestra su preocupación por la posibilidad de que los jeltzales cambien su actitud en el Congreso ante un hipotético descalabro peneuvista, aunque eso distaría del habitual carácter pragmático del PNV en Madrid. En Génova avisan de que usarán el previsible aumento de EH Bildu para airear la teoría de que Pedro Sánchez da alas al independentismo con sus pactos.

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Los populares, con Javier de Andrés al frente, llegan a estas elecciones sin grandes expectativas, más allá de afianzar su posición en Euskadi después de absorber lo que quedaba de Ciudadanos. Está por ver si el PP consigue pescar en el río revuelto del PNV y en Vox, cuya supervivencia en la Cámara de Vitoria (solo tiene un diputado) no está garantizada.

De la puja en la derecha a la puja en la izquierda alternativa al PSOE, que volverá a ir por separado en una cita electoral. Acusaciones cruzadas mediante, los de Ione Belarra y los de Yolanda Díaz no llegaron a un acuerdo para concurrir juntos al 21-A. Para Podemos, el resultado de esta cita será un punto de inflexión ante la posibilidad de desaparecer del Parlamento vasco, su principal bastión autonómico.

Los morados fueron el partido más votado en Euskadi en las elecciones generales de diciembre de 2015 y en la repetición de junio de 2016; ahora corren el riesgo de ser absorbidos por EH Bildu. Para Sumar, las elecciones del País Vasco serán su primer examen en este territorio, pero no lo tendrá fácil: al igual que a los de Miren Gorrotxategi, la mayoría de las encuestas sitúan a la candidatura de Alba García por debajo del 3% necesario para obtener representación. Estos comicios serán la última prueba antes de las elecciones al Parlamento Europeo del próximo 9 de junio, una cita en la que la candidata morada, Irene Montero, disputará a los de Yolanda Díaz el espacio a la izquierda del PSOE después de la ruptura tras el 23-J.

El impresionante castillo del País Vasco enclavado en el corazón de un bosque centenario.
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