La última reforma de las pensiones (2021-2023) conlleva un aumento del gasto público en comparación con el escenario previo, principalmente por la revalorización anual de las pensiones contributivas conforme al aumento de los precios. Este sobreesfuerzo en una partida que ya de por sí está en aumento por el envejecimiento poblacional, conllevará, según Bruselas, un crecimiento del gasto de cinco puntos adicionales sobre el PIB entre 2022 y 2070. Sin embargo, estos desembolsos y medidas como el aumento de la edad de jubilación no serán suficientes para que los jóvenes cobren unas pensiones proporcionalmente igual de generosas que las que cobran sus padres y abuelos.
Se trata de un fenómeno extendido a la mayor parte de los países de la UE y España no es una excepción. El declive se debe a que los salarios crecerán más que las pensiones entre 2040 y 2070, lo que afectará progresivamente a los jubilados de entonces, es decir, a los millennials y los nacidos en los primeros años de los 2000. Los cálculos son de la Comisión Europea y están detallados en su informe trienal de envejecimiento publicado este viernes (Ageing Report 2024). Un documento con implicaciones políticas en el caso español si termina dando lugar a un ajuste en el sistema público de pensiones, un escenario muy probable según las cifras presentadas.
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El apartado del informe dedicado a España y elaborado por el Ministerio de Economía prevé que el porcentaje de salario que cobrarán los jubilados en la pensión pública descienda de un 64% en 2022 y un 69% en 2030 a un 51% en 2070. Se trata de la ratio de prestaciones (benefit ratio), que compara la pensión media de jubilación con el salario medio de la economía. También descenderá del 77% en 2022 al 64% en 2070 el porcentaje de pensión media inicial respecto al salario medio final antes de la jubilación (tasa de reemplazo o de sustitución).
Las pensiones no perderán poder adquisitivo porque se revalorizarán con la inflación, pero no podrán seguirle el ritmo a los salarios, por lo que la diferencia entre el sueldo y la pensión pública a cobrar cada vez será mayor. Aunque son datos en términos medios, esta tendencia afectará especialmente a quienes tengan los salarios más altos.
Según las proyecciones, la revalorización de las pensiones preexistentes se estabiliza en una tasa anual del 2% (la inflación a la que aspira llegar el BCE), un porcentaje inferior a la tasa de crecimiento prevista para los salarios. A esto se suma que la proporción de pensiones de vejez limitadas al umbral máximo que se puede cobrar crece con el tiempo como consecuencia de las subidas salariales. Las bases máximas de cotización “aumentarán rápidamente” durante las primeras décadas, mientras que las prestaciones máximas de jubilación crecerán menos, señala el documento.
En 2024, el importe máximo de cualquier pensión pública, ya sea de jubilación o de otro tipo, asciende a 3.175,04 euros mensuales. La pensión máxima también se revaloriza cada año con los precios y, desde 2025, con un coeficiente adicional para compensar la subida de cotizaciones mediante la ampliación de la base máxima y la aplicación de una tasa de solidaridad a la parte del sueldo que sobrepasa la misma.
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Por otra parte, cabe destacar que lo que sucederá entre 2022 y 2030 es anómalo, ya que aumentan tanto la ratio de prestaciones como la tasa de reemplazo. Esto se debe a que las pensiones medias crecerán más que los salarios por la “tasa de revalorización extraordinariamente elevada” de las pensiones en 2023 y 2024 (el 8,5% y el 3,6%, respectivamente”. También a un “fuerte aumento de las pensiones mínimas” vinculadas a los ingresos hasta 2027.
El declive esperado se debe, en última instancia, al envejecimiento de la población, con unas tasas de natalidad muy bajas y unas generaciones menos numerosas que las anteriores a pesar de la inmigración. Esta composición demográfica no permite un sistema tan generoso de pensiones públicas como el existente hasta el momento, al menos con la legislación actual. De hecho, la caída de la ratio de prestaciones permitirá ahorrar un 4,1% sobre el PIB entre 2022 y 2070.
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Un sistema más generoso que la media de la UE
A pesar del descenso descrito, España seguirá teniendo ratios elevadas de la pensión respecto al salario. En 2022 era el tercer país, solo por detrás de Grecia e Italia, con una ratio de prestación más elevada y en 2070 mantendría la posición. La diferencia es amplia con la media de la UE: para esa fecha, la ratio española sería del 51,4% mencionado, pero en la media de los 27 solo alcanzaría el 35,8% y en la zona euro el 35,6%. El menor porcentaje se produciría en Letonia, con un 13,5%.
Más allá de que las previsiones de ingresos y gastos del sistema público reflejan un aumento del déficit y anticipan un posible ajuste, el ranking en comparación europea completa la imagen. Según los cálculos del Ageing Report 2024, España será el país con más gasto en pensiones sobre el PIB de la UE en 2050, un 17,3%. En 2022, cuando el gasto era del 13,1%, le superaban Italia, Francia, Grecia y Austria, lo que da cuenta del efecto de la última reforma de las pensiones y del impacto de la jubilación de los baby boomers, algo que en otros países europeos se inició con anterioridad.