Hace cuatro años, Vanessa Springora publicó El consentimiento (editada en España por Lumen), un libro que removería los cimientos de la sociedad francesa. En él, contaba la relación que mantuvo cuando tenía 13 años con un escritor, Gabriel Matzneff, de casi 50, que en sus propios libros expresaba sus tendencias pedófilas.
Ahora, la directora Vanessa Filho adapta este libro autobiográfico que ponía de manifiesto la indefensión de una niña frente a un depredador sexual que tenía el beneplácito de la sociedad y los círculos intelectuales de la época.
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Un relato descarnado, casi al borde del horror, que ahora se pone en imágenes con la misma visceralidad que contenían las páginas escritas por Springora alrededor de sus experiencias en la pubertad durante los años ochenta.
Un libro fundamental sobre el abuso a menores
“Cuando leí el libro me conmocionó tanto que enseguida supe que tenía que adaptarlo”, cuenta Vanessa Filho a Infobae España. “Pero todo el mundo me decía que era imposible trasladarlo a la pantalla, porque se trataba de visualizar imágenes muy comprometidas y violentas que nadie quiere ver. Por eso yo intenté acercarme desde la empatía total con la protagonista y desde una extrema sensibilidad”.
En la película, la joven Kim Higelin encarna a Vanessa en su juventud, una chica tímida y amante de la literatura que, en una cena con su madre (Laetitia Casta) en casa de unos amigos, conocerá a Gabriel Matzneff (un perturbador Jean-Paul Rouve), que iniciará un periodo de cortejo hasta conseguir manipular a la niña para someterla de acuerdo a sus intereses y sumergirla en una espiral de autodestrución y tortura psicológica.
En aquel momento el autor era respetado y asistía a numerosas tertulias televisivas donde hacía alarde de sus conquistas. A nadie parecía escandalizar este comportamiento, hasta el punto que se le consideraba un trasgresor de la moralidad que imponía la sociedad biempensante. “Afortunadamente, todo esto ha ido cambiando gracias a toda una serie de cambios que se han producido, sobre todo gracias al feminismo y la lucha contra las estructuras patriarcales”, continúa la directora del filme.
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La película llega en un momento en el que en Francia no paran de salir a la luz testimonios sobre agresores sexuales a menores de edad. El pasado mes de febrero, la actriz Judith Godrèche, acusó a los cineastas Benoît Jacquot y Jacques Doillon (con los que trabajó en películas como La chica de quince años) por aprovechar su posición de poder y de prestigio para abusar de ella cuando era pequeña. “Ahora empiezan a salir esta serie de casos porque entonces las mujeres se sentían silenciadas y anuladas, tenían miedo de ser juzgadas. Por eso es tan importante que a los depredadores se les ponga nombres y apellidos si pertenecen a la esfera pública”.