La pensión de incapacidad permanente está destinada a aquellos trabajadores que presenten “reducciones anatómicas o funcionales graves” que afectan de manera directa a su capacidad laboral, neutralizándola por completo o en parte. En este sentido, existen diferentes grados de discapacidad que dan lugar a cuatro tipos de pensiones diferentes: disminución no inferior al 33% para realizar su profesión (incapacidad permanente parcial); total para la profesión habitual (incapacidad permanente total); absoluta para todo empleo (incapacidad permanente absoluta) y gran invalidez con necesidad de asistencia para actos cotidianos (pensión de gran invalidez).
El derecho a cobro de esta prestación lo determina un tribunal médico. Y si bien no existe un listado oficial de enfermedades del Ministerio de Seguridad Social que permiten ser beneficiario, sí que hay un tipo de dolencias que aumentan las probabilidades de cobrar la pensión.
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Las enfermedades neurológicas, entre las más discapacitantes
“Nueve de las 15 enfermedades más frecuentes entre las personas que tienen reconocida una discapacidad en España son neurológicas”. Con este titular emitía un comunicado la Sociedad Española de Neurología (SENN) en 2021, con motivo de la Semana del Cerebro.
Una afirmación que se puede entender fácilmente con el aumento de este tipo de afecciones en nuestro país. Según datos de la misma organización, más de 23 millones de personas sufren en España en 2024 algún tipo de enfermedad neurológica, siendo la prevalencia de estas enfermedades un 18% superior a la media mundial.
En este sentido, las 10 enfermedades neurológicas que suman más años de vida perdidos por discapacidad a nivel internacional son las siguientes: ictus, encefalopatía neonatal, migraña, Alzheimer, neuropatía diabética, meningitis, epilepsia, complicaciones neurológicas debido al nacimiento prematuro, trastorno del espectro autista y tumores del sistema nervioso.
Asimismo, los expertos señalan que se podrían reducir entre un 70% y un 80% los casos de ictus vigilando la hipertensión, la diabetes y la hipercolesterolemia. Lo mismo ocurre con la esclerosis múltiple y las demencias, con mayor riesgo si una persona es fumadora, y con la epilepsia, donde el abuso del alcohol puede llegar a ser determinante.
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Enfermedades comunes por las que se suele conceder una pensión de incapacidad
El tribunal médico siempre será la referencia a la hora de determinar qué dolencia sufre la persona, cuál es su grado de discapacidad y, por ende, qué tipo de pensión puede cobrar. Vistos los antecedentes, aquí presentamos algunas de las más comunes, según la web Discapnet, de la Fundación ONCE:
- Enfermedades neurodegenerativas: ejemplos son la enfermedad de Parkinson y la esclerosis múltiple.
- Tipos específicos de cáncer y afecciones neoplásicas malignas.
- Condiciones autoinmunitarias y patologías del sistema inmunológico: incluyen la artritis reumatoide y el lupus.
- Afecciones crónicas: como las enfermedades del corazón y la diabetes.
- Trastornos mentales: destacan el trastorno obsesivo-compulsivo y la depresión.
- Enfermedades infecciosas: entre ellas, la poliomielitis y la sífilis.
Además, en febrero, el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI) pidió a la Seguridad Social la inclusión de 11 nuevas enfermedades para jubilarse anticipadamente por discapacidad el 45%, con clara presencia de afecciones neurológicas:
- Artritis reumatoide.
- Encefalomielitis miálgica.
- Amiloidosis por Transtiretina variante (ATTRv).
- Enfermedad de Huntington.
- Parkinson.
- Distrofia miotónica tipo 1 (enfermedad de Steinert).
- Espina bífida.
- Fibromialgia.
- Inmunodeficiencias primarias.
- Lupus eritematoso sistémico.
- Esclerosis Sistémica.