Lidia Valero siempre tuvo claro que quería ser madre y cumplió su deseo a los 37 años. Al no tener pareja, decidió recurrir a la reproducción asistida, una técnica por la que cada vez optan más mujeres y también a una edad más avanzada, según los últimos datos de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), que muestran un crecimiento del 33% en los nacimientos por estas prácticas en el país, de acuerdo al registro de actividad de 2021. Del total de 336.811 nacimientos que se registraron en 2021, según datos del Instituto Nacional de Estadística, 40.638 bebés llegaron gracias a la reproducción asistida, una cifra superior a los 30.479 nacimientos que hubo en 2020 a través de estas técnicas.
De esos más de 330.000 nacimientos por reproducción asistida en 2021, 165.453 fueron mediante fecundación in vitro, técnica que permite la fertilización de los óvulos por los espermatozoides fuera del cuerpo de la mujer, y 33.818 fueron mediante inseminación artificial, cuando se coloca semen previamente seleccionado en el útero. En el caso de Lidia, después de dos intentos por inseminación artificial, se quedó embarazada por fecundación in vitro en 2015 y dio a luz a dos niños mellizos.
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“Llegó un momento en el que tenía 37 años y no tenía pareja, así que decidí ser madre soltera. También fue la edad en la que empecé a tener una vida más estable, con un trabajo fijo y casa”, cuenta Lidia a Infobae España, si bien su decisión no ha estado exenta de desigualdades. Confiesa que sin sus padres la crianza de sus dos hijos “sería imposible”, pues con un solo sueldo como comercial a veces se complica llegar a fin de mes y apenas dispone de ayudas como madre soltera, “ni siquiera para el comedor escolar”, pues supera los ingresos anuales exigidos a pesar de que tiene un salario medio. También hay que tener en cuenta el precio de los tratamientos de reproducción asistida, explica, y en su caso le costaron unos 9.000 euros entre las tres pruebas a las que se sometió, pues la inseminación artificial suele costar entre 700 y 1.700 euros y la fecundación in vitro asciende a los 3.500-6.000, dependiendo de la clínica privada.
Lidia, que es la pequeña de tres hermanas, no ha sido la única en su familia en recurrir a la reproducción asistida. Su hermana mediana también optó por ser madre soltera mediante fecundación in vitro y ahora tiene una niña, mientras que la hermana mayor, con 46 años, lo hizo junto a su novia por ovodonación, que aunque también es una fecundación in vitro, en este caso no se utilizan los ovocitos de la paciente, sino de una donante. “En poco tiempo pasamos de ser una casa sin niños a tener cuatro”, dice Lidia, que destaca la importancia de los avances de la ciencia en este ámbito para todas las mujeres que no pueden tener hijos de manera natural.
Desde el Instituto Bernabeu, centro especializado en medicina reproductiva, también confirman cómo cada vez son más las mujeres que recurren a estas técnicas para ser madres, un aumento que responde, en parte, al aumento de la infertilidad, que según la OMS, afecta a una de cada seis parejas, lo que equivale a cerca del 17,5% de los adultos, si bien también se debe al crecimiento de las mujeres que deciden ser madres solteras (en 2022, nacieron más bebés de madres solteras que casadas) y a las parejas de mujeres lesbianas o bisexuales.
Hace años, explica la doctora Rosa María Daurelio, el perfil más habitual que optaba por tratamientos de reproducción asistida eran mujeres de más de 40 años sin pareja y; sin embargo, ahora hay más mujeres en torno a los 35 que han decidido ser madres solas. “A veces no llega esa pareja y ahora las mujeres se atreven más que antes a empezar el camino de la maternidad en solitario”, añade la experta del Instituto Bernabeu, si bien indica que la mayoría cuenta con apoyo de familiares y amigos y un trabajo estable.
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España, meca del turismo reproductivo
El incremento también se debe al atractivo que tiene España en el extranjero como destino de turismo reproductivo, pues cada año llegan a territorio nacional cientos de personas para lograr quedarse embarazadas, ya que la legislación es más permisiva que en otros lugares y tiene buenas condiciones sanitarias. En 2020, se realizaron en España más de 152.000 tratamientos de reproducción asistida, de los cuales alrededor del 10% fueron realizados en pacientes extranjeros, en su mayoría franceses e italianos, según datos del Ministerio de Sanidad y la SEF. De hecho, en el caso de Italia, aclara la doctora Daurelio, “las mujeres solteras no pueden someterse a un tratamiento de fertilidad mediante el semen de un donante”, solo pueden las parejas, y la ley también es mucho más restrictiva para las personas homosexuales, añade.
El impacto económico en España es significativo y se estima que el turismo reproductivo genera cerca de 700 millones de euros tan solo en actividades realizadas en el ámbito hospitalario, tanto de clínicas públicas como privadas.