“Espectacular”. Esa fue la primera reacción de la ministra de Defensa, Margarita Robles, después de conocer de primera mano este jueves el módulo de comunicaciones del segundo Spainsat NG, el nuevo dúo de satélites que, desde finales de este año, permitirá a las Fuerzas Armadas españolas contar con comunicaciones encriptadas y seguras en todo el mundo. Tras su visita a las instalaciones que la empresa Thales Alenia Space posee en Tres Cantos (Madrid), Robles ha reconocido que no es una experta en lo que a tecnología espacial se refiere, pero ha destacado que estos satélites son un paso más para hacer realidad “la obsesión” de su departamento: “Tener unas Fuerzas Armadas modernas y preparadas”.
Por su parte, Santiago Bolíbar Piñeiro, presidente de Hisdesat, la compañía público-privada encargada de gestionar la construcción de los Spainsat NG y de operarlos una vez en órbita, ha asegurado que los nuevos satélites de comunicaciones españoles son los más modernos de Europa y que también se ubican entre los diez mejores del mundo. En la misma línea se ha mostrado el director general de la firma, Miguel Ángel García Primo, quien ha contado con orgullo que los socios de la OTAN están ansiosos de beneficiarse también con las capacidades de los sistemas made in Spain. “En el Departamento de Defensa de Estados Unidos no han visto nunca nada semejante”, ha sacado pecho el empresario.
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Y es que los Spainsat NG no serán de uso exclusivo para las FFAA españolas sino que también brindarán servicio a la Alianza Atlántica y a todos los gobiernos del planeta que los contraten, que es realmente donde radica el negocio de Hisdesat y que necesita para devolver el préstamo de 850 millones de euros que le fue concedido por el Gobierno para hacer realidad este proyecto. En total, el desarrollo de los sistemas ha supuesto una inversión de 1.400 millones de euros, según ha detallado la secretaria de Estado de Defensa, Amparo Valcarce, también presente en el acto.
El primero de estos satélites se encuentra actualmente en la planta de Airbus en Toulouse, Francia, donde el próximo mes será sometido a pruebas en las que se simularán las condiciones reales del espacio para asegurar que todos sus componentes funcionen de la manera deseada. Este es el último paso antes de su lanzamiento, programado para finales del próximo noviembre desde Cabo Cañaveral, Estados Unidos, a bordo de un cohete Falcon 9 de la empresa SpaceX, propiedad de Elon Musk. En 2025, ya será el turno de su gemelo.
El corazón del satélite
El módulo de comunicaciones, la parte que ha conocido Robles, es el corazón del Spainsat NG y alberga “todos los equipos de la carga útil, es decir, aquello que hace lo que el cliente quiere que haga su satélite”, ha explicado Basilio Garrido, jefe de programas de Hisdesat, a los medios que también pudieron ver en persona el aparato espacial, entre los que se encontraba Infobae España. Este componente del sistema tiene una altura de cinco metros que cuando se acople al módulo de servicio -encargado de suministrar energía a todo el satélite- se ampliará a algo más de siete.
Los paneles solares, algo así como las alas de la nave y responsables de generar la energía, son otras de las partes fundamentales del conjunto y cada uno mide más de 20 metros. “Cuando el satélite está completamente desplegado tiene una envergadura de 43 metros y el peso total de lanzamiento, con las antenas integradas, es de más de seis toneladas”, ha detallado Garrido.
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Los sistemas operarán en las bandas gubernamentales X, Ka militar y UHF e incorporarán tecnologías avanzadas de protección contra intentos de interferencia y suplantación. “Integrar esas tres bandas en un único satélite tiene una complejidad bastante importante. Son muy diferentes y hacerlas compatibles en la misma plataforma es un reto muy grande y aquí lo hemos conseguido”, ha destacado Garrido.
El diseño de los Spainsat NG se basa en la plataforma Eurosatar NEO de Airbus, que dispone de mayor capacidad, flexibilidad y una propulsión iónica, de las más avanzadas en la actualidad, que permite que cada sistema lleve sólo 1,2 toneladas de combustible. Los futuros satélites españoles estarán reforzados ante posibles fenómenos nucleares a gran altitud, dispondrán de antenas activas capaces de ser reconfiguradas en órbita y todas sus señales de comunicaciones, “que son cientas”, serán digitales. Su vida útil será de 16 años, por lo que se prevé que estén operativos hasta 2040.