La salud mental no está apenas contemplada en la legislación laboral española. Prueba de ello es que el cuadro de enfermedades profesionales vigente, de 2006, no incluye ninguna patología relacionada con los riesgos psicosociales. Esto complica el reconocimiento y la clasificación de los problemas de salud mental relacionados con el trabajo y obliga a las personas que los sufren a demostrarlos. Teniendo en cuenta esta y otras limitaciones, la Seguridad Social recopila las patologías no traumáticas ligadas al ámbito laboral que escapan a la lista de 2006 y entre ellas están los “desórdenes mentales”, que se han multiplicado desde la pandemia.
Según los datos publicados este mes, en 2023 hubo 127 partes por desórdenes mentales causados por el trabajo y 17 agravados por el mismo, un total de 144 partes. Aunque la cifra es baja respecto al total de patologías (solo supone el 3,8%), casi se han triplicado desde 2020, cuando fueron 52, y se han duplicado respecto a 2021 (72). De hecho, tanto en 2023 como en 2022 (133) se han registrado las cifras más altas de los últimos siete años. El reconocimiento de la enfermedad profesional conlleva mejor protección asistencial y la posibilidad de tener acceso a una pensión o indemnización superior.
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Los problemas de salud mental también motivan bajas laborales, pero lo más habitual es que se contabilicen como contingencias comunes por el médico que las otorga. “En la práctica, la salud mental no se registra como contingencia profesional”, ha afirmado este miércoles en una rueda de prensa Mariano Sanz, secretario de Salud Laboral de CCOO. Hasta octubre de 2023 se produjeron 451.646 bajas laborales por salud mental, según UGT, una cifra que también habría crecido en los últimos años, aunque los datos no están publicados en abierto.
El Ministerio de Trabajo reconoce que estas cifras de bajas y de enfermedades profesionales son una alerta de que algo de mayor tamaño puede estar sucediendo y queda sin registrar. “A pesar de la escasa casuística de eventos asociados al trastorno mental, estos hallazgos podrían ser considerados, epidemiológicamente hablando, eventos centinela”, señala un informe de 2023 del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo. Es decir, que su existencia debería “impulsar la búsqueda activa de casos, la realización de estudios epidemiológicos y servir como una señal de advertencia sobre los factores ligados a las condiciones de trabajo y su correcta evaluación”.
La preocupación por el devenir de esta tendencia existe y va en aumento por las pocas herramientas de las que se disponen para atajar el problema y su relativa novedad. “Hay un deterioro de la salud mental por el uso de las tecnologías, desde la robótica a las plataformas digitales, pasando por los sistemas de control de la actividad”, ha señalado Sanz.
En este aspecto ha ahondado Carmen Mancheño, médica y miembro de CCOO, que asegura que los problemas de salud mental son uno de los motivos que más bajas por incapacidad temporal causan “con duraciones medias bastante altas”. “Si fuéramos capaces de controlar los riesgos psicosociales en el trabajo, estaríamos abordando una parte importante de esa epidemia. En este país es la disciplina olvidada, es donde no se hacen evaluaciones de riesgo y donde no se adoptan medidas preventivas”, ha explicado.
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Aparte de las bajas laborales, hay otros datos que sugieren el problema: las renuncias del puesto de trabajo han aumentado un 42,4% en los dos últimos años y cada vez es más frecuente trabajar a la vez que se busca otro empleo, según señala un estudio de Fedea y BBVA Research.
Más frecuentes en mujeres, sanitarios y transportistas
El origen de los problemas de salud mental en el trabajo tiene que ver con condiciones laborales de alta tensión, bajo control por parte del trabajador o incluso casos de acoso. Los datos de la Seguridad Social muestran una mayor incidencia de los “desórdenes mentales” relacionados con el trabajo entre las mujeres, que acumulan el 56,9% de los partes, algo que se debe a los sectores en los que trabajan y a la mayor inestabilidad laboral.
Por sectores, la mayoría de los partes de 2023 se produjeron en las actividades sanitarias y los servicios sociales, el 22,2%; seguido del transporte y el almacenamiento, con el 19,4%, y del comercio, con el 9%. Aunque es un fenómeno extendido también a otros sectores como las actividades administrativas y la administración pública, ambos con un 8,3%. Dentro de estos sectores, las ocupaciones que acumulan mayor número de casos son: médicos, conductores de autobuses y tranvías, profesionales de enfermería, empleados administrativos con tareas de atención al público y conductores de camiones.
El Ministerio de Trabajo reconoce que hay dificultades a corregir en relación con la calificación de las contingencias relacionadas con la salud mental, según reconoce en el informe Precariedad laboral y Salud mental. Por ello, prometió en la anterior legislatura incorporar las psicopatologías en el listado de enfermedades profesionales, además de revisar la ley de prevención de riesgos laborales para dar más cabida a estos aspectos. No obstante, por el momento no ha habido ningún avance en la materia y la mesa de diálogo social sobre salud laboral solo se ha reunido una vez, el pasado 12 de febrero. “En esta legislatura y en la anterior no se ha hecho nada en prevención de riesgos laborales”, ha criticado Sanz.