El refranero español cuenta con infinidad de ejemplos que podrían ajustarse, como anillo al dedo, a la peligrosa práctica que Taylor Swift ha llevado a cabo recientemente. Con motivo del estreno de The Tortured Poets Department, que llega a todas las plataformas este viernes, la cantante estadounidense elaboró varias listas que reunían algunas de sus canciones más icónicas. Cada una de ella iba dedicada a una fase del duelo amoroso, un guiño a su undécimo disco, una suerte de disección pormenorizada de su relación de seis años con el actor británico Joe Alwyn.
Una de esas playlists, titulada I Love You, It’s Ruining My Life (te quiero, pero me está arruinando la vida), hablaba sobre la negación, sobre no ver las red flags en la pareja, sobre que todo sea del color de rosa. En ella estaba incluida Lover, el tema que da título a uno de sus discos y que ha sido predilecto en infinidad de bodas heterosexuales. Su letra era un canto al romance de antaño, una balada pop que desintegraba el amor que Swift profesaba por su pareja, un poema preciso (y precioso) de total entrega al otro. Pues bien, tiempo después, la estadounidense ha revolucionado las redes sociales swifties al rebautizarla como una canción que habla del enamoramiento impreciso y peligroso de una de las partes de la relación.
Te puede interesar: La mujer de Calvin Harris dice que escucha la música de Taylor Swift a escondidas: “Cuando mi marido se va pongo un par de canciones”
Incluida como una canción de negación de los problemas de la relación, la comunidad acérrima de la artista recibió una de las peores noticias que se le puede dar a un fan enloquecido con su discografía: una resignificación de un álbum que pretendía ser un homenaje romántico al enamoramiento. Así es, Lover no es una canción de amor (según Swift, claro). ¿Puedo ir adónde vayas? /¿Podemos estar siempre así de cerca por los siglos de los siglos?, entona la artista en un tema que, hasta ahora, era considerado como un rara avis en su trayectoria como intérprete, siempre marcada por la desilusión, el engaño y las decepciones amorosas. Y tengo muchas sospechas de que todos los que te ven, te desean / Te he amado tres veranos ya, cariño‚ pero los quiero todos, proseguía Taylor en la canción. A partir de ahora, los curas y las autoridades civiles prohibirán su empleo en las ceremonias matrimoniales.
Una poeta torturada
Hasta las estatuas se desmoronan si se las hace esperar. El tiempo construye y destruye, aunque en el caso de los swifties parece no pasar lo suficientemente rápido. El undécimo álbum de Taylor Swift, The Tortured Poets Department, llega este viernes con la premisa de mostrar la virtuosidad lírica y compositiva de la cantante estadounidense. Su nuevo disco, que presentó tras alzarse con el Grammy a ‘Álbum del Año’ por Midnights (2022), es un preciso ejercicio de bisturí que pretende diseccionar su relación de seis años con Joe Alwyn.
Su cronología amorosa es todo un misterio y su ruptura más aún. La privacidad ha sido una de las claves de su idilio amoroso, un escondite en el que ambos han disfrutado de la compañía del otro sin la presión de las cámaras, de los fanes y de los titulares contenciosos de TMZ. A través de 16 canciones (una extra si se tienen en cuenta las diversas ediciones deluxe que la estadounidense ha puesto a la venta), Swift desvela la receta del desastre, el organigrama de fallos que la llevaron a desistir del romance (ya sabemos que no hay nada que mejor se le dé que poner a caldo a sus exparejas).
The Tortured Poets Department, sin embargo, parece una suerte de exorcismo, de catarsis, de revelación y liberación. Va más allá de la predilección de la artista de buscar una revancha lírica. “Nunca he necesitado tanto componer canciones como en Tortured Poets”, declaró en uno de los conciertos de The Eras Tour en Melbourne. Taylor ha empleado su pluma (virtual) para despojarse de los recuerdos de una relación cuya ruptura conmocionó al mundo y que, por las pistas previas que Swift está dando, parece no haber sido tan idílica como aparentaba. The Tortured Poets Department es una creación a tres manos: Swift, Jack Antonoff, su mano derecha en el estudio, y Aaron Dessner (el virtuoso productor que colaboró con la estadounidense en Folklore y Evermore, dos de los discos más laureados de la cantante por sus descriptivas letras).
Te puede interesar: Quién fue Clara Bow, la ‘it girl’ del cine mudo a la que Taylor Swift homenajea en ‘The Tortured Poets Department’