El pasado 24 de marzo Miguel Urdangarin copaba los titulares tras conocerse que había sufrido un aparatoso accidente de esquí cuando estaba realizando unas prácticas de este deporte en el marco de un curso de monitor que estaba realizando en Suiza. Como consecuencia del mismo, el hijo de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin sufrió una gran lesión por la que ha tenido que ser operado.
Según desveló en su momento ¡Hola!, el joven estaba cerca de finiquitar la formación, pues estaba en el cuarto mes del curso, cuando se cayó y se hizo daño en la rodilla derecha mientras bajaba por una pista de difícil acceso. En aquel momento su madre se encontraba en Colombia, pero no tardó en coger un avión de vuelta a Ginebra y cancelar toda su agenda, incluidos sus planes de Semana Santa en Abu Dabi con Juan Carlos, para estar con su hijo.
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Desde entonces, Miguel ha pasado las últimas semanas realizando ejercicios de rehabilitación hasta que por fin ha sido operado. Como es habitual, su entorno ha guardado silencio, pero según esta publicación todo ha salido bien y el joven tiene buen ánimo. Ahora le quedan por delante unos seis meses de rehabilitación para volver a estar como antes.
Por lo tanto, tendrá que poner en pausa el curso de instructor de esquí que estaba haciendo hasta su total recuperación, que según estos plazos no sería hasta el próximo mes de octubre. Lo que sí es posible que suceda antes de esto es que empiece sus estudios de posgrado, pues cabe recordar que este fue uno de los motivos por los que se mudó a Suiza con su madre, además de para estar con ella.
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El Urdangarin discreto
Al igual que sus hermanos, Miguel siempre ha intentado mantener un perfil bajo que le permitiera realizar su vida lejos de los focos, especialmente en el momento de mayor exposición mediática, cuando su padre fue condenado. Por ello se conoce muy poco de él y es que, tras acabar bachiller en el colegio Ecolint de Ginebra, al que también fue su hermana, se mudó a Reino Unido para seguir su sueño de estudiar biología marina.
Responsable y educado, como todos los hijos de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, dicen quienes le conocen que es muy divertido, responsable, inteligente y el más alegre de todos. Desde pequeño ha tenido las cosas claras y, además de querer dedicarse al mundo marino desde siempre, le gusta el deporte y la música, lo que une también con sus abuelos, los reyes eméritos, con los que también tiene una relación estrecha.
También está muy unido a sus hermanos quienes, como él, muy pronto se fueron de la casa familiar para comenzar sus propios caminos. Mientras que Juan trabaja en Londres, en la empresa Extreme E, Pablo se encuentra en Barcelona dedicado a su carrera deportiva, pues juega al balonmano en el club Fraikin BM Granollers. Irene, por su parte, se encuentra en Camboya realizando un voluntariado que seguro le cambia la vida.