Margarita Robles lleva tiempo avisando. “La amenaza de guerra es absoluta”, dijo el mes pasado la ministra de Defensa en una entrevista en La Vanguardia en la que también advirtió de que la gente “no era consciente”. Los españoles las bombas las ven lejos, pero el Gobierno ve necesario incrementar el gasto en este sector y, pese a las diferencias dentro del propio Ejecutivo, el Consejo de Ministros ha aprobado una asignación presupuestaria de 1.129.648.285,92 euros dedicada a la adquisición de material militar. Un movimiento que Robles justifica sin pestañear: “Invertir en Defensa es invertir en paz, con mayúscula”, ha asegurado este miércoles en declaraciones a los medios de comunicación.
La justificación del Gobierno para tal inversión se centra en la necesidad de fortalecer las capacidades militares ante un entorno global caracterizado por su “volatilidad”, “incertidumbre” e “inestabilidad”. “Es necesario realizar un refuerzo urgente de las capacidades militares al objeto de incrementar la reserva estratégica disponible”, apuntan desde el Ejecutivo, aunque sin especificar en qué se gastará el dinero. Únicamente hacen referencia a “diverso material para el refuerzo de capacidades de diversos sistemas de armamento, material, munición y equipamiento militar”.
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Robles ha argumentado que este desembolso no solo sirve a fines militares sino que también cuenta con aplicaciones civiles, ayuda en la disuasión y contribuye a la creación de empleo, reafirmando el compromiso del Ejecutivo con la paz.
Según los datos publicados por el Ministerio de Hacienda, el gasto en defensa ha crecido un 49,2% entre 2018 y 2022 y es la división que más ha aumentado en los últimos años. En 2022, este gasto representó el 1,1% del PIB, la cifra más alta desde 2010. Y en 2032, según el plan presupuestario, se ha incrementado al 1,2% del PIB en 2023, y alcanzará el 1,3% en 2024, marcando los porcentajes más elevados de este siglo.
Cómo es la defensa antiaérea de España
España tiene un sistema de defensa por capas basada en misiles antiaéreos. En esta línea, el Mando de Artillería Antiaérea del Ejército de Tierra dispone de cuatro sistemas diseñados para neutralizar diversas amenazas en un extenso espectro de distancia. El componente más destacado, y probablemente el más potente, lo constituyen los misiles Patriot, de origen estadounidense, capaces de alcanzar objetivos a 100 kilómetros de distancia y a una altura de 24 km.
La estructura de defensa antiaérea de España está compuesta por varios niveles de protección que incluyen lanzadores Hawk, baterías Nasams y misiles de corto alcance Mistral, cada uno con sus características específicas.
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Los lanzadores Hawk constituyen una línea de defensa con 74 unidades distribuidas en seis baterías. Estos misiles, con un peso de 630 kilogramos, están dotados de sensores aptos para operar en alturas tanto altas como bajas. Su alcance máximo es de 40 kilómetros, y pueden alcanzar una altura de 18 kilómetros. Su capacidad de despliegue es de hasta tres horas, y pueden operar de forma autónoma.
Por otro lado, España también dispone de baterías Nasams, diseñadas para ser efectivas contra aeronaves, misiles y drones, capaces de alcanzar objetivos a una distancia de hasta 25 kilómetros y una altitud de 10 kilómetros.
Como último eslabón de la defensa antiaérea, se encuentran los misiles de corto alcance Mistral, los cuales pesan 13,5 kilos y pueden alcanzar velocidades de 930 metros por segundo. Estos misiles pueden cubrir una zona de seis kilómetros de longitud por tres de altura.