La notaría es uno de los empleos públicos mejor remunerados de España, sin embargo, a diferencia del resto de funcionarios no cuentan con una nómina fija que pueda extrapolarse a todos. Sí que tienen un salario base marcado por ley, pero a ello hay que sumarle diferentes complementos como la cantidad de documentos que firmen, el precio de los aranceles notariales o la notaría en la que trabajen.
Existen diferentes categorías dentro de los notarios. Los que se encuentran en el Grupo número 3 y nivel 3 cobran un sueldo base de 13.977,61 euros anuales y en el otro extremo, el Grupo número 1 y nivel 1, pueden alcanzar los 28.260,28 euros anuales. Esto se traduce en el primer caso en unos 1.164,8 euros y en el segundo 2.355,02.
A esto hay que sumarles los complementos. Ejemplos de estos son firmar la constitución de una sociedad que no supere los 30.000 euros con lo que reciben 150 euros y en el caso de capitulaciones matrimoniales y testamentos serían 30 euros en cada caso. Todos los aranceles vienen recogidos en el Boletín Oficial del Estado (BOE).
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Dependiendo de todos los factores citados y los aranceles que reciban, se puede hacer una estimación en la que el sueldo de un notario puede alcanzar fácilmente los 150.000 euros al año, que se traduciría en unos 12.500 euros mensuales.
¿Cuál es la función de un notario?
La figura del notario, un profesional esencial en el ámbito jurídico público, desempeña un papel crucial legitimando y certificando la autenticidad de documentos y actos entre partes. Originaria del latín “notare”, que significa escribir o designar, esta profesión se regula desde 1862 por la Ley del Notariado, enfatizando su larga existencia y necesidad dentro de los procedimientos legales que requieren de su verificación y fe pública para su formalización.
Los notarios no solo son responsables de la redacción de testamentos y la firma de hipotecas, sino que su alcance va mucho más allá, abarcando una vasta gama de situaciones cotidianas y legales donde su intervención asegura la legalidad y veracidad de los acuerdos pactados. Estos profesionales tienen la capacidad única, otorgada por ley, de prevenir fraudes y actuar como testigos imparciales, elevando la seguridad jurídica de los documentos que autentican por encima de cualquier otro tipo de documento privado, algo fundamental para la credibilidad ante jueces y administraciones públicas.
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Una de las herramientas más poderosas en el arsenal del notario es la escritura pública, la cual tiene condiciones precisas que garantizan su veracidad y conformidad con la ley, otorgándole una validez superior a la de documentos privados. Por otro lado, el acta notarial, certifica la presencia y verificación de hechos por parte del notario, constituyendo otra manifestación de la fe pública que estos profesionales pueden otorgar. La elección del notario recae en los interesados de los servicios, lo que les permite ejercer su libertad de elección basándose en confianza y profesionalismo.