En España, los médicos residentes constituyen una pieza clave dentro del sistema de salud, al encontrarse en una fase esencial de especialización tras finalizar su etapa universitaria. Esta fase, denominada residencia médica, es un período donde aplican sus conocimientos teóricos en entornos clínicos reales, bajo la tutela de especialistas que los forman en diversas áreas como pediatría, dermatología o neurología. La residencia prepara a los graduados para enfrentar el diagnóstico y tratamiento de pacientes, combinando la práctica y la instrucción en un contexto de aprendizaje constante.
Durante la residencia, que marca la transición de médicos recién graduados a especialistas, los denominados R1 —nuevos residentes— se sumergen en una experiencia intensiva. Rotan por diferentes servicios y departamentos, como medicina interna y cirugía, ampliando su visión y capacidad de respuesta ante diversas situaciones médicas. Esta etapa no solo se centra en la práctica clínica, sino también en la participación en programas de investigación y docencia, pilares fundamentales para el desarrollo profesional y el avance en su campo de especialización.
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Así, aunque los recién ingresados en el sistema sanitario estén aún aprendiendo y, por eso mismo, sean todavía considerados estudiantes, lo cierto es que también son considerados trabajadores. No en vano, han firmado un contrato laboral que les ata a una serie de derechos y obligaciones expuestas en el convenio colectivo correspondiente y, además, reciben una remuneración por todos los servicios que realizan.
Un sueldo base y varios complementos
El salario de los médicos MIR se debe dividir en varias partes, todas ellas reguladas por el Ministerio de Sanidad y publicadas en el Boletín Oficial del Estado (BOE). Además, a la hora de calcular su cuantía hay que tener en cuenta que este varía según el año de residencia y la especialidad que se esté cursando. Así, los residentes que trabajen en el Sistema Nacional de Salud cobrarán, en primer lugar, un sueldo base que rondará el salario mínimo interprofesional. Sin embargo, a este habrá que añadirle varios pluses, empezando por el complemento de grado de formación, un aumento porcentual de dicha cantidad que será del 8% en el segundo año de residencia, del 18% en el tercero, 28% en el cuarto y 38% en el quinto.
Además, los residentes cobrarán también un complemento de atención continuada -por atender a los usuarios de los servicios sanitarios de manera permanente y continuada-, un plus de residencia en los lugares que así lo tengan estipulado y dos pagas extras, en junio y diciembre, cuya cuantía será, como mínimo, la de un sueldo ordinario con el complemento de grado de formación. De este modo, en 2024 el sueldo de los residentes MIR será de entre 15.000 y 16.000 euros netos en su primer año, una cifra que ascenderá a los 16 o 17.000 en el segundo curso, rozará los 18.500 en el tercero, oscilará entre los 19.000 y los 20.000 al año en la cuarta etapa y llegará, en algunas comunidades, a superar los 21.000 euros netos en el quinto y último curso.
La jornada laboral de los médicos MIR suele ser, en teoría, de unas 37 horas y media a la semana, un periodo de tiempo en el que pueden tener descansos diarios o semanales -de 36 horas consecutivas-. Las vacaciones, por otro lado, varían según el año de residencia y la política de cada institución médica.
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