Albert López y ‘El rey del Cachopo’ no son una excepción: confesar un crimen como estrategia para conseguir permisos en la cárcel

La legislación penitenciaria contempla requisitos como el arrepentimiento o la reparación del daño para los presos que aspiran a obtener beneficios como permisos para salir de la cárcel

No son los primeros ni serán los últimos. Albert López, coautor del crimen de la Guardia Urbana, y Cesar Román, apodado como el Rey del Cachopo y asesino de Heidi Paz, se han confesado por primera vez culpables en las últimas fechas. Dos de los personajes más mediáticos de la más reciente crónica negra española habían insistido en su inocencia, incluso una vez que las sentencias que los condenaron fueron firmes. Entonces ¿qué les ha llevado ahora a desdecirse?

“Comunico a la Audiencia Provincial de Madrid mi reconocimiento del delito cometido, mi arrepentimiento y en el que pido perdón a la familia de la víctima”. Esas fueron las palabras utilizadas por César Román en una carta más extensa escrita en prisión y dirigida al tribunal madrileño que lo condenó a 15 años de cárcel por un delito de homicidio. La confesión de Albert López, condenado a 20 años de prisión por un delito de asesinato, fue verbal y ante el equipo multidisciplinar que trabaja en su futura reinserción social.

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Nadie, ni siquiera sus abogados, pone en duda que la confesión de los crímenes y la supuesta muestra de arrepentimiento vaya de la mano de la búsqueda de beneficios penitenciarios. Alexis Socias, letrado de la familia de Heidi Paz, la mujer asesinada por César Román, explica a Infobae España que la carta que escribió en prisión buscaba cumplir “uno a uno” los requisitos que la legislación exige al Rey del Cachopo y el resto de presos para acceder al tercer grado penitenciario, en el que podrá solicitar hasta 48 días al año de permiso, incluyendo los fines de semana.

“Desglosa el artículo 72.5 de la Ley General Penitenciaria”, subraya Socias. Entre otros requisitos, dicho apartado expone que para la progresión al tercer grado el preso debe “reparar el daño e indemnizar los perjuicios materiales y morales” y estimar “el daño o entorpecimiento producido al servicio público, así como la naturaleza de los daños y perjuicios causados por el delito, el número de perjudicados y su condición”. La confesión de los hechos es un factor que tienen muy en cuenta las juntas de tratamiento, el órgano colegiado para otorgar permisos a los reclusos.

Al haber sido condenado a una pena superior a los 5 años de prisión, César Román tendrá que esperar a cumplir la mitad de su condena (7 años y medio de cárcel) para poder acceder al tercer grado. Por el momento lleva 6 y ya da avances de cara a obtener, tan pronto como pueda, esos beneficios penitenciarios. “¿Por qué no dice dónde están las partes del cadáver de Heidi que no aparecieron”, se pregunta el abogado de la familia de la víctima.

Imputan a la guardia urbana Rosa Peral y a su padre por ocultación de bienes antes de ser condenada por asesinato.

La confesión de Albert López

La confesión de Albert López, que siempre culpó a la también agente de la Guardia Urbana Rosa Peral del crimen de Pedro Rodríguez, no ha sido tan formal, aunque su objetivo sea muy similar. Según adelantó El Periódico de Catalunya, reconoció su participación en los hechos ante el equipo de tratamiento individual de reinserción que está siguiendo en la cárcel de Quatre Camins.

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Los asesinos no son los únicos que dan su brazo a torcer para obtener beneficios penitenciarios. Entre los últimos casos más sonados está el de El Prenda, uno de los cinco miembros de La Manada de los Sanfermines. Nunca habían negado los hechos -sí la ausencia de consentimiento por parte de la víctima-, pero el cabecilla del grupo mostró en una carta escrita su “total arrepentimiento por el delito” en un alarde de empatía.

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