El tan temido poder de fuego iraní ha quedado en ridículo. El ataque sin precedentes del país persa, finalmente con resultados nada alentadores para el régimen, ha servido para demostrar -una vez más- no sólo que la defensa antiaérea de Israel, curtida a lo largo de los años ante los ataques de Hamás y Hizbolá, es una de las más eficaces del mundo sino también que el hecho de contar con un escudo de estas características es vital para la defensa del territorio, en especial frente a misiles cada vez más avanzados y la consolidación de la munición merodeadora, como los son los drones suicidas.
Si bien las Fuerzas Armadas españolas no poseen una Cúpula de Hierro al estilo de la que ha desarrollado la industria militar israelí, sí posee una defensa por capas basada en misiles antiaéreos. En este sentido, el Mando de la Artillería Antiaérea del Ejército de Tierra cuenta con cuatro sistemas capaces de neutralizar distintas amenazas y en un amplio rango de alcance.
El principal pilar defensivo de España, o al menos el más poderoso, son los Patriot, el mismo con el que Ucrania ha logrado repeler -al menos por un tiempo- los bombardeos rusos. Estos misiles de origen estadounidense, que viajan a velocidades de hasta Match 5, pueden impactar contra objetivos a una distancia de 100 kilómetros y a una altura de 24 km.
Te puede interesar: 26.500 empleos, 0,7 % del PIB y 1.500 millones de recaudación: qué pierde España si deja de invertir en defensa como exige Sumar
El Ejército de Tierra posee tres baterías de este sistema Patriot, con seis lanzadores cada una, capaces de disparar de forma simultánea 20 misiles (cuatro por lanzador), adscritas al Regimiento de Artillería Antiaérea nº 73 con base en Marines (Valencia). Las tres fueron compradas de segunda mano a Alemania, la primera en 2004 y las dos restantes, diez años después, en 2014.
Actualmente, una de las mencionadas baterías se encuentra desplegada de forma permanente en Turquía bajo bandera de la OTAN, en el marco de la misión Active Fence, con el fin de proteger a la ciudad de Adana de posibles misiles balísticos procedentes de Siria. En abril de 2023, el Gobierno español aprobó un presupuesto de 1.400 millones de euros para la modernización del sistema Patriot, que multiplicará por cuatro su poder de fuego.
Medio y corto alcance
La siguiente capa defensiva son los lanzadores Hawk, de los que España posee 74 unidades que conforman seis baterías. Estos misiles, que pesan 630 kilogramos, cuentan con sensores de alta y baja altitud, con un alcance máximo de 40 km y una altitud de 18 km. Además, pueden ser desplegados en un periodo máximo de tres horas y tienen la capacidad de operar de manera autónoma, estando integrados al sistema de defensa aéreo. Desde el comienzo de la guerra, el Ministerio de Defensa ha cedido a Ucrania una decena de sistemas Hawk.
España también cuenta con las baterías Nasams, fabricadas por la empresa noruega Kongsberg, efectivas tanto contra aeronaves, misiles y drones a una distancia de hasta 25 km y una altitud de 10 km. En septiembre del año pasado, el Gobierno dio el visto bueno para la modernización de estos sistemas, valorada en algo más de 670 millones de euros, proceso impostergable dado que, según la cartera de Margarita Robles, los Nasams españoles -adquiridos en 2003- comenzaron a acusar problemas en determinados componentes en 2013.
Te puede interesar: Así es el Scorpène, el submarino éxito de ventas que Francia acusó a España de plagiar para desarrollar el S-80
Finalmente, el último eslabón de la defensa antiaérea española es el misil de corto alcance Mistral. Este armamento, desarrollado por la empresa francesa MBDA, tienen un peso total de 13,5 kilos y puede viajar a 930 metros por segundo. Los misiles galos cubren una superficie de seis kilómetros y tres de altura. Al igual que con las otras capas de la Cúpula de Hierro española, el Ministerio de Defensa está inmerso en la actualización de estos misiles, de los cuales ha adquirido, en la segunda mitad del pasado año, medio millar de unidades en una inversión de 325 millones de euros.