Así trabaja la unidad policial creada por Almeida para combatir a los grafiteros: “Ya hemos identificado más de 300, pintar en Madrid te da caché”

La Policía Municipal creó SEPROPUR en noviembre de 2023, un equipo de 39 agentes que trabajan las 24 horas del día para perseguir una de las principales lacras de la capital. Solo el año pasado se eliminaron 722.534 metros cuadrados de pintadas

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Agentes de la Sección de Protección del Patrimonio Urbano de Policía Municipal (Sepropur) examinando un grafiti en el distrito Centro (Foto: Helena Margarit)
Agentes de la Sección de Protección del Patrimonio Urbano de Policía Municipal (Sepropur) examinando un grafiti en el distrito Centro (Foto: Helena Margarit)

¿Arte urbano o vandalismo? El debate siempre ha estado presente. Los grafitis forman parte del paisaje urbano de muchas ciudades, y Madrid ocupa un papel preponderante en el escenario europeo de los grafiteros. Los datos hablan por sí solos. En 2021, cuando la capital se recuperaba de la pandemia del coronavirus, los servicios municipales de limpieza eliminaron 167.693 metros cuadrados de pintadas en fachadas de edificios, cifra que se elevó a 321.862 metros cuadrados en 2022 (un 92% más) y que se disparó a los 722.534 metros cuadrados en 2023, un incremento del 124,5% respecto al año anterior.

Los datos eran tan preocupantes que el Ayuntamiento de Madrid que dirige José Luis Martínez-Almeida decidió crear en noviembre del año pasado una unidad especial en la Policía Municipal para combatir a los grafiteros que ensucian la ciudad. “Nosotros entendemos que hay auténticas obras de arte, con artistas callejeros que lo hacen muy bien siempre que pinten en lugares permitidos, pero lo que nosotros hacemos en luchar contra la inseguridad y las pintadas que ensucian la ciudad, lo que conlleva un alto coste económico en limpieza, además de proteger el patrimonio histórico”, señala a Infobae España María Luisa Robles, jefa de la Comisaría de Medio Ambiente y Urbanismo de la Policía Municipal de Madrid.

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Robles dirige la Sección de Protección del Patrimonio Urbano de Policía Municipal (SEPROPUR), la unidad que lucha contra la proliferación de grafitis incívicos. Porque basta echar un vistazo por la capital, sobre todo en algunos distritos muy céntricos, para ver que nada escapa a los grafiteros: fachada de edificios, portales, cierres de comercios, farolas, monumentos históricos, vagones de Metro y Cercanías. El equipo está formado por 39 agentes que trabajan las 24 horas en tres turnos todos los días del año pateandose los 21 distritos de la capital.

No hay descanso porque los grafiteros no descansan, sobre todo de noche. “Hay de todo, chavales que pintan ocasionalmente y dejan su firma vandalizando lo que pillan con un simple rotulador, otros que buscan la adrenalina de hacer lo prohibido, grafiteros más ‘profesionales’ que persiguen un movimiento reivindicativo, grupos que se organizan para dejar su huella en la ciudad”, señala Israel Leceta, subinspector de SEPROPUR. Lo cierto es que la ciudad está llena de pintadas. “Especialmente en distritos céntricos, pero también en Hortaleza, San Blas, Vallecas, da igual, trabajamos conjuntamente con los compañeros de las juntas de distrito”. La pregunta, entonces, parece obligada. ¿Es esto una guerra perdida?

Un agente de la Sección de Protección del Patrimonio Urbano de Policía Municipal (SEPROPUR), examinando en su ordenador un grafiti en una fachada (Foto: Helena Margarit)
Un agente de la Sección de Protección del Patrimonio Urbano de Policía Municipal (SEPROPUR), examinando en su ordenador un grafiti en una fachada (Foto: Helena Margarit)

“Digamos que es una carrera de fondo. Porque nuestro trabajo es prevenir y perseguir”. Y quizás el chaval que es pillado más de una vez y le caen miles de euros de sanción, se lo piensa antes de seguir vandalizando la ciudad”. Las sanciones se rigen por el artículo 20 de la Ley 3/2007 de Medidas Urgentes de Modernización del Gobierno y la Administración de la Comunidad de Madrid. En diciembre de 2019, el Ayuntamiento endureció los importes por esta infracción, gracias a márgenes que permitía la legislación. Algunas multas se llegaron a duplicar o triplicar. Así, por ejemplo, en el caso de las pintadas sobre cierres comerciales o elementos asociados a actividades económicas, la sanción se elevó de 500 a 1.000 euros; sobre mobiliario urbano, muretes y puertas, pasó de 300 a 600 euros; en edificios emblemáticos las multas por pintadas de menos de un palmo ascienden a 2.000 euros y las que lo superan, a 3.000 euros. “Las pintadas que causan daños por encima de los 400 euros pueden ir a la vía penal, también las pintadas que vandalizan patrimonio histórico”, matiza la comisaria Robles. En este último extremo, al grafitero le pueden condenar con penas de entre seis meses hasta tres años de cárcel, dejando antecedentes penales.

En los cinco primeros meses de trabajo (noviembre y diciembre de 2023 y enero, febrero y marzo de 2024), el SEPROPUR ha llevado a cabo más atestados en materia de grafitis (49) que en el resto de meses de 2023 (de enero a octubre, 17). Además, en estos cinco meses ha tramitado 109 expedientes, 61 informes, 139 denuncias y tiene 17 investigados tras 273 identificaciones, con cinco remisiones a Fiscalía. Poco a poco y paso a paso, los agentes ya tienen en su base de datos a unos 300 grafiteros que actúan en la capital. “Pintar en Madrid da caché”, señalan.

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¿Cómo es el trabajo de campo?

Esta unidad recibe diariamente los avisos de nuevas pintadas que les llegan de las comisarías de distrito y de denuncias de particulares. También de otros organismos con los que tiene convenios de colaboración, como la Comunidad de Madrid, el Ministerio de Justicia o Casa de América, por ejemplo. Con toda esa información trazan mapas de riesgo que les ayudan las zonas más calientes por donde se mueven los grafiteros. Luego se analiza pintada a pintada, para identificar a posibles autores. Investigan junto a los servicios policiales de grafología su posible autoría, especialmente aquellos que puedan afectar al patrimonio histórico. “Podemos llegar a averiguar que quien ha pintado es zurdo o diestro. Cada indicio que se suma conduce a una autoría”, explica el subinspector Leceta. Para la unidad es vital la ayuda de cámaras públicas y privadas, contando además con programas de inteligencia artificial.

Un grafiti examinado por un agente de SEPROPUR (Foto: Helena Margarit)
Un grafiti examinado por un agente de SEPROPUR (Foto: Helena Margarit)

¿Cuál es el perfil de los grafiteros? Hay de todo. “Algunas chicas, gente joven que se inicia a partir de los 14 años, mucho treintañero, y también veteranos que superan los 40-45″, destacan la comisaria Robles y el subinspector Leceta. “Afortunadamente, no son violentos, solo buscan dejar su firma”. Hace poco, por ejemplo, la unidad pudo identificar a un grupo de chavales jóvenes que habían pintado en seis días en el Parque de la Bombilla (distrito de Moncloa), en el Museo de América y en la plaza Dos de Mayo. En las tres ocasiones SEPROPUR les pilló in fragranti. También han identificado recientemente a un veterano que se había retirado por el nacimiento de un hijo y que había vuelto a las andadas pintando algunos muretes y pilares de la M-30 con sus pértigas extensibles para llegar a zonas altas. El movimiento está tan extendido que hay tiendas donde compran los materiales y se juntan. “Una de ellas, en la zona de Retiro, tiene incluso una máquina de ‘vending’ que comercializa los aerosoles y las pinturas las 24 horas del día. Por cinco euros tiene uno”.

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Esta nueva unidad se suma a la puesta en marcha, en septiembre de 2022, de las patrullas ‘antigrafitis’ habilitadas por el Área de Medio Ambiente y Movilidad: 12 equipos formados por 55 efectivos del SELUR dotados de más medios materiales y económicos para eliminar las pintadas. Solo en 2023 destinaron casi seis millones de euros para agilizar y hacer más eficientes las intervenciones. Retiran incluso los grafitis sobre superficies metálicas, metacrilatos y plástico, que antes no se cubrían.

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