España destaca en la nueva globalización: es la decimosexta economía que más servicios digitales exporta

Las ventas al exterior de servicios digitales superan a las importaciones. Se trata de una tendencia extendida en el tejido productivo e impulsada por unos costes laborales menores que los de la UE y EEUU, aunque es pronto para concluir un cambio de modelo productivo

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Cuatro de las cinco torres
Cuatro de las cinco torres en el área financiera de Madrid. (Mariscal/EFE).

El comercio mundial de mercancías perdió un 5% de su valor en 2023, pero el de servicios creció un 9% respecto al año anterior, según la Organización Mundial del Comercio (OMC). Aunque las perspectivas del organismo es que ambos registren números positivos en 2024, el auge seguirá siendo mayor en los servicios, que han multiplicado su valor en las dos últimas décadas. Según el profesor de Economía Internacional Richard Baldwin, esta tendencia no es casual ni momentánea: la globalización “no está muerta”, pero se está transformando, y “el futuro” es el comercio de los servicios, especialmente de los que son intermedios y digitales.

España tiene un papel destacado en este nuevo paradigma, en el que apenas 30 economías exportan más del 90% de los servicios digitales. En 2023 ocupó el decimosexto puesto y dominó el 1,6% de la cuota de mercado mundial de ventas al exterior de dichos servicios. En comparación, ocupa el lugar decimonoveno en comercio de mercancías, con una cuota del 1,8%. Además, España ha ascendido en el ranking de servicios digitales respecto a los años previos, gracias a un crecimiento interanual del 18,6%, solo por detrás de Dinamarca (29,4%) y de Polonia (19,8%) entre los principales exportadores.

La importancia de los servicios digitales vendidos al exterior es cada vez mayor. Según BBVA Research, los servicios no turísticos suponen el 8,8% del PIB de España, más que los turísticos (5,7%), pero sabemos poco de ellos. En servicios digitales, se engloban los prestados a las empresas, los informáticos y los financieros, entre otros, ya que el término se refiere a todos aquellos intercambios que hagan uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones. Por ejemplo, las empresas usan servicios digitales cuando contratan una aplicación para gestiones de recursos humanos; cuando crean contenido en línea o cuando venden artículos por Amazon.

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Raymond Torres, director de Coyuntura de Funcas, considera que el crecimiento de España en la venta al exterior de servicios digitales es un fenómeno muy extendido en el tejido empresarial y distinto al de la exportación de mercancías. “No se debe a unas pocas empresas, es algo más generalizado”, afirma, porque es un sector beneficiado por “una infraestructura digital bastante favorable con respecto a otros países”.

Recuerda que España ha tenido tradicionalmente hándicaps en el comercio global de bienes industriales por el reducido tamaño de sus empresas, pero este factor pierde importancia en los servicios digitales. “El tamaño no es tan decisivo como lo es la conexión con la plataforma y con otros operadores en otros países. Eso es algo que se consigue en empresas con tamaño más reducido”, explica.

Miguel Cardoso, economista jefe para España de BBVA Research, señala que Barcelona, Madrid y Málaga son las “grandes ganadoras” en los servicios digitales, como consecuencia de la llegada de empresas del centro y del norte de Europa y británicas desde el Brexit. “Estamos viendo el traslado de muchas empresas de servicios digitales de logística y de servicios financieros hacia estas grandes urbes”, indica.

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Según los últimos datos de la Encuesta de Comercio Internacional de Servicios del INE, España exporta el 63,1% de los servicios no turísticos a Europa, el 43,5% a la UE. Pero América también supone un 24,7% y su peso ha crecido más en los últimos años. Los vendidos a América del Norte y Central avanzaron un 51,7% entre 2019 y 2022; y a Sudamérica, un 28,5%.

Cardoso señala que se puede deber a una ventaja competitiva por el idioma español. “Hay muchos servicios que necesitan capital humano con cierta formación, que no lo tienes en tanta cantidad en América Latina”, sugiere, aunque también se han producido ganancias de competitividad por los salarios.

Competitividad por salarios

Ambos economistas coinciden en que el hecho de que los salarios hayan crecido menos en España supone una ventaja competitiva que está detrás del auge de las exportaciones de servicios digitales. Desde 2015, el valor de las exportaciones de servicios digitales se ha más que duplicado en España, cifra superior a la del continente europeo. “Tenemos una ventaja decisiva, que es el coste laboral”, opina Torres.

“Los salarios, sobre todo en Alemania y en EEUU, vienen incrementándose de manera importante frente a España y esto ha determinado esa transferencia de servicios que se realizaban en otras partes de Europa o de Norteamérica hacia España”, añade Cardoso. Además, los niveles de productividad en este sector puede que no sean “tan distintos” a los de otros países, apunta Torres, por lo que “hay una ventaja evidente para servicios digitales y otros no turísticos como profesionales y financieros”. También puede estar influyendo un menor coste energético estructural.

El Gobierno ha defendido en el último año que se ha iniciado un cambio de modelo productivo ligado a este boom de los servicios digitales, pero los economistas no se atreven a afirmarlo. Las actividades profesionales, científicas y técnicas y el sector de información y comunicaciones son dos de los más dinámicos en creación de empleo: conjuntamente han aportado cerca del 30% del crecimiento de la ocupación entre 2019 y 2023, según la AIReF. No obstante, basándose en estos datos, la institución advierte: “No nos parece que esté fundamentado el salto a poder concluir que hay un cambio estructural en el mercado de trabajo”, concluyó Cristina Herrero, de la AIReF.

El empleo aguanta en 2023 pese a la desaceleración del PIB: 535.000 afiliados más que en 2022 y 196.000 parados menos.

Al igual que hay un fuerte aumento de las exportaciones digitales, también lo hay en el sentido contrario: las importaciones, tanto en España como en el resto del mundo. Esto refuerza la tesis de la expansión del comercio global por esta vía, en la que España obtiene un saldo positivo (exporta más de lo que importa). Cardoso pone de ejemplo el mercado del automóvil, en el que España es potencia en producción de coches, pero en el país solo se vende el 10%; el 90% de los coches que se compran son importados. “Producimos y compramos porque lo que nos gusta es la variedad, la diferencia, las distintas tecnologías... Es probable que vayamos a este tipo de especialización en servicios”, sugiere.

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