Ayuso subirá las tarifas del agua a las 140.500 piscinas de Madrid que derrochen para incentivar la “reducción del consumo de los usuarios menos eficientes”

El Canal de Isabel II prepara la primera actualización de los precios en diez años. No persigue un afán recaudatorio, sino “un consumo racional de los recursos hídricos”. Se penalizarán los gastos por encima de los 25 metros cúbicos al bimestre

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La sede del Canal de
La sede del Canal de Isabel II, en Madrid

“El agua es un recurso cada vez más escaso en nuestro ámbito geográfico. En las últimas décadas, las aportaciones de agua de los ríos a los embalses que abastecen a la Comunidad de Madrid se han visto reducidas significativamente, mientras que la población mantiene un crecimiento continuo”. Este es el principal argumento que utiliza el Gobierno regional que preside Isabel Díaz Ayuso para aprobar las nuevas tarifas del agua, que llevan una década sin actualizarse.

Este texto aparece en el nuevo proyecto de decreto redactado por el Canal de Isabel II para “aumentar y mejorar la progresividad en las tarifas” y conseguir así “un efecto combinado incentivador de la reducción del consumo de los usuarios menos eficientes y en usos no esenciales, como el riego, sin afectar a los usuarios que realizan un consumo eficiente y racional del recurso hídrico”. El Canal asegura que no persigue una motivación económica. O como señaló en la Asamblea Mariano González, consejero delegado de la compañía que suministra el agua a los madrileños, “esto no es una subida, es una actualización tarifaria”.

González defendió que se ha diseñado una progresividad por bloques (en función del consumo) “para proteger el recurso”, es decir, el agua. “Si buscáramos un afán recaudatorio se habría planteado una actualización lineal por bloques”. Hasta ahora había tres bloques. Este año, cuando se aprueben las nuevas tarifas habrá cuatro. El bloque 1 afecta al 60% de la población y se quedará como está. Es el consumidor doméstico medio, “salvo que tenga un gran jardín”. El bloque 2 se encarecerá un 8%; el bloque 3, un 16%; y el bloque 4, que es nuevo, fijará una subida del 15% respecto al 3.

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La pertenencia de un consumidor a un bloque u otro depende del volumen de agua que gaste: ahora están encuadrados en el 1 los que consuman un máximo 25 metros cúbicos cada dos meses. Con el decreto, este límite bajará a 20 (pero sin cambios en el precio). El bloque 2 pasa de 25 a 50 metros cúbicos a 20–40 al bimestre. El bloque 3 pasa de 50 metros cúbicos en adelante a 40–60 al bimestre. Se crea un nuevo cuarto bloque para los consumos realizados a partir de 60 metros cúbicos al bimestre. Es decir, que pagarán más aquellos propietarios con residencias con importantes jardines o piscinas. Según los últimos datos del Catastro de 2023, en toda la Comunidad de Madrid hay 140.551 piscinas. El proyecto de decreto pretende contribuir “a un descenso del consumo y, por tanto, a la seguridad del suministro de agua, toda vez que las tarifas son clave para orientar hacia un consumo responsable del recurso que, en la Comunidad de Madrid, es un bien cada vez más escaso. En consecuencia, el proyecto se dirige a satisfacer el interés general, mediante el establecimiento de una normativa de tarifas que fomenta el ahorro en el consumo de agua y penalice a los grandes consumidores”, reza la memoria del mismo.

El embalse del Atazar, que
El embalse del Atazar, que pertenece a la red de reservas de agua de Madrid. (Rafael Bastante/Europa Press)

El Canal recuerda que las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE) estiman que Madrid crecerá en más de un millón de habitantes en los próximos 15 años (de 6,7 a 7,8 millones de vecinos), “lo que supondrá un incremento sustancial en las necesidades de agua apta para el consumo humano. La clave para no comprometer el suministro a Madrid en los próximos años es reducir la demanda de agua por habitante”. Actualmente, el límite para el consumidor doméstico medio es de 167 litros/habitante/día para una media de 2,5 habitantes por vivienda. La propuesta de nuevas tarifas persigue 133 litros/habitante/día.

El último estudio, de 2018, señala que en las viviendas unifamiliares o chalés se consumen 449,1 litros por vivienda/día (127,5 litros por habitante/día), mientras que en los pisos es de 271,2 litros por vivienda/día (83,2 litros por habitante/día). “Los pisos presentan los mayores consumos en junio y descienden en julio y agosto, por vacaciones. En cambio, en las viviendas unifamiliares, los mayores consumos se producen en verano, siguiendo un patrón claramente relacionado con los usos de exterior, riegos de jardín y piscinas”, destacan desde el Canal.

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Como consecuencia, “hay margen para mejorar la eficiencia en este tipo de consumos”, por lo que la modificación tarifaria propuesta se centra en penalizar más aquellos consumos asimilados a riegos públicos, riegos domésticos de zonas verdes, solares o rellenos de piscinas, “que pueden ver reducido su consumo al no ser esenciales para el desarrollo humano”. Además, la propuesta indicada no tiene impacto económico alguno sobre los usuarios con tarifas comerciales e industriales, “con el fin de no afectar a la recuperación económica de estos sectores”.

Diego Cruz, diputado socialista, no ve con malos ojos el nuevo decreto, pero no entiende “que, ya que hablamos de hacer un uso racional de un recurso escaso como el agua, se deja fuera de posibles penalizaciones a empresas e industrias”. Alejandro Sánchez, diputado de Equo en Más Madrid, también ve positivo el decreto de nuevas tarifas y señala que su grupo va a llevar a la Asamblea una iniciativa para que se implante una línea de ayudas que permitan reciclar el agua de la lluvia para el riego, por ejemplo, y que se puedan reutilizar “las aguas grises, el agua de la ducha, en el inodoro. Un uso más racional del agua que se gasta en casa”. Actualmente, la situación no es mala en la región. Los 13 embalses con los que cuenta el Canal de Isabel II para el abastecimiento los madrileños han comenzado este mes de abril al 88,5% de su capacidad, 20 puntos porcentuales más que hace justo un año.

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