El 14 de abril de 2012 es un día negro en la historia de la familia real española. Aquel sábado de hace 12 años, la casa real compartió uno de sus comunicados más complicados, pues en él desvelaba que el rey Juan Carlos había sido operado en el Hospital San José de Madrid tras haber sufrido una fractura de cadera cuando se encontraba en un viaje privado en Botswana, en África.
Los detalles no tardaron en llegar y apenas unas horas después se conocía que Juan Carlos se encontraba cazando elefantes en el país africano. Esto generó una gran polémica, y es que aquel año fue económicamente muy duro para España y muchos no entendieron que el rey hiciera este tipo de viajes en plena época de crisis.
Tal fue el revuelo que cuando recibió el alta cuatro días después, el 18 de abril, Juan Carlos I, en un gesto sin precedentes, pidió perdón a todos los españoles por su viaje de caza. “Lo siento mucho. Me he equivocado. No volverá a ocurrir”, pronunció el por entonces rey, que dejó una frase que ya forma parte de la historia de este país.
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Lo peor, sin embargo, estaba por llegar. Este incidente terminó sacando a la luz lo que era un secreto a voces: el rey tenía una amante. Un hecho que quedó confirmado al conocerse que a este viaje le acompañaron Corinna Larsen y su hijo Alexander, que por entonces era solo un niño. Además, cambió la forma en la que se trataba la vida más personal de Juan Carlos, que vio cómo de forma paulatina se fueron aireando sus asuntos más turbios.
Pero antes de que se desvelaran sus tejemanejes -los mismos que propiciaron su abdicación y posterior autoexilio a Abu Dabi-, el punto de mira se centró en Corinna. Y así fue como se conoció que la alemana no era una mujer más en su vida, sino que llevaba años manteniendo una relación casi formal con ella: de hecho, reformó para ella la finca La Angorrilla, una casa señorial ubicada dentro de El Pardo y con acceso directo desde Zarzuela para que viviera cerca de él.
Los detalles del safari
Para conocer todos los detalles de lo que sucedió en el malogrado safari que lo cambió todo para Juan Carlos I, hubo que esperar a finales de 2022, cuando la empresaria germano-danesa lo desveló todo. Lo hizo en el pódcast Corinna y el rey, en el que no se dejó ningún detalle y explicó que la caída pasó tras una noche de fiesta.
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“Había ruido, fui hacia Vicente [García-Mochales] y le pregunté. Su respuesta fue decirme que debíamos evacuar de inmediato al Rey, que el equipo médico creía que tenía una hemorragia interna y teníamos llevarlo a un hospital”, se la escucha decir en el audio. “Me escoltaron de regreso a la tienda de campaña, me quedé a solas con el Rey y me dijo: ‘No me acuerdo, pero creo que anoche me caí’”.
“El alcohol”, dicen en el pódcast, “le había nublado la memoria”. Según lo que se recoge en Corinna y el rey, Juan Carlos salió de su tienda para ir al baño, caminó medio dormido y se tropezó con una piedra o un árbol, cayéndose. Su equipo de seguridad corrió para levantarlo y llevarlo de vuelta a la cama.
“Mi reacción”, sigue Larsen, “fue decir que necesitábamos conseguir un vuelo de evacuación médica porque teníamos a un jefe de Estado con hemorragias internas, pero él se negaba, decía que si podíamos ir en mi avión”.
Y así fue. Trasladaron al padre de Felipe VI en su jet privado, donde -según narra en el pódcast- Juan Carlos insistió en seguir bebiendo pese a que la intención era llevarle directamente a quirófano, como sucedió. “Yo soy el rey de España y hago lo que me da la gana”, le habría contestado este, cuando le pidió que fuera prudente con el alcohol teniendo en cuenta su estado.
El principio del fin
Este fue el comienzo del fin para Juan Carlos I, que en los años siguientes fue testigo de cómo la vida que había construido se desmoronaba como consecuencia de sus actos. La crisis que comenzó en Botswana acabó forzando su abdicación, en 2014, a favor de su hijo Felipe VI.
En 2020, llegó el siguiente gran cambio. Empujado por las circunstancias relativas a las investigaciones de la Fiscalía sobre sus negocios en el extranjero, el emérito decidió marcharse del país para residir en Abu Dabi de “forma permanente y estable”.