Basta con entrar en Wallapop, eBay o Telegram para comprobar que el negocio del expolio arqueológico es uno de los más rentables de internet pese a su naturaleza desconocida. Monedas que datan de hasta el siglo III a.C. se venden a precios desorbitados porque hay mercado y cada vez más compradores interesados en estas piezas de “incalculable” valor histórico. Pero ¿de dónde proceden?
Muchas de ellas se han extraviado o han sido conservadas de forma irregular, pero otras han sido directamente robadas de los yacimientos donde permanecían desde la época de la que databan. El último caso que ha puesto de relieve esta tendencia criminal es la operación Tamussia de la Guardia Civil, que ha acabado con una “banda organizada” a la que se le encontraron 2.500 piezas de varios yacimientos romanos declarados Bien de Interés Cultural en la provincia de Cáceres.
Los seis detenidos habían puesto el ojo en Cáparra, Villasviejas de Tamuja y el entorno de Alcántara, tres yacimientos de incalculable valor histórico. Habían estado rastreando esos hallazgos arqueológicos desde, al menos, septiembre de 2023, cuando la Guardia Civil descubrió varias excavaciones de autor desconocido.
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Según explicó el teniente coronel, jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Cáceres, Rafael Roldán, identificaron que detrás estaba una misma banda porque “el patrón a la hora de hacer esos agujeros era muy similar”. Accedían a los recintos “cuando anochecía”, utilizaban detectores de metales para hallar las preciadas piezas y pistolas detonadoras para realizar las excavaciones. Sin embargo, los investigadores tiraron del hilo e identificaron a seis personas, vecinos de Moraleja, también en el municipio de Cáceres.
En concreto, los agentes registraron dos viviendas. En el patio de una de ellas encontraron un tesoro que superó sus expectativas: 2.500 piezas de un valor total aproximado de 376.000 euros, según los cálculos de los expertos en Patrimonio Cultural.
El mercado negro del expolio
Pero esas no eran las únicas piezas que habían expoliado de los yacimientos. Los investigadores también dieron con varios “grupos cerrados en internet” donde habían vendido monedas romanas “exclusivas” que fueron acuñadas en el yacimiento de Villasviejas de Tamuja, uno de los únicos dos puntos de la Península Ibérica donde se podían encontrar. Monedas que datan incluso de la Edad del Cobre y que, pese a venderse a un precio inferior al que tienen en el mercado legal, podían alcanzar los 3.000 euros por pieza. La operación se saldó con seis detenidos y tres compradores investigados.
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El volumen del negocio del expolio de piezas arqueológicas y bienes artísticos justifica que tanto la Policía Nacional como la Guardia Civil tengan, respectivamente, una Brigada y una Unidad de Patrimonio Histórico. Sus agentes se dedican a perseguir e investigar todos aquellos delitos que pongan en peligro el patrimonio cultural.
Los expoliadores de este tipo de bienes se enfrentan a penas de hasta cuatro años y medio de prisión por el delito contra el patrimonio histórico, tipificado en el Código Penal. Como todo negocio ilícito, tiene sus consecuencias.