El alquiler con opción a compra es un tipo de contrato que combina las cláusulas del arrendamiento con las de la compraventa. Al comienzo del acuerdo, el inquilino reside en la vivienda pagando una mensualidad -como cualquier otro alquiler- durante un periodo previamente acordado, con la condición de que tras ese periodo el inquilino decida si finalmente adquiere la casa o se va. De esta manera, el inquilino consigue ir acumulando pagos que a la hora de comprar, se le descontarán del precio final. Se trata de una modalidad atractiva para los consumidores que quieren acceder a una primera vivienda pero que al comienzo no disponen de la capacidad adquisitiva necesaria, y cuenta con ventajas tanto para los propietarios como para los ocupantes.
Beneficios para los compradores
- Permite al inquilino comprobar si la casa es apropiada para sus necesidades. Al residir en la vivienda durante el tiempo estipulado en alquiler, se podrán descubrir sus puntos fuertes y débiles: el barrio, los vecinos, el estado de su construcción, etc.
- Facilitan la concesión de las hipotecas, ya que los bancos tienen en cuenta si ya se ha pagado parte del inmueble. Además, hay que tener en cuenta que los bancos solo prestan el 80% del importe total de la vivienda, por lo que si el otro 20% ya se ha pagado, habrá más posibilidades de que concedan el préstamo.
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- El precio de la vivienda se pacta con antelación a la compra final, por lo que el propietario no lo podrá aumentar cuando cumpla el periodo de alquiler. Aunque hay que saber que también puede darse la circunstancia contraria, ya que si ya que si los precios de la vivienda evolucionan a la baja, los inquilinos no podrán disfrutar de las rebajas -al tener el precio pactado desde el comienzo-.
- Ese contrato implica una reserva de la vivienda, lo que supone que el inquilino es el comprador preferente.
- Las ayudas al alquiler se pueden seguir recibiendo durante el periodo en el que el inquilino se encuentre en alquiler.
- Permite ahorrar hasta la compra final, ya que se gana tiempo para poder pagarla.
Hay que tener en cuenta que este contrato también tiene desventajas. La principal es que, en la mayoría de contratos, el inquilino tiene que hacer frente a una prima y una fianza, lo que puede suponer un gasto elevado al comienzo del compromiso. Y en el caso de que no se termine comprando la vivienda, se pierde la prima.
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Beneficios para los vendedores
Los propietarios que quieran darle salida a un inmueble de forma rápida y sencilla también salen ganando con esta operación.
- La principal ventaja es la seguridad y tranquilidad que supone, ya que el cobrar la prima y la fianza es un seguro ante los posibles impagos del inquilinos. Además, si el arrendatario decidiera dejar de pagar las cuotas, no podría ejercer la opción de compra. Por otro lado, estos cobros suponen liquidez inmediata al arrendador.
- Si finalmente el inquilino no se queda con la vivienda, el propietario no tiene que devolver las mensualidades ya pagadas, y podrá poner de nuevo a la venta del inmueble.
- Los propietarios cuentan con los beneficios fiscales de los arrendadores, hasta el momento en el que se efectúa la compra. Además, el impuesto de compraventa no se paga hasta que se ejecute la segunda parte del contrato.
- En el caso de que los precios de la vivienda bajasen, el descenso no influiría en el importe de la casa ya arrendada, al respetarse el precio original del contrato.