El pleno del Parlamento Europeo, con sede en Bruselas, ha aprobado este jueves la reforma del mercado de la electricidad propuesta por la Unión Europea. Con motivo de la reciente crisis de precios energéticos, la UE busca ajustar el mercado con el fin de ofrecer precios asequibles y estables a los consumidores, proteger a sus clientes e impulsar el desarrollo de energías renovables y almacenamiento energético.
La reforma, compuesta por un reglamento y una directiva, obtuvo un holgado apoyo en su votación (433 votos a favor, 140 en contra y 15 abstenciones para el reglamento; 473 a favor, 80 en contra y 27 abstenciones para la directiva). Su validación será efectiva cuando el Consejo de la Unión Europea adopte el nuevo diseño del mercado, gestión con la que pretenden al mismo tiempo alejarse de los hidrocarburos procedentes de Rusia.
Nicolás González Casares (PSOE), negociador jefe por parte de la Eurocámara, aseguró en el debate previo al voto que “es la hora de la electrificación de la demanda energética”, al tiempo que se refirió al ajuste como “una reforma de presente y de futuro” para avanzar hacia la descarbonización en el mercado energético europeo.
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Respuesta a la crisis energética
La reforma del mercado tiene como finalidad dar respuesta a largo plazo a la crisis energética sufrida en 2022 y derivada por la invasión rusa de Ucrania. Pese a la creciente proporción de energías ‘verdes’ en el mix energético europeo, los precios de los combustibles fósiles (especialmente del gas) han aumentado los precios de la electricidad en Europa.
Se debe principalmente al funcionamiento del mercado de la UE, donde el precio de la electricidad está basado en el coste de los combustibles fósiles, mediante un mecanismo conocido como principio de orden de mérito. En verano de 2022, cuando los precios subieron de forma descontrolada, los países de la Unión llevaron a cabo una serie de medidas para aliviar la factura de la luz de los consumidores.
¿Qué cambiará con la reforma del mercado?
La reforma pretende crear un colchón entre los mercados y las facturas de electricidad que pagan los consumidores. Pretende garantizar:
- Más protección para los consumidores: los ciudadanos dispondrán de más opciones a la hora de firmar su contrato, lo que provoca mayor disponibilidad de contratos de precio fijo, más flexibilidad para elegir precios dinámicos e información más clara y transparente antes de la firma. Además, se protegerá mejor a los consumidores vulnerables, ya que la nueva reglamentación ordena a los gobiernos garantizar que haya suficientes proveedores de último recurso.
- Más estabilidad y competitividad empresarial: las empresas contarán con precios más estables mediante contratos a largo plazo, lo que suavizaría las fluctuaciones en los ingresos de los productores energéticos.
- Más electricidad ecológica: la generación de este tipo de energías será más sencilla de prever, mediante nuevas obligaciones de transparencia. De este modo, se intentará mantener el control sobre los precios y cumplir con los ambiciosos objetivos climáticos.
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