Amina, Djeneba y Zineb (interpretadas por las debutantes Leah Aubert, Médina Diarra y Salma Takaline) viven entre reels de Instagram y sueños de pasar el verano en París haciendo unas prácticas. Están en esa edad en la que los libros importan poco y las experiencias son como los sellos que se clavan en los pasaportes al viajar a un país alejado de las fronteras europeas. Su amistad es un fortín impenetrable compuesto por distintos tipos de materiales (una representación de sus variopintas personalidades), pero todo cambia cuando una de ellas es agredida sexualmente por el mejor amigo de su hermano. La sororidad que predicaban muta hacia un escenario de incomprensión, y de distintas realidades, que las aleja.
HLM Pussy, el primer largometraje de Nora el Hourch (Francia, 1988), es un relato coyuntural sobre cómo las nuevas generaciones lidian con la violencia sexual y el racismo en un mundo, el suyo, enarbolado por las interacciones en redes sociales y la escasez de privacidad de su universo interior. Catártica e imperfecta, pero completamente emotiva, la película ha sido una suerte de exorcismo para su directora pues, al igual que una de sus protagonistas, fue agredida cuando tenía 20 años. “La he hecho para el público y no para los críticos”, dice.
El Hourch es hija de madre francesa y de padre marroquí, dos culturas que han conformado su personalidad visual y vital. En 2015 participó en la Quincena de Cineastas de Cannes con su cortometraje Quelques secondes. Su ópera prima, que llega a las salas de cine españolas este viernes, se estrenó en el Festival de Toronto. “Me cuesta darme cuenta de lo que me está pasando y del poder de esta película”, afirma en una entrevista a Infobae España tras su paso por el D’A Film Festival de Barcelona. En una sala con un techo de suerte eclesiástica, alto y luminoso, la cineasta franco-marroquí reflexiona sobre una cinta que ahonda en un feminismo liderado por unas jóvenes de extrarradio tras la eclosión del Me Too y el Balance ton porc (la versión francesa del desenmascaramiento patriarcal).
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El consentimiento, la gran barrera idiomática y legislativa actual, adquiere en HLM Pussy un carácter central que fue “difícil” de trasladar a la acción. “No debes caer en el cliché”, admite. Conformar el personaje del agresor, Zakaria (Oscar Al Hafiane), tampoco fue sencillo, pues quiso evitar los extremos: tras una caricia puede venir una embestida y no siempre todo es tan oscuro como aparenta. El Hourch tardó diez años en sacar el proyecto adelante porque la gente le replicaba “que un beso no era para tanto”. En HLM Pussy, como en el caso de Jenni Hermoso y Luis Rubiales, un “pico” lo es todo. La amistad de tres amigas se dinamita a raíz de un beso no consentido, pero a la directora le decían “que estaban hartos de películas sobre eso, que teníamos que hablar de otras cosas”. Siendo ‘eso’ el feminismo, entiende ella. “En este negocio también tienes que luchar cuando eres una mujer”, indica.
Tras la polémica del beso de Rubiales, El Hourch vio “una reacción” de la sociedad española, una reacción-respuesta-revuelo que echa en falta en su Francia natal. “Creo que habéis marcado la diferencia, España ha sido mucho más rápida que nosotros a la hora de abordar problemas reales, con objetivos reales, a nivel gubernamental”, dice. “Queda mucho trabajo por hacer, de eso trata la película. El sistema judicial no se ocupa de las agresiones sexuales, así que nos tomamos la justicia por nuestra mano y utilizamos nuestros teléfonos móviles”, apostilla.
“España ha sido mucho más rápida que nosotros a la hora de abordar problemas reales a nivel gubernamental. [...] Queda mucho trabajo por hacer en Francia, de eso trata la película”
Agresión a golpe de clic
En España hay una violación cada dos horas. El 2023 fue el año con más delitos contra la libertad sexual de la serie histórica y, en el último lustro, han aumentado un 55 por ciento las agresiones sexuales a menores, la mayoría cometidas por un familiar o un conocido. “Quería un trío porque, simbólicamente, una de cada tres mujeres ha sido agredida”, dice Nora el Hourch sobre sus protagonistas: Amina, Djeneba y Zineb. La franco-marroquí quería reflejar las “contradicciones” que dictaminan la realidad del presente, una motivación que la llevó a crear “personajes llenos de matices, de ambigüedad, a los que a veces quieres sacudir porque así es la vida real”.
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En HLM Pussy, una prueba grabada es motivo de bronca entre las amigas. Amina quiere subirlo a redes para que todos sepan lo que le han hecho a su amiga, pero Zineb, la víctima, y Djeneba, consciente de que desvelar lo ocurrido comportará amenazas desagradables, no están de acuerdo en hacerlo público. El miedo sigue paralizando a las generaciones que, por otro lado, no tienen pudor de mostrar su vida al ajeno. La aparente sencillez de los centennials se presenta aquí repleta de matices. “Saben muy bien que un vídeo así tiene un efecto dominó”, comenta la directora. “Amina impone su visión, que es la de la lucha, para ella es una obviedad, pero tiene a dos amigas que, incluso antes de tener que luchar por ser mujeres, tienen que luchar por dinero. Tienen que luchar porque son negras, porque son árabes, porque son musulmanas”, indica.
La crítica al racismo también es preponderante en HLM Pussy, que dialoga con los orígenes de sus protagonistas y con el relato social de pureza que navega en la sociedad francesa. “Dos horas después de que saliera el póster de la película había mil comentarios racistas porque había nombres que sonaban extranjeros en el cartel”, dice El Hourch. Hace unas semanas, la superestrella del pop francés (de origen maliense) Aya Nakamura se convirtió en la nueva diana de la ultraderecha del país después de que circulase el rumor de que iba a interpretar una canción de Edith Piaf en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París. “Cada vez hay más racismo en Francia y cada vez es más abierto”, indica la cineasta. “Cuando no eres blanco, una parte del país no te considera francés”, apostilla.
“Cada vez hay más racismo en Francia y cada vez es más abierto. [...] Cuando no eres blanco, una parte del país no te considera francés”
La violencia sexual en el cine
El medio audiovisual no ha escatimado a la hora de mostrar cierto grado de violencia gratuita hacia los personajes femeninos. Basta con nombrar títulos como El último tango en París o Irreversible. “En muchas películas hay, a menudo, una agresión bastante fantaseada”, explica Nora el Hourch. Para la directora, existe “una generación anterior de cineastas” que ha mostrado “problemas” a la hora de explicar el consentimiento en la gran pantalla. “Hay muchos directores que han hecho cosas malas en sus películas”, dice. No son los únicos que han de pasar el examen del revisionismo, pues la creadora admite que el público veía dichas cintas “sin ver escenas de violencia”. “Cada vez hay más películas hechas por mujeres y creo que esa es la clave para cambiar el punto de vista”, admite.
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No sólo las cineastas mujeres están cambiando el paradigma, los jóvenes han aportado una nueva visión de la sociedad que impregnan en sus valores y su desempeño diario. “La generación actual ha nacido con el consentimiento, pero tiene que asumir las batallas de los adultos muy a su pesar, les hemos dejado una sociedad patas arriba”, afirma. El Hourch está “desesperada” con la situación que vive el feminismo en la actualidad. “Seguimos avanzando, pero parece que damos pasos hacia atrás”, explica. “En Francia, cada quince días alguien famoso es acusado de violación por varias personas. Creo que algunos hombres pensaban que tenían cierta impunidad”. Evidentemente, a veces piensa que si el mundo estuviera dirigido por mujeres “sería mejor”, concluye entre risas.