Durante los últimos ocho años se han realizado 90 detecciones de ondas gravitacionales en el universo. Esto está suponiendo toda una revolución: este tipo de fenómeno físico es invisible, pero las ondulaciones que lo integran viajan a la misma velocidad que la luz (300.000 km por segundo) y, tal y como explica la NASA: “contraen y estiran cualquier cuerpo que encuentren en su camino”. Su origen, además, también tiene que ver con la velocidad, ya que se crean cuando ciertos objetos se mueven muy, muy rápido, como una explosión de una estrella -una supernova- o dos grandes masas orbitando entre sí.
De este modo, la detección de estas ondas puede servir para seguir descubriendo qué conforma el universo, y es precisamente lo que ha permitido la detección de la llamada GW230529, una ondulación provocada por la fusión que se produjo, hace 600 millones de años, entre una estrella de neutrones y “un objeto compacto desconocido”, cuyo peso es de 2,5 a 4,5 veces mayor que el de nuestro Sol.
A propósito de esto, la física menorquina Alicia Sintes confesó en la rueda de prensa que se trata de “un objeto que no debería existir”.... pero que sí existe. Gracias a ello, se están “abriendo muchos nuevos interrogantes” y “cuestionando teorías que dábamos por supuestas”. Porque resulta que las dimensiones de este objeto compacto no debería ser posible: es demasiado pequeño para ser un agujero negro -unas 5 veces más grande que nuestro sol, como mínimo- y demasiado grande para tratarse de una estrella de neutrones -que nunca será más de 3 veces mayor que nuestro astro-.
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El equipo español detrás del hallazgo
La doctora Sintes es una de las responsables del grupo GRAVITY de la Universidad de las Islas Baleares (UIB). Este equipo de científicos ha influido mucho en la detección de la onda gravitacional, puesto que en los últimos 20 años se han dedicado a crear modelos teóricos para lograr descifrar cuál es el origen de cada onda detectada. GRAVITY fue el único grupo español que se unió a la colaboración internacional LIGO (que integra el primer Observatorio de detección de ondas gravitatorias) desde el principio.
La doctora Anna Heffernan, que se cuenta entre sus treinta integrantes, participó directamente en las estimaciones iniciales de los parámetros de la señal, ya que en el momento en el que se produjo la detección -la tarde del 29 de mayo de 2023- ella estaba de guardia. Gracias a su labor se ha podido detectar la fusión de la estrella de neutrones, un evento muy poco frecuente en el espacio.
Así, el descubrimiento de GW230529 puede ser un hito a la hora de comprender e incluso redefinir las poblaciones de agujeros negros y estrellas de neutrones, además de sus mecanismos de formación y su estructura interna. “Encontramos cosas completamente nuevas, que en cientos de años de observaciones con luz no hemos podido observar”, comentó al respecto el doctor David Kietel, también miembro del grupo GRAVITY.
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El grupo también tiene un papel fundamental en la misión espacial LISA que, hace poco, ha sido aprobada por la Agencia Espacial Europea. El objetivo de este nuevo proyecto será la creación del primer observatorio espacial de ondas gravitacionales.