Las mujeres son mayoría en las carreras que peligran por la IA, pero escasean en STEM: puede agravar la brecha de género

Un estudio de Fedea detecta las carreras que dan acceso a unas ocupaciones con más probabilidad de automatización, como historia del arte y humanidades, y las que tienen más opciones de complementación, como informática y varias ingenierías

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Una joven observa una obra
Una joven observa una obra en el Museo Reina Sofía. (Fernando Sánchez - Europa Press).

El impacto y las consecuencias de la inteligencia artificial (IA) en el ámbito laboral diferirán según las ocupaciones y sus tareas, pero ambas están muy relacionadas con los estudios que se cursan, un ámbito en el que se ha puesto menos el foco de análisis. Los grados universitarios y los trabajos a los que dan acceso están expuestos en distinta medida al cambio tecnológico y algunos empleos corren el riesgo de ser automatizados con la IA. Esto debería transformar la demanda formativa, pero todavía no se observan cambios.

Un estudio publicado este lunes por Fedea detecta las carreras que dan acceso a unas ocupaciones con más probabilidad de automatización y, al contrario, las que tienen más opciones de verse complementadas con la IA, pero no sustituidas. Una de las principales conclusiones del informe es que la distribución por género en los estudios superiores puede derivar en que el cambio tecnológico perjudique más a las mujeres porque están sobrerrepresentadas en los grados más amenazados por la tecnología y escasean en las profesiones STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés).

Los autores elaboran tres índices, uno de “tareas rutinarias” y otros dos de exposición al software y a la inteligencia artificial. Las ocupaciones que repiten con frecuencia procesos predeterminados (definidos en el concepto rutinario) tienen más riesgo de ser reemplazadas por las nuevas tecnologías frente a las que hacen tareas abstractas (resolución de problemas, liderazgo) y manuales (interacciones personales). En contraste, los grados con más exposición a la tecnología no parecen estar relacionados con un elevado riesgo de reemplazo, sino más bien con ocupaciones altamente complementarias con la tecnología, “lo que apunta hacia la necesidad de adquirir competencias que permitan esta complementariedad”, señala el documento.

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Las carreras con mayor índice de tareas rutinarias son, por ejemplo, turismo; gestión y administración pública; documentación; lenguas modernas y aplicadas; humanidades; historia del arte y nutrición. De las 15 que señala el informe como más rutinarias, 11 tuvieron mayor peso de mujeres matriculadas en el curso 2022-2023. De la misma manera, entre las 15 carreras que dan lugar a ocupaciones menos rutinarias y, por tanto, que peligran menos con la IA, 12 tienen mayor proporción de hombres con una diferencia notable. Estas son: distintos tipos de ingenierías; matemáticas; física; desarrollo de software e informática, y coinciden también con las más expuestas a la IA y al software.

La diferencia entre mujeres y hombres respecto a los estudios de STEM no es una anomalía española, ocurre en toda la OCDE, y puede incrementar la brecha de género en el empleo si continúa. “La baja proporción de mujeres en estudios STEM es preocupante porque esta no ha variado en las últimas dos décadas y porque, dado que los estudios STEM tienen ventajas en términos de inserción laboral y salarios futuros, puede estar detrás de las brechas de género observadas en el mercado laboral e incluso tender a amplificarlas”, explican los autores.

La brecha de género en el empleo se ha reducido, especialmente en lo relativo a las tasas de empleo y de actividad, por la incorporación de las mujeres al mercado laboral y el impulso de las políticas de igualdad. No obstante, estas ratios siguen siendo inferiores, con un diferencial positivo de entre 9 y 10 puntos a favor de los hombres. También persiste la brecha salarial, cuya reducción se ha estancado en los últimos años: según Gestha, las mujeres aún cobran 5.000 euros menos al año que los hombres por la menor intensidad en el empleo, la distribución sectorial de las ocupaciones y el “techo de cristal”.

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El informe recuerda que las profesiones que requieren conocimientos matemáticos están mejor pagadas y detecta que las personas con trabajos en las ocupaciones más expuestas a las nuevas tecnologías se encuentran en mayor proporción entre los quintiles de salarios más elevados.

La demanda no ha reaccionado a los cambios tecnológicos

Estas diferencias en el empleo podrían provocar un cambio en las elecciones de los estudiantes, pero no está sucediendo por el momento. Los autores analizan las notas de acceso a la universidad de la Comunidad de Madrid y concluyen que “la demanda no está respondiendo a las potenciales amenazas” que el cambio tecnológico supone para algunos grados universitarios. Por ejemplo, Criminología sigue siendo una de las carreras más demandadas, con una ratio de exceso de demanda de 1,66 puntos, a pesar de que es una de la que más riesgo tiene de automatización.

Por otra parte, aunque la tecnología beneficie a las carreras más expuestas, tampoco están exentas de riesgos, estos grados deberán actualizarse para que los estudiantes sean competentes al llegar al mercado laboral. El riesgo que expresa el documento es que lo aprendido en la universidad en cuanto a programas informáticos no sea complementario a la IA y los avances en software, sino sustitutivo por estos. “Si la formación universitaria es complementaria al avance de la tecnología, los estudiantes que cursan esos grados no corren riesgo (...) todas las carreras con índices de exposición a la tecnología altos deben actualizar sus contenidos y planes de estudio, prestando especial atención al progreso tecnológico”, recomienda.

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