La expansión del autoconsumo eléctrico en España ha vivido un periodo de expansión sin precedentes durante los últimos años. En 2022, año en el que se registraron cifras récord en el sector fotovoltaico, generando casi 2.650 MW. Sin embargo, los datos de 2022 pueden estar sesgados por las condiciones particulares de ese año, cuando el sector energético entró en una crisis provocada por la invasión rusa de Ucrania. En 2023 el despliegue del autoconsumo se mantuvo en números muy positivos, con casi 1.700 MW nuevos generados. Sin embargo, fuentes cercanas al sector creen que próximamente la expansión del autoconsumo continuará frenándose.
El crecimiento se ha moderado principalmente en el caso de las placas solares en viviendas por la moderación de los precios en el mercado generalista de la electricidad. Además, el reparto de las ayudas a este tipo de instalación está lastrado por la gestión desigual de cada comunidad autónoma. En los presupuestos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) el Ejecutivo recogió 1.552 millones de fondos europeos a subvenciones directas para empresas y particulares que instalaran plantas nuevas del autoconsumo.
Los fondos, distribuidos por el Ministerio para la Transición Ecológica para cada comunidad autónoma, están siendo gestionados de forma desigual. Por ejemplo, en el País Vasco se han resuelto ya más de un 80% de las solicitudes recibidas, pero en Extremadura este porcentaje no llega al 2%, según datos recogidos por el Gobierno. Este desbalance ha alertado al sector, que el pasado jueves celebró la IV Cumbre de Autoconsumo en Madrid, organizada por la patronal UNEF (Unión Española Fotovoltaica).
El sector demanda “nuevas formas de impulso económico”
Las solicitudes para instalaciones de autoconsumo han superado con creces las previstas por el Gobierno. Según los datos del Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía (IDAE), las comunidades autónomas han recibido solicitudes por casi 3.340 millones de euros, cifra que está cerca de duplicar los 1.972 millones dispuestos para autoconsumo, almacenamiento detrás del contador y para climatización y agua caliente. Los fondos europeos gestionados para subvencionar la producción de electricidad se agotarán, por lo que desde el sector demandan nuevas formas de financiación al Gobierno.
Durante la Cumbre de Autoconsumo de UNEF, su presidente, Rafael Benjumea, reclamó al gobierno “nuevas formas de impulso económico para el autoconsumo más eficientes, como pueden ser desgravaciones fiscales”. Una vez se acaben las ayudas, desde UNEF proponen seguir la senda de países como Reino Unido o Alemania, donde se aplica un IVA del 0% para este tipo de proyectos de autoconsumo.
Por último, otra de las claves para Benjumea es el lograr desactivar las limitaciones al autoconsumo colectivo. “Para que podamos alcanzar los objetivos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), es fundamental desbloquear el autoconsumo colectivo. Por ello, necesitamos diseñar una alternativa realista y eficiente al modelo energético actual”, aseguró. Para el presidente de UNEF, el sector cuenta con la mejor voluntad política de su parte para conseguirlo.
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Qué es el autoconsumo colectivo: una alternativa fundamental
El autoconsumo colectivo se refiere a la práctica de generar energía para el consumo de un grupo de usuarios o de varias viviendas, en lugar de depender exclusivamente de la red eléctrica tradicional. Esta modalidad permite a los participantes compartir la energía producida, lo que puede resultar en una reducción de costos en la factura eléctrica y en el impacto ambiental. A menudo, se implementa en comunidades de vecinos, edificios de viviendas o empresas que se encuentran cercanas geográficamente y que instalan, por ejemplo, paneles solares para cubrir parte o todo su consumo eléctrico.