El pasado 3 de abril se abrió el plazo para la presentación del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) y numerosos contribuyentes han acudido a la Agencia Tributaria para enviar sus borradores. Todos los que tengan la obligación de presentar el borrador, disponen de cerca de tres meses para completarlo, dado que este año la campaña de la declaración de la Renta concluirá el próximo 1 de julio.
Este proceso puede resultar rutinario para todos aquellos que no han experimentado grandes variaciones en sus ingresos, así como tampoco por otros factores que puedan hacer variar este impuesto como el alquiler, la compra de una casa o una herencia. Sin embargo, la cosa puede complicarse para aquellos que no estén familiarizados con el lenguaje o para los contribuyentes que no sepan que deben o no declarar.
Es aquí donde la figura del gestor administrativo cobra relevancia, proponiéndose como una solución no solo para aquellos cuya declaración de la renta no varía significativamente año con año, sino también para aquellos cuya situación fiscal es más complicada de manejar. Esto incluye desde personas con múltiples tipos de ingresos hasta aquellos que podrían beneficiarse de una serie de deducciones y desgravaciones, pero que no saben cómo aplicarlas adecuadamente.
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Las tarifas de los gestores
Al considerar el servicio de un gestor para la declaración de la renta, surge inevitablemente la cuestión de cuánto costará. Las tarifas son variables y están sujetas a la libertad de cada profesional, aunque se encuentran influenciadas por las recomendaciones de los colegios profesionales a los que pertenecen. Por lo general, el rango va desde 50 hasta 150 euros, dependiendo de la complejidad de la declaración fiscal de cada contribuyente.
Por ejemplo, para operaciones básicas como confirmar el borrador con pocas o ninguna modificación sustancial, que podría incluir deducciones autonómicas o familiares simples; los costes suelen ser más bajos, alrededor de 50 euros. Sin embargo, si la declaración requiere ajustes más complejos, como la inclusión de diversas deducciones estatales o el cálculo de impuestos adicionales, el precio podría aumentar a 70 u 80 euros. Por otro lado, las declaraciones que involucran una variedad de fuentes de ingresos y deducciones, como la compraventa de activos financieros, alquileres, y otras circunstancias más complejas, pueden tener un coste de entre 100 y 150 euros.
Beneficios de la contratación de servicios profesionales
Optar por la contratación de un gestor administrativo es una decisión que va más allá del coste. Este profesional actúa como un amortiguador contra posibles errores que pueden ser sancionados por la Agencia Tributaria. La correcta aplicación de deducciones y desgravaciones, muchas veces desconocidas por el contribuyente, puede significar no solo el ahorro en el pago de impuestos sino, en muchos casos, recibir una devolución más sustancial de lo esperado.
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Un gestor puede desentrañar la complejidad del sistema tributario, adecuando cada declaración a la particularidad del caso que maneja, asegurando que el contribuyente pague solo lo justo o reciba el máximo a devolver. Además, la asistencia de un profesional en este ámbito puede ofrecer tranquilidad al contribuyente, sabiendo que su declaración ha sido preparada con precisión y que se han explorado todas las vías posibles para optimizar su resultado fiscal.
Aunque inicialmente pueda verse como un gasto, pagar por los servicios de un gestor, cuyos honorarios oscilan entre 50 y 150 euros, debería considerarse una inversión. La posibilidad de minimizar el pago de impuestos y maximizar las potenciales devoluciones justifica la contratación de un experto que conoce en profundidad la legislación vigente y las oportunidades de ahorro fiscal.