El complejo de La Moncloa, residencia del presidente del Gobierno y sede de parte del Ejecutivo, sufrirá obras que renovarán sus instalaciones. Tanto el Ministerio del Interior como el de la Presidencia acaban de licitar dos contratos que suman 401.000 euros para una revalorización paisajística de los jardines y para reformar su perímetro de seguridad, mejorando el muro de protección. El primero de ellos se publicitó el pasado 12 de marzo, y el segundo, el 3 de abril.
Tras la revolución de “la Gloriosa” que tuvo lugar en septiembre de 1868, y que terminó con el reinado de Isabel II, el palacete y los terrenos de la Florida y de la Moncloa se cedieron al patrimonio del Estado y no retornaron a la Casa Real. El Ministerio de Fomento lo cedió en 1918 a la Sociedad Española de Amigos del Arte, que hizo trabajos de restauración. La zona fue arrasada durante la Guerra Civil y, entre 1948 y 1953, el arquitecto Diego Méndez construyó el actual palacio sobre sus cimientos. Se recuperaron los jardines y se plantaron la mayoría de los árboles que hay hoy en día: cedros, pinos, cipreses, abetos, plátanos... El Palacio de la Moncloa es Bien de Interés Cultural (BIC) desde 1927 y sus jardines fueron declarados de Interés Singular.
Presidencia quiere ahora que una empresa especializada redacte “una propuesta de revalorización paisajística de los Jardines de la Moncloa” y rehabilite el Jardín del Barranco. Esta es la parte más antigua, un espacio restringido a la familia del presidente y al personal del palacio. En esta zona, por ejemplo, se conserva la fuente que inspiró versos de amor del poeta Antonio Machado. Según la memoria justificativa del contrato, “el trazado y la vegetación del jardín del Palacete de la Moncloa debe ser objeto de un estudio previo como paso inmediato a la redacción de un anteproyecto y proyecto de restauración”. Es decir, un estudio que determine el estado actual del jardín en comparación con su evolución histórica, ya que ha habido distintas intervenciones que han ido modificando su configuración, la última en 1986. Todo ello con “estudios específicos relativos al uso de las plantas y otros recursos naturales”. El presupuesto es de 167.000 euros (IVA incluido).
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Desde entonces, es decir, desde 1986, no se han realizado actuaciones de restauración en el jardín que, con el paso del tiempo, “se ha ido degradando progresivamente”. La empresa que resulte ganadora tendrá nueve meses para realizar los trabajos y deberá contar con un equipo constituido por un “doctor arquitecto/a paisajista con una experiencia mínima de 25 años” y que ya haya realizado estudios paisajísticos en jardines históricos para Administraciones Públicas o entidades privadas; dos arquitectos (uno de ellos especialista en drenaje y saneamiento); dos doctores ingenieros agrónomos con experiencia en instalaciones eléctricas y alumbrado exterior; un ingeniero agrónomo encargado del análisis del estudio topográfico y de la revisión de la vegetación existente; un aparejador o ingeniero técnico que supervise las actuaciones hidráulicas; y finalmente, un historiador “que acredite conocimientos especializados en jardines de finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII”. El pliego estima que estos profesionales cobrarán 23 euros la hora. Este pasado 2 de abril, Presidencia publicó que de momento solo se ha presentado una empresa al concurso: Consulting Internacional Técnico en Recuperación Ambiental SL.
Muro perimetral en mal estado
El segundo contrato, licitado más recientemente, quiere sustituir parte del vallado de seguridad del perímetro del complejo de La Moncloa. Ya en mayo de 2023, el Departamento de Seguridad de Presidencia del Gobierno solicitó al Ministerio del Interior las actuaciones necesarias para realizar esta obra, “debido a las deficiencias observadas en su estado”. El coste estimado es de 234.000 euros. Hay que destacar que la sede presidencial consta de dos vallados separados por una zona intermedia. El exterior está constituido por una valla metálica de simple torsión de dos metros de altura y postes de acero galvanizado cada tres metros, empotrados en un murete de hormigón.
El trazado del vallado es prácticamente recto, con una longitud total de 336 metros. “El entramado metálico se encuentra en mal estado, por lo que requiere su sustitución para seguir cumpliendo las condiciones de seguridad que le son requeridas”, rezan los pliegos técnicos, que aseguran que “el muro base de hormigón sobre el que se asientan los postes de sujeción de la valla metálica presenta fisuras producidas por dilataciones e inexistencia de juntas, desconchones superficiales por el paso del tiempo y su exposición a los agentes atmosféricos, agujeros que se encuentran sin tapar y desprendimientos”.
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Los pliegos técnicos detallan que el proyecto contempla el desmontaje del vallado metálico actual y la instalación del nuevo sobre el muro de hormigón existente, previamente reparado. La solución propuesta es un cerramiento tipo empalizada, realizado con postes verticales a base de tubos metálicos huecos de sección rectangular, coronados con una bayoneta con ángulo hacia el exterior y alambre de púas. “Al ser una pantalla de tubos en vertical hace que sea difícil trepar por ella”. El plazo de la ejecución de las obras es de cuatro meses. Las empresas que quieran licitar pueden presentar sus ofertas hasta el 25 de abril.