Eugenio Freire, médico digestivo: “En España, más del 70% de los adultos se van a volver intolerantes a la lactosa”

El doctor Eugenio Freire aclara para ‘Infobae España’ algunos de los mitos más comunes en torno a la intolerancia a la lactosa y explica cómo funciona esta condición

Intolerancia a la lactosa (Shutterstock)

A pesar de que la intolerancia a la lactosa es una condición común, lo cierto es que todavía persisten unos mitos en torno a ella. Para comprender qué supone ser intolerante a la lactosa, debemos empezar conociendo qué es realmente. El doctor Eugenio Freire es cirujano general digestivo del Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades Digestivas (CMED), de donde es director de la Unidad de Conocimiento, y aclara en una entrevista para Infobae España varias de las dudas más extendidas.

Es importante tener en cuenta que ser intolerante a la lactosa no es lo mismo que ser alérgico. “La intolerancia a la lactosa es la incapacidad del intestino delgado de digerir la lactosa, que es el azúcar de la leche por falta de la enzima lactasa. En cambio, la alergia a la proteína de la leche de vaca es una respuesta exagerada del sistema inmune porque la proteína se comporta como un alérgeno que dispara esta reacción. Son cosas diferentes”, explica el doctor.

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Del mismo modo, no existe una única forma de que se desarrolle la intolerancia a este tipo de azúcar, pues esta puede ser congénita o desarrollarla con el tiempo, tal y como explica el experto digestivo: “La intolerancia a la lactosa puede ser primaria cuando hay un trastorno de déficit genético. En los niños se diagnostica esto cuando son bebés, porque no toleran la lactosa de la leche materna porque el intestino es incapaz de sintetizar la enzima lactasa para digerir la lactosa. En cambio, existe la intolerancia a la lactosa secundaria, que eso suele ser ya en personas adultas porque hay alguna agresión al intestino, algo inflama el intestino, por ejemplo una infección”.

Por qué los adultos desarrollan intolerancia a la lactosa

Según los datos de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, entre el 20 y el 30% de los niños en España sufre de intolerancia a la lactosa, mientras que en la población adulta el porcentaje varía entre el 15 y el 40% en la población adulta. “En España, Italia y otros países del sur de Europa, más del 70% de las personas adultas se van a volver intolerantes a la lactosa por un factor geográfico y genético. A medida que nos vamos haciendo adultos, el intestino produce cada vez menos lactasa. Entonces, la gente se va volviendo intolerante a la lactosa por la falta de la lactasa, que es la enzima para digerir la leche”.

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¿Cuál es la causa que hay detrás de que una persona ya en su adultez desarrolle esta intolerancia? La clave está en nuestra condición de mamíferos: “Cuando somos bebés, el alimento principal es la leche materna, por eso el intestino produce muchísima lactasa para digerir esa lactosa. El ser humano es el único animal mamífero que hasta la vida adulta sigue alimentándose de leche, encima de una leche de otro animal. Por eso es más difícil de digerir”.

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Este es el motivo por el que cada vez más personas optan por beber leche sin lactosa, a pesar de no ser intolerantes. “Prácticamente es echar la enzima de la lactasa a la leche”, manifiesta el doctor Freire, “por eso es más fácil de digerir”. No obstante, el experto anima a las personas tolerantes a incluir la leche como parte de su dieta, ya que se trata de “un alimento súper completo y nutritivo, con proteínas de gran calidad, con todos los aminoácidos esenciales, igual que grasa saludable y un aporte significativo de calcio y vitamina D”.

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