La invisibilidad es uno de los grandes poderes mágicos que siempre hemos anhelado: desde El hombre invisible de H.G. Wells hasta la heroína de Los 4 fantásticos, sin olvidarnos, claro, de la mítica capa que Harry Potter llevó consigo desde la primera película. Pero, ¿y si no fuera una cuestión de magia? Puede que, en un futuro, ser invisibles esté más cerca de lo que pensamos gracias al descubrimiento de un equipo de investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania.
Su logro, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America (PNAS), ha consistido en poder recrear de manera sintética la estructura interna de una familia de insectos muy similares a los saltamontes, los cicadélidos, que tienen la capacidad de casi erradicar por completo el reflejo de la luz -y, por lo tanto, de no reflejar ningún color-.
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Pero los cicadélidos pertenecen, en realidad, al orden taxonómico de los homópteros, es decir, que pertenecen al mismo grupo que las cigarras, los pulgones o las chicharritas. Existen unas 20.000 especies en todo el mundo, y uno de sus rasgos más llamativos es la capacidad de secretar una sustancia capaz de repeler el agua y evitar la reflectividad lumínica de la superficie que impregnen. Este aspecto llamó la atención de los científicos, que comenzaron a estudiar el fenómeno.
La historia de un gran descubrimiento
Las estructuras expulsadas por los cicadélidos se llaman brocosomas y fueron descritos por primera vez en 1952. Con ayuda de un microscopio, podríamos comprobar que se trata de una serie de moléculas vacías por dentro, como una malla, que hasta 2017 no lograron crear de manera sintética. Por otro lado, esta estructura seguía siempre un único patrón, es decir, que el tamaño de los agujeros de los brocosomas era el mismo, viniese del insecto que viniese.
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Con toda esta información, lo que han tratado de hacer los investigadores de la Universidad de Pensilvania ha sido lograr un modelo de la estructura con una impresora 3D, lo cual ha servido para realizar experimentos con luz a diferentes longitudes de onda -infrarroja, ultravioleta, rayos gamma, etc.-.
Gracias a esta posibilidad, los científicos descubrieron la increíble capacidad de absorber la luz ultravioleta y de dispersar la luz visible de la sustancia. Tak-Sing Wong, uno de los responsables del proyecto y catedrático de ingeniería mecánica y biomédica, declaró a National Geographic que era “la primera vez que vemos esto en la naturaleza: capacidad para controlar la luz de una forma tan específica utilizando partículas huecas”. El científico sugirió que, tal y como se ha indicado en el estudio, muy probablemente los cicadélidos desarrollaran esta estructura para librarse de la humedad y que, además, la usaran para evitar a los depredadores.
Muchas aplicaciones prácticas
Todo esto podría suponer un gran avance en muchas materias, ya que el hallazgo presenta un gran potencial en cuanto a su utilidad. Ya hemos mencionado la invisibilidad, así que no sería de extrañar que se intentara simular esta misma estructura en dispositivos de camuflaje. Al mismo tiempo, también podría servir para crear nuevos materiales relacionados con la captación de energía solar o, todo lo contrario, de aquellos que se usen para protegernos de la luz, como las cremas solares.