En el contexto de la recepción de una herencia, uno de los temas que más dudas genera es el relativo al cumplimiento de las obligaciones fiscales que esta conlleva. En particular, el Impuesto de Sucesiones se erige como uno de los principales pagos a los que un heredero debe hacer frente al recibir bienes de una persona fallecida. Este impuesto, cuyo importe varía en función del valor de la herencia, es una realidad ineludible que debe ser gestionada con responsabilidad para evitar complicaciones fiscales y legales.
Al heredar, no solo se adquieren bienes, sino también obligaciones fiscales. Por ello, es esencial comprender el procedimiento para el pago del Impuesto de Sucesiones y las consecuencias de su incumplimiento. Este impuesto debe liquidarse en la comunidad autónoma donde residía el difunto y el plazo estipulado para su cancelación es de seis meses desde el fallecimiento, con opción a una prórroga de otros seis meses. No obstante, cabe destacar que, si el pago se realiza durante el periodo de prórroga, es posible que se pierdan las bonificaciones por pronto pago ofrecidas por algunas comunidades autónomas.
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El incumplimiento en el pago del Impuesto de Sucesiones trae consigo intereses de demora y sanciones que pueden incrementar considerablemente el importe adeudado. Las sanciones económicas pueden ser de entre el 50% y el 150% de la cuota impagada, sumado a recargos que oscilan entre el 5% y el 20%. No obstante, si se ha presentado la declaración pero no se ha procedido al pago, el heredero no enfrentará dichas sanciones, aunque estará sujeto a los intereses de demora y recargos por el retraso.
Las situaciones en las que la herencia es dividida entre varios herederos suscitan la pregunta sobre las consecuencias del incumplimiento de uno en el conjunto. La legislación establece que cada heredero es responsable de realizar la autoliquidación y pago de su parte correspondiente del impuesto. Esto implica que las sanciones o recargos por el incumplimiento de uno de los herederos no repercuten en los demás, asegurando que cada parte asuma su responsabilidad individual frente a las obligaciones fiscales.
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En casos donde el heredero se enfrenta a dificultades económicas para abonar el Impuesto de Sucesiones, resulta relevante señalar que la Administración Pública permite el aplazamiento o fraccionamiento del pago. Esta opción busca facilitar el cumplimiento de las obligaciones fiscales, adaptándose a la situación económica del heredero y evitando que el pago del impuesto suponga un desequilibrio financiero.
Pagar los impuestos con el dinero de la herencia
Otra alternativa es la posibilidad de cubrir el impuesto con el dinero obtenido de la misma herencia. Según el Reglamento del Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones, se puede solicitar a la entidad bancaria que efectúe el pago del impuesto directamente al Tesoro Público, utilizando los fondos depositados en la cuenta del difunto. Esta opción simplifica el proceso para el heredero, evitando desembolsos personales inmediatos.
La atención a los plazos y requisitos para el pago del Impuesto de Sucesiones es fundamental para evitar incurrir en sanciones y recargos que pueden aumentar la carga financiera asociada a la herencia. Asimismo, es importante que los herederos tengan conocimiento de todas las posibilidades ofrecidas por la legislación para cumplir con sus obligaciones fiscales de la manera más conveniente, incluyendo el aplazamiento, fraccionamiento y el pago del impuesto con los activos heredados.