El dispositivo que nunca debes llevar en el coche: la DGT te puede poner una multa de 6.000 euros

Durante el año 2023 fallecieron 1.145 personas en carretera, y a pesar de que la Dirección General de Tráfico intenta reducir las cifras, los números no dejan de subir. De esta manera, una de las alternativas que más han adoptado en los últimos tiempos ha sido la de una mayor dureza en las multas de tráfico. Por esto mismo, algunos conductores recurren a una serie de medidas para poder evitar las penalizaciones por diferentes motivos, entre ellos, el exceso de velocidad.

Según un estudio de Automovilistas Europeos Asociados, en 2022 la DGT recaudó más de 507 millones de euros por multas de tráfico, y de ellas dos de cada tres sanciones eran motivadas por el exceso de velocidad. Uno de los métodos que más se ha puesto de moda es el uso de inhibidores de radar, una serie de dispositivos diseñados para interferir con los sistemas de medición de velocidad que utilizan las autoridades. Sin embargo, lo que muchos no saben es que este tipo de acciones pueden provocar sanciones legales más severas que una multa de tráfico.

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A pesar de lo atractivo que puede suponer para algunos conductores, son ilegales en la mayoría de países y regiones. Estos dispositivos emiten una serie de señales que confunden o bloquean los dispositivos de radar que utilizan desde Tráfico, dificultando así su capacidad para determinar a que velocidad va un vehículo. Según el II Observatorio de Radares de España elaborado por Coyote, en nuestro país hay 2.820 radares. De estos, 2.010 son fijos, 400 son de semáforo, 167 son de tramo y 243 de cinturón y móvil. Un aumento de dispositivos del 7% con respecto al año 2022.

Las multas por su uso pueden oscilar al rededor de los 6.000 euros y suponen la retirada de seis puntos del carnet de conducir. La nueva Ley de Tráfico aprobada en 2022 fortaleció la normativa, y si antes ya estaban prohibidos el uso de los inhibidores de radares, ahora supondrá una sanción solo por llevarlo en el interior del vehículo. Pero no solo puede suponer una penalización para quien lo posea, y es que si se detecta el taller que hizo la instalación, la DGT podría deshabilitar el negocio e imponer una multa de 30.000 euros.

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La alternativa más útil en estos caso son los avisadores de radar. Aunque pueden parecer similares, hay una gran diferencia en cuanto a su funcionalidad y legalidad. Los inhibidores están diseñados para interferir con las señales de radar emitidas y los avisadores simplemente alertan a los conductores sobre la presencia de estos sin cruzar señales con ellos. La gran distinción es que sí que son legales en España y suponen una herramienta de advertencia para los conductores conscientes de la seguridad vial.

El uso de inhibidores de radar no solo pueden resultar en sanciones significativas y consecuencias legales graves para los conductores, también representan un riesgo para la seguridad vial. La mejor opción siempre se fundamenta en cumplir con los límites de velocidad y una conducción de manera segura y responsable.