El Javelin es todo un símbolo de la guerra de Ucrania, o al menos lo fue durante los primeros meses del conflicto. Hace poco más de dos años, los telediarios abrían sus emisiones con los tanques de Rusia avanzando sobre el territorio ucraniano, que incluso lograron entrar a Kiev. Sin embargo, mucho antes de lo que a Vladimir Putin le hubiese gustado, el escenario cambió drásticamente. Rápidamente, en medida gracias a las carencias logísticas de Moscú, la imagen que se volvió viral fue la de los soldados ucranianos cargando al hombro un lanzacohetes junto a un gran número de carros de combate rusos destruidos a un costado del camino. El Javelin, misil antitanque de origen estadounidense, demostró ser capaz de perforar el blindaje de las unidades invasoras y pronto se convirtió en el principal dolor de cabeza del Ejército ruso.
Su extraordinario desempeño en los principios de la guerra le valió un gran prestigio internacional, al punto de que muchos países han querido adquirir este sistema portátil. Uno de los últimos en mostrar interés en estos misiles contracarro ha sido Marruecos que, en un hipotético conflicto armado, podría llegar a usar el Javelin contra los tanques T72 de Argelia o los cerca de 40 Leopard que España dispone en Ceuta y Melilla.
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Días atrás, el Departamento de Estado de Estados Unidos dio el visto bueno a la venta de 200 lanzadores y 612 misiles Javelin a las Fuerzas Armadas marroquíes, una transacción valorada en 240 millones de euros. Según ha informado la Agencia de Cooperación para la Seguridad y la Defensa (DCSA) en un comunicado, la venta de estos misiles “mejorará la capacidad de defensa a largo plazo de Marruecos para defender su soberanía e integridad territorial y cumplir con sus requisitos de defensa nacional”.
De acuerdo a la agencia estadounidense, Rabat “no tendrá dificultades para absorber este equipo en sus fuerzas armadas”. De igual manera, desde la Casa Blanca apuntan a que este contrato también será beneficioso para consolidar la seguridad nacional de su país “al ayudar la seguridad de un importante aliado no perteneciente a la OTAN que continúa siendo una fuerza importante para la estabilidad política y el progreso económico en el norte de África”.
El temor de los tanques rusos
El Javelin, fabricado por la empresa estadounidense Lockheed Martin, destaca no sólo por su reducido tamaño y peso: el misil alcanza los 11,8 kilogramos mientras que el lanzador acusa 6,4 kg, lo que lo vuelve fácil de transportar al hombro y que pueda ser utilizado por un sólo soldado. Además, incorpora un sistema de guía por infrarrojos que permite un seguimiento automático del objetivo, lo que facilita la recarga rápida del arma o el desplazamiento de los operadores para una nueva posición.
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Este armamento se caracteriza asimismo por su doble carga explosiva, diseñada para perforar los tanques enemigos: la primera detonación es para superar la coraza reactiva con la que puede estar dotado el objetivo, mientras que la segunda permite atravesar el blindaje básico del blanco. Este misil antitanque entró en servicio en 1996 y el Ejército de Estados Unidos ha hecho uso de él en Iraq y Afganistán, aunque ningún otro país lo ha utilizado tan intensivamente como Ucrania. Entre los planes del Pentágono, figura mantener activo el Javelin hasta, como mínimo, 2050, mediante continuas modernizaciones para que el arma esté preparada para los requisitos operativos del futuro.