Elvira, de Valladolid, y Nuria, de Barcelona, han sido madres con más de 40 años y ambas retrasaron la maternidad por una misma razón: no encontraron antes a la pareja adecuada. Elvira conoció a su actual pareja cuando tenía 35 años, y fue cuatro más tarde cuando por primera vez intentó quedarse embarazada, pero no lo logró hasta que cumplió los 43, cuando “ya estaba a punto de acudir a una clínica de fertilidad”. “Al final mi hijo llegó de forma natural”, cuenta a Infobae España, aunque explica que el embarazo se le complicó en las últimas semanas debido a una preeclampsia, una afección relacionada con la hipertensión arterial que puede resultar grave para la madre y el bebé. Tras esa complicación, pero sobre todo debido a su edad, Elvira descartó la posibilidad de ser madre una segunda vez.
En el caso de Nuria, además de haber conocido a su pareja a los 34 años, el hecho de tener un trabajo precario también hizo que retrasara su maternidad. Aunque se quedó embarazada una primera vez a los 35 años, decidió abortar porque no se vio capaz de afrontar esa realidad sin una seguridad económica y con todas las dificultades para conciliar. “No me veía preparada, sabía que ser madre me iba a limitar mucho”, explica. Nuria tuvo finalmente a su primer hijo con 38 años y al segundo con 41. Es consciente de que no tiene la misma energía que antes, pero también está orgullosa de haberlos tenido más tarde, “siendo más madura”. “Ahora es el momento en el que puedo cuidarlos y mantenerlos mejor, darles una calidad de vida, con un trabajo y pareja estable”, relata esta socióloga.
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Al igual que Nuria y Elvira, cada vez son más las mujeres deciden posponer la maternidad, ya sea por no haber encontrado una pareja estable, por la precariedad laboral, el alto precio de la vivienda o las escasas medidas para conciliar. España ya se ha convertido en el país de la Unión Europea con mayor proporción de nacimientos de madres mayores de 40 años, según datos de Eurostat.
De hecho, la información del Instituto Nacional de Estadística muestra que, en la última década, el número de nacimientos de madres de 40 o más años ha crecido un 19,3%. En 2023, ya representaron el 10,7% del total, frente al 6,8% de 2013. Por el contrario, los nacimientos de las madres menores de 25 años han caído un 26% en los últimos diez años y suponen actualmente el 9,4% del total.
Otra cifra llamativa que arroja el INE es que en España ya hay más madres de 40 años que de 27: un total de 12.137 frente a 10.887, según los últimos datos disponibles, relativos a 2022.
Por otro lado, la edad media de maternidad en el país se mantuvo en 2022 en los 32,6 años, aunque hay matices dependiendo de la nacionalidad: la de las madres españolas aumentó nueve centésimas respecto a 2021, y se situó en 33,1 años, mientras que la de las extranjeras se redujo una décima, hasta 30,5 años.
A más edad, más riesgos
Miriam Al Adib es ginecóloga y atiende a muchas mujeres que han decidido posponer su maternidad pasados los 40 años. La gran mayoría, asegura, debido a la incertidumbre y la precariedad laboral o porque “muchas prefieren seguir desarrollando su carrera profesional” y no renunciar a ella tras cumplir los 30. La doctora también explica que “los 40 años de ahora no son los de antes, que no hay tanta prisa y eso se nota”, pero también recuerda que la fertilidad disminuye con la edad y que, a partir de los 35, “la reserva ovárica comienza a descender de forma significativa”. “Aunque de esto no se habla mucho y a veces vemos cómo hay mujeres famosas que se quedan embarazadas con más de 40 años, e incluso llegando a los 50 en algunos casos, lo cierto es que los ovarios envejecen al mismo ritmo que antes”, señala. Por eso, muchas mujeres no pueden lograr un embarazo con sus propios óvulos a partir de esta edad, sino mediante fecundación in vitro con los de una donante.
Además, indica Al Adib, pasados los 40 años también aumenta el riesgo de sufrir un aborto o tener preeclampsia, y lo mismo ocurre con las alteraciones cromosómicas en los embriones, como el síndrome de Down. “La maternidad tardía tiene más riesgos obstétricos, pero cada cual es libre de decidir y obviamente depende de sus circunstancias”, sostiene.
Mínimo histórico de nacimientos
España no solo es uno de los países con la tasa de fecundidad más tardía, sino también de las más bajas del mundo, al situarse en 1,16 el número medio de hijos por mujer. Además, si atendemos a la nacionalidad, entre las madres españolas esa cifra se reduce hasta el 1,12, mientras que entre las extranjeras se mantiene en el 1,35. En la Unión Europea, tan solo Malta aparece por debajo de España, al alcanzar 1,08 hijos por mujer, cuando la media europea se sitúa en 1,46, siendo Francia, con 1,79, el país que con mayor tasa de fecundidad, según la información de Eurostat de 2022.
Así, en 2023 España registró un nuevo mínimo histórico de nacimientos, con un total de 322.075, lo que supone la cifra más baja desde el comienzo de la serie, en 1941, según los últimos datos provisionales del INE. El año pasado, hubo 6.629 nacimientos menos que en 2022, por lo que la cifra se redujo en un 2%. Además, desde 2013, cuando se registraron 424.440 nacimientos, el número ha caído un 24,1%. 2014 fue el último año en el que los nacimientos aumentaron, y desde entonces han descendido cada año.
Escasas ayudas a la natalidad
El hecho de que cada vez nazcan menos niños supone un impacto para el empleo, el pago de las pensiones y la dependencia. Sin embargo, las ayudas públicas para fomentar la natalidad -tanto por parte del Gobierno central como por algunas comunidades autónomas- son insuficientes para ayudar a la crianza. No obstante, la Ley de Familias anunciada recientemente por el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, contempla una prestación universal por hijo y una mayor protección para las familias monoparentales, entre otras medidas, y podría entrar en vigor antes del verano, aunque todo dependerá de las negociaciones y el apoyo que consiga entre los grupos parlamentarios.
En ese sentido, desde la Federación de Planificación Familiar (Sedra), que trabaja en la atención a la salud sexual y reproductiva, también lamentan que, en algunas regiones, sobre todo en aquellas en las que el Partido Popular gobierna con Vox, “en vez de plantear mejores políticas de natalidad y garantizar esa estructura de trabajo e independencia económica que se necesita para tener hijos, se opte por forzar la máquina de la maternidad”.
Con propuestas como la que lanzó a principios de 2023 el vicepresidente de Castilla y León, Juan García-Gallardo (Vox), de que los médicos ofrecieran escuchar el latido fetal a las mujeres que quisieran abortar y ecografías 4D, “solo se trata a las mujeres como si fueran tontas y no fueran dueñas de sus propias decisiones, al tratar de desalentarlas de procesos que tienen claros”, señala Raquel Hurtado, subdirectora de Sedra. Esta especialista también asegura que lo fundamental es que las políticas de natalidad aseguren a aquellas mujeres que tienen el deseo de ser madres que pueden hacerlo “con una buena estructura”.