Hace 10 años, Sydney Sweeney leyó el guion de una película de terror en la que una joven que visita un internado en Irlanda termina siendo impregnada en nombre de la religión, de forma casta y pura. Todo el mundo quiere un pedazo de su cuerpo y ella quería poder interpretar el papel protagonista de una cinta que, como sucede muchas veces en Hollywood, se quedó guardada en el cajón de las posibles y futuras ideas.
La actriz se enfocó en otros proyectos (véase El cuento de la criada, Euphoria o la primera temporada de The White Lotus), pero una vez metida en la ruleta de la interpretación intentó sacar adelante un largometraje que seguía apareciéndosele en sueños. Sweeney volvió a contactar con el guionista, Andrew Lobel, y terminó encontrando el dinero para financiarla. Así nació, Immaculate, la primera cinta que la actriz ha producido a través de su compañía Fifty-Fifty Films, creada en 2020 para intentar tener más decisión en la industria.
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Immaculate se ha convertido en el mejor estreno en taquilla para Neon, su distribuidora. La mujer que interpretó a Cassie en la ficción de Sam Levinson (inducida en un sueño febril a causa de las polémicas de su tercera temporada) parecía relegada a un estatus alejado de las previsiones de éxito que se asociaban a otros de los compañeros de la serie, como en el caso de Zendaya o Jacob Elordi. Sin embargo, el tiempo ha puesto a sus detractores (o los que la cosifican por su boyante figura) en su lugar. Sweeney no sólo ha demostrado muchísima inteligencia empresarial (como por ejemplo, cuando alegó que su participación en Madame Web fue un trámite para mejorar su relación con Sony y poder sacar adelante Cualquiera menos tú o Barbarella), también devoción y respeto hacia todo aquello en lo que participa.
Los movimientos inteligentes no acaban ahí, pues hace unos días acudió a una iglesia para ver con pastoras reales la película que acaba de estrenar en cines, coincidiendo con la Semana Santa o la Pascua, en el caso de Estados Unidos y Europa. Hollywood, en ocasiones perezosa a la hora de dar forma a sus promociones, debería aprender del ejercicio de Neon y Sweeney. “Rezaremos por ti”, le espetaron las pastoras Sarah y Allison, incapaces de disimular el terror que estaban experimentando mientras veían la cinta desde los bancos en los que los feligreses predican sus oraciones.
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"This movie has officially gone too far."
— Immaculate (@ImmaculateMovie) March 29, 2024
"We'll pray for you."
Sydney Sweeney watches IMMACULATE with real pastors. pic.twitter.com/k5pN65BiMg
El elemento más interesante del vídeo es ver cómo Sweeney se emociona al ver a las pastoras pasándolo mal con las escenas que ella ya conoce de memoria, lo que genera un vínculo especial entre las tres. “Nunca había visto a una monja romperle la pierna a otra”, dice una de ellas tras una de las escenas más aprehensivas. “¿Tenéis a alguna monja como ella por aquí?”, bromea la intérprete, consciente de que todo está a punto de ennegrecerse (en lo que a guion se refiere). “Guau, has ido directa al Cardenal”, le indica la otra pastora. “Debes de haber sido una monja muy importante”, ironiza, mientras enuncia el nombre de Jesucristo con cada terrorífica escena. “¿Me vais a prohibir la entrada a la Iglesia?”, pregunta Sweeney tras el visionado de Immaculate.
El vídeo demuestra el interés de la intérprete por hacer llegar una película por la que peleó durante una década. Su devoción hacia la monja Cecilia va más allá de un par de publicaciones en Instagram y unas cuantas entrevistas con medios de comunicación especializados en cine. La promoción que ha elaborado junto a Neon, un vídeo que ha viajado por las redes sociales, es un ejemplo más de la visión de Sweeney en una industria que la había reducido a papeles de rubia poco avispada, como en el caso de Euphoria.
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El futuro de Sydney Sweeney
Mientras que la tercera temporada de la serie con la que se hizo popularmente conocida, Euphoria, pende de un hilo, Sydney Sweeney (al igual que otros compañeros) no tiene excesiva prisa por regresar al set de rodaje de Sam Levinson. La joven actriz está recogiendo los frutos del éxito después de muchos años de trabajo en la industria. No sólo ha conseguido el mejor estreno en taquilla para Neon con su rol eclesiástico, también ha triunfado con Glen Powell en Cualquiera menos tú, la comedia romántica del año que ha recaudado más de 200 millones de dólares, convirtiéndose en la cinta más taquillera del género (recomendada para mayores de 18 años) desde Bridget Jones’s Baby (2016).
En cuestión de un año, Sweeney ha sacado al mercado tres películas: Cualquiera menos tú, Immaculate y Madame Web, la última siendo un fracaso estrepitoso de taquilla y crítica. Preguntada por qué decidió formar parte de un largometraje que olía a batacazo, la actriz respondió: “Es lo que me ha permitido establecer una relación con Sony. Sin hacer Madame Web no tendría relación con los que toman las decisiones allí. Todo en mi carrera no lo hago sólo por esa historia, sino por decisiones comerciales estratégicas. Gracias a eso, pude venderles Cualquiera menos tú. Pude conseguir Barbarella”.
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En el mapa, y en sus planes de futuro, no sólo está una nueva entrega de Cualquiera menos tú (hace poco, Sweeney comentó que estaba hablando con Powell para una posible segunda parte, o quizá un nuevo guion que cuente con una dupla que ha derrochado química dentro y fuera de la gran pantalla), también Echo Valley, la producción de Apple TV+ que también contará con Julianne Moore y Domhnall Gleeson. Un thriller dirigido por Michael Pearce que narra la vida de Kate Garrett (Moore), una mujer que entrena a caballos en la granja de Echo Valley (en Pensilvania) mientras se recupera de un trauma personal. Un día, su indomable hija (Sweeney) aparecerá en su puerta, asustada y cubierta con la sangre de otra persona.