Hace un par de días, Zendaya (que parece tener la agenda más apretada que Carles Puigdemont) comenzó a promocionar Challengers, la nueva película de Luca Guadagnino (Call me by your name, Suspiria, Bones and all) que se retrasó a causa de la huelga de guionistas y escritores de Hollywood, pero que se estrenará globalmente el próximo 26 de abril.
Su libidinosa y deportiva trama han llevado a la intérprete principal a atestiguar las virtudes del guion en la premiere de la película en Sídney el pasado martes: Zendaya apareció con un vestido de Loewe inspirado en el tenis, de color verde césped y elaborado única y exclusivamente para la velada. En el diseño customizado por Jonathan Anderson (director creativo de la marca española) se puede apreciar la silueta de un tenista que está a escasos segundos de golpear la pelota, un guiño (recubierto de purpurina) a la temática de la cinta.
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No es la primera vez que la interprete curtida en Disney Channel deslumbra en la alfombra roja. Zendaya es el Godzilla de la moda: un rival imbatible que siempre irá acorde con el mood de la velada. Antes de brillar con el Loewe escogido para la primera jornada de promoción de Challengers, la actriz ya dejó a medio mundo sin respiración con la gira de Dune: Parte Dos. Su estilista, Law Roach, no sólo consiguió que la estética desértica y futurista acompasara a sus looks, también desempolvó uno de los estilismos más icónicos de la historia de la alta costura: el traje galáctico de Thierry Mugler perteneciente a la colección del año 1995, una joya de la corona sólo apta para las perlas más exquisitas.
Los looks virales en alfombras rojas han generado un mayor interés por las películas que en ellas se promocionan. No lo decimos en Infobae España, lo confirmó el propio Roach, que admitió que los pesos pesados de Dune (ejecutivos y productores) le habían congratulado por la elección de estilismos de Zendaya durante la tourné de promoción de la cinta dirigida por Denis Villeneuve.
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Vestir acorde con la temática de la película que se presenta es una moda que ha venido para quedarse y que enaltece la pomposidad de ambas ramas. No hay mejor ejemplo que Barbie para demostrar el poder de la alta costura asociada al cine. Los estilismos de Margot Robbie inspirados en el juguete más notorio de Mattel generaron un vínculo nunca antes visto en una alfombra roja. En cada ciudad, la intérprete australiana se inspiraba en un modelo clásico de muñeca para ejecutar su outfit a la perfección.
Recientemente, Emma Stone ha bebido de la fuente de sabiduría de Bella Baxter, el personaje que interpreta en Pobres criaturas (la cinta de Yorgos Lanthimos con la que se ha alzado con su segundo Oscar), para confeccionar sus vestidos de la temporada de premios. La textura sedosa, pomposa y fastuosa de los conjuntos que Baxter lleva en el largometraje se ha trasladado a las alfombras rojas que Stone ha pisado para promocionar la película (y para arrasar con todos los premios, BAFTA, Globo de Oro y la estatuilla dorada predilecta de Hollywood). Colores chillones y tejidos de raso, grandes mangas y cortes barrocos. La diseñadora de vestuario de Pobres criaturas, Holly Waddington, tenía su Oscar más que asegurado.
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‘Barbie contra Barbie’
Andrew Mukamal, la mente (maravillosa) detrás de los outfits de Margot Robbie en la gira de Barbie, fue el hombre más buscado el pasado mes de julio. El estilista de la actriz supo exprimir la oportunidad creativa de jugar con las posibilidades que le otorgaba la muñeca de Mattel.
Barbie tiene centenares de ediciones especiales, algunas de ellas creadas por diseñadores de alta costura (como en el caso de Versace, Moschino o Balmain). El catálogo de inspiración era inmenso, casi inabarcable, pues se trata de un juguete creado en el año 1959. Mientras muchos esperaban una cascada cargada de tendencias de color rosa, los diseños hechos para Robbie fueron más allá del simplismo cromático.
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En Sídney, México, Londres, Los Ángeles o Seúl. Cada ciudad contó con varios estilismos asociados, siempre, a una muñeca Barbie. La comparativa entre el plástico y la realidad generó una incontestable expectación por saber qué sorpresa de alta costura vendría después. Chanel, Schiaparelli, Moschino, Gucci, Dilara Findikoglu, Versace, Herve Leger, Vivienne Westwood o Bottega Veneta... Margot Robbie llevó toda una pasarela a sus espaldas. Las alfombras rojas (o rosas en este particular caso) no volvieron a ser iguales.
El éxito de la gira de Barbie fue tal que, meses después, Mukamal y Robbie colaboraron con la editorial Rizzoli para sacar un libro que recoge todas las locuras del viaje mundial de la película. Barbie. The world tour es un exquisito recorrido por todos los estilismos confeccionados para la ocasión, además de un decálogo que pormenoriza todos los elementos que han servido de inspiración para los looks de la intérprete más allá de las versiones icónicas de la propia muñeca de Mattel.
Vestir acorde a la trama del largometraje no sólo brinda infinidad de ventajas en todo lo relativo a la promoción (y la viralidad, término clave de la última década), también es un ejemplo de interés, de compromiso por parte del ente interpretativo, que vincula a dos de las ramas culturales más significativas.
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