La pérdida de confianza de Jaume Collboni en Barcelona pone en apuros el “tres en raya” soñado por Pedro Sánchez

La alineación que quiere conseguir el presidente del Gobierno con su política de reencuentro en Cataluña está contra las cuerdas a menos de dos meses para las elecciones del 12 de mayo

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El alcalde de Barcelona, Jaume
El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, durante el pleno en el consitorio. (EFE/Alejandro García)

Conseguir la alcaldía de Barcelona fue el principal hito de Pedro Sánchez tras las elecciones municipales y autonómicas del pasado 28 de mayo; supuso un gran soplo de aire ante la importante pérdida de músculo territorial de los socialistas. Sin embargo, a menos de dos meses para las elecciones catalanas del 12 de mayo, el liderazgo de Jaume Collboni ha quedado tocado tras la pérdida de la cuestión de confianza este miércoles.

Aunque no se prevé un cambio en la alcaldía, más allá de que se abre la posibilidad de incluir a nuevos socios en su gobierno, el cuestionamiento de Collboni pone contra las cuerdas la alineación que busca el presidente del Gobierno con su política de reencuentro en Cataluña. Lo que el propio Pedro Sánchez calificó como “tres en raya”: “Gobernaremos en Barcelona, en Cataluña y en España”, pronunció en el cierre de campaña del 28-M en la ciudad condal.

Collboni, que consiguió ser alcalde in extremis gracias al apoyo de los de Ada Colau y el PP, ha perdido la confianza en un pleno extraordinario convocado este miércoles. Solo ha recibido el respaldo de los diez concejales del PSC y los cinco de ERC, frente al rechazo de los ediles de BComú, Junts, PP y Vox, que han sumado 24 (han faltado dos concejales). En todo caso, gracias al pacto con los republicanos, Collboni salvará las cuentas de manera automática el 2 de mayo ante la previsión de que la oposición no pueda sumar los votos necesarios (21) para impulsar una moción de censura y proponer un candidato alternativo a Collboni.

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El no de Ada Colau visibiliza la ruptura de su formación con los socialistas, que se suma a la brecha abierta con los republicanos en el Parlament de Cataluña. Esto último motivó el anticipo electoral en esta comunidad después de que el grupo liderado en la cámara autonómica por Jessica Albiach rechazara las cuentas del Govern de Pere Aragonés. De este modo, los comunes toman distancia de sus potenciales socios de cara al 12-M.

¿Un gobierno municipal con ERC?

Por otro lado, el acuerdo presupuestario entre el PSC y ERC en Barcelona se suma al de Salvador Illa con los republicanos en el Parlament. Está por ver si el siguiente paso será la entrada de ERC en el gobierno municipal. Y es que, Collboni ha anunciado la ampliación de su gobierno, pero no ha desvelado si ofrecerá esta oportunidad a los de Oriol Junqueras o a otro grupo municipal.

El primer secretario del PSC,
El primer secretario del PSC, Salvador Illa, en la jornada de clausura del 15 Congreso del PSC (Kike Rincón/Europa Press)

“Quiero anunciarles que el próximo paso que daremos es la ampliación del gobierno municipal cuando haya unos presupuestos que estén en vigor y se pueda continuar con la acción de gobierno”, ha proclamado el alcalde de la ciudad condal. “Hemos llegado a un acuerdo (sobre los presupuestos) con ERC porque primero hemos hablado de políticas y luego se hablará de gobierno”, ha añadido.

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Por otro lado, está en al aire la posibilidad de que PSC y ERC se unan tras los comicios catalanes. Según la demoscopia, el PSC sería la primera fuerza, mientras que la suma de los dos partidos independentistas, ERC y Junts, no estaría garantizada. De no obtener los escaños necesarios para tener la confianza del Parlament, el PSC podría plantear un gobierno con los republicanos, lo que supondría un duro golpe al movimiento independentista.

En el marco de la estrategia de Sánchez para conseguir ese “tres en raya”, la ley de amnistía es fruto de una de las jugadas más arriesgadas del presidente del Gobierno. Si bien, la candidatura de Puigdemont, coincidiendo con la puesta en marcha de la medida de gracia, puede ser un arma de doble filo al poner en peligro los planes del líder del Ejecutivo.

Más allá de aceptar esta exigencia para volver a reeditar el Gobierno de coalición, Sánchez buscaba con esta decisión dar la estocada final al independentismo, un movimiento de capa caída en las calles y que se quedó en casa en las dos últimas citas con las urnas: tanto en las municipales del 28 de mayo como en las generales del 23 de julio, el PSC fue la primera fuerza, doblando el brazo a ERC y Junts.

Por otro lado, la entrada en escena de Puigdemont en la política activa es vista por los socialistas como un revulsivo, ya que puede afianzar su apuesta por Salvador Illa, “el president que necesita Cataluña”, para contrastar con el modelo que defienden los partidos independentistas, una fórmula “que no conduce a ningún lado”, tal como recalcó la vicepresidenta primera, María Jesús Montero.

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