Que las borrascas de esta Semana Santa no nos confundan: estamos, desde hace meses, ante una de las peores sequías desde que se tienen registros. Ante la falta de humedad en la superficie y las elevadas temperaturas, que no paran de registrar récords año tras año, sólo basta una chispa para que los telediarios abran sus emisiones con las imágenes de las llamas consumiendo decenas de hectáreas y arrasando con todo a su paso. Los incendios no afectan únicamente a España sino que ya son un desafío para toda Europa, principalmente en el Mediterráneo, por lo que la UE ha decidido, con el verano a la vuelta de la esquina, invertir 600 millones de euros para financiar la compra de 12 aviones apagafuegos.
Las nuevas aeronaves se repartirán entre seis países miembros de la Unión Europea: Croacia, Francia, Italia, Grecia, Portugal y España. La Dirección General de Protección Civil y Emergencias ha confirmado que nuestro países recibirá dos hidroaviones. Las docena de aparatos se utilizarán para extinguir incendios en toda la Unión a través de rescEU, organismo creado como una reserva de capacidades europeas que cuenta, además de apagafuegos, helicópteros y aviones de evacuación médica. De esta manera, la UE garantiza un enfoque coordinado para prevenir, preparar y responder a los siniestros cuando la magnitud de éstos superan las capacidades de respuesta nacionales.
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La aeronave elegida por la Comisión Europea es el DHC-515, fabricado por la empresa canadiense De Havilland, que es el diseño superador de los modelos que integran la actual flota española. El DHC-515 equipara a sus antecesores en cuanto a vida útil, robustez e ingeniería, pero está equipado con una aviónica de última generación con pantallas digitales multifunción. Además, posee equipos de navegación 3D y visión nocturna, detalles de suma importancia para las descargas de hasta 7.000 litros de agua a baja altura que deben llevar a cabo para contener las llamas.
Los bomberos aéreos de España
Nuestro país posee una flota de 11 aviones anfibios Canadair CL-215T y Bombardier CL-415, dos de los cuales están operativos todo el año en la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid), aunque pueden movilizarse más unidades en caso de que la naturaleza del incendio lo requiera. Sin embargo, durante la campaña de verano -de junio a septiembre- se realiza un despliegue ampliado de aeronaves, distribuidas en las bases de Lavacolla (A Coruña), Los Llanos (Albacete), Zaragoza, Pollensa (Illes Balears), Málaga, Talavera la Real (Badajoz), Matacán (Salamanca) y Torrejón de Ardoz (Madrid). Si bien los apagafuegos son propiedad del Ministerio para la Transición Ecológica, mediante un acuerdo administrativo con la cartera de Defensa, son operados y mantenidos por el 43 Grupo de Fuerzas Aéreas del Ejército del Aire y del Espacio, unidad creada en 1971.
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El CL-215T y el CL-415 son aviones bimotor turbohélice diseñados específicamente para incendios forestales, ampliamente utilizado por países de ámbito Mediterráneo. Se caracterizan por su amplia maniobrabilidad, gracias a su elevada superficie alar, y su gran eficacia y versatilidad dada su naturaleza anfibia que le permiten cargar directamente en ríos, embalses o en el mar. Asimismo, disponen de un depósito para carga con capacidad entre los 5.500 y 6000 litros, con la posibilidad de realizar descargas únicas o parciales, así como equipos de inyección de espumógeno. Su velocidad de crucero se ubica alrededor de los 300 km/h y su autonomía de vuelo es de cuatro horas.