“Sabía que estaba pilotando un avión increíble”, recuerda Peter Weger, quien tiene el honor de haber sido el primer aviador en pilotar, el 27 de marzo de 1994, un Eurofighter, el caza que ha marcado un antes y un después en la industria aeroespacial y militar de Europa. “Fue uno de esos días que recuerdas por el resto de tu vida”, asegura el piloto de pruebas, 30 años después de aquel vuelo inaugural. Tres décadas más tarde, nadie duda que la aeronave ha sido todo un éxito y las cifras así lo avalan: 603 unidades entregadas, 77 pedidos pendientes, cuatro líneas de montaje final, nueve usuarios internacionales y más de 850.000 horas de vuelo. Sin embargo, en lugar de celebrar el 30º aniversario del caza por todo lo alto, Airbus ha aprovechado la efeméride para advertir a los países involucrados en su desarrollo -Alemania, España, Italia y Reino Unido- que, más allá de 2030, el avión de combate europeo corre el riesgo de estrellarse.
Actualmente, los pedidos más importantes por cazas Eurofighter provienen, justamente, de dos de los socios del programa: Alemania y España. La Luftwaffe -la fuerza aérea alemana- ha encargado a Airbus 38 nuevos aviones, en el marco del proyecto que ha denominado Quadriga, que comenzará a recibir a partir del próximo año. Por su parte, el Ejército del Aire y del Espacio ha solicitado 45 aeronaves en dos contratos distintos (Programa Halcón I y II), con los que reemplazará a su flota de cazas F-18, repartidos en las bases de Canarias, Torrejón de Ardoz y Zaragoza. Las entregas de las primeras 20 unidades españolas iniciarán en 2026 y concluirán, al igual que las destinadas a Alemania, en 2030. A partir de ese año, según Airbus, todo son interrogantes.
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El gigante aeroespacial europeo ha señalado que frenar la producción de Eurofighter a finales de esta década supondrá un déficit de diez años sin pedidos hasta 2040, momento en el que se espera -aunque ya se habla de importantes retrasos- entre en funcionamiento el FCAS, el futuro avión de combate en el que ya trabaja Airbus. De acuerdo a la multinacional, este parón “inminente” afectaría sobremanera a la industria alemana, con la consecuente pérdida de empleos, ingresos fiscales, tecnología y conocimientos.
Un centenar de cazas más
La solución, para Airbus, es sencilla: seguir vendiendo cazas. La empresa ha destacado que requiere un pedido adicional de 100 Eurofighter tranche 5 -los encargados por Berlín y Madrid son tranche 4- para que no se pierdan ni la experiencia ni las capacidades estratégicas adquiridas en las últimas tres décadas. La estrategia industrial que baraja la compañía prevé que medio centenar de aviones se fabriquen en Alemania, mientras que la mitad restante, en lo posible destinada a terceros países, se ensamblen en Italia, España y Reino Unido.
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Airbus no lo aclara, pero de su plan se deduce que pretende que sea el Gobierno germano quien absorba las 50 aeronaves que se produzcan en su territorio aunque, por el momento, se desconoce la intención de Alemania de adquirir más Eurofighter. Por lo pronto, lo que ha hecho el Ejecutivo liderado por Olaf Scholz es levantar el veto -vigente desde 2018- a la venta de estos cazas a Arabia Saudí, país que había acordado con Reino Unido incorporar 48 aviones más a su actual flota de 72 aparatos.
Según un estudio realizado por la consultora PwC, el programa Eurofighter involucra a 400 empresas de toda Europa y garantiza 100.000 puestos de trabajo, una cuarta parte de ellos en Alemania. Para 2060, año hasta el que se estima estén en servicio, los nuevos cazas adquiridos por la mayor economía de la UE le supondrán 3.600 millones de euros en ingresos fiscales y aportarán 6.500 millones a su PIB. En España, el programa Halcón generará, también hasta 2060, 26.000 empleos y 1.500 millones de euros al PIB, mientras que el impacto económico y laboral implicará una recaudación fiscal total de 430 millones, de los que 151 millones serán contribución directa.
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