Las Campos siempre han tenido un vínculo especial con la Semana Santa. Acudir a ver las procesiones a Málaga es una tradición familiar que este año se torna especialmente dolorosa, pues es el primero sin la matriarca, María Teresa Campos, fallecida el pasado 5 de septiembre.
Terelu Campos se encuentra desde el pasado domingo en la ciudad andaluza. La primogénita de Teresa no podía ocultar su emoción este lunes al asistir a la procesión de El Cautivo, por el que en su casa se siente una gran devoción. “Para mí está siendo muy duro”, reconocía la colaboradora televisiva, aunque aseguraba que su ‘luto’ comenzó el año pasado, cuando por el estado de su madre ya sabía que nunca volvería a vivir la Semana Santa de la misma forma que antes.
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“Estos días están siendo con mucha pena. Una pena que el tiempo no nos acompañe, que esté en peligro todo el trabajo de tantas personas durante todo el año”, lamentaba Terelu, a la que se pudo ver el Domingo de Ramos sola en el famoso balcón de la calle Larios que otrora ocupaba la familia al completo.
Carmen Borrego, en Honduras
Estos días están siendo duros también para Carmen Borrego, no solo por las condiciones adversas a las que se enfrenta en Supervivientes, sino por la distancia que la separa de los suyos en una época tan especial. Hace unos días, la concursante sufría un ataque de ansiedad y, posteriormente, confesaba ante las cámaras que su mente se había ido “fuera y muy arriba”.
A ese respecto, Borrego aseguraba estar empezando a vivir en la isla el luto por la muerte de su madre. “Sé que me está dando fuerzas desde donde esté. El problema no es que no me dé fuerzas, pero ¿yo he sido capaz de sacar fuera lo que ha sido ella para mí?”, se preguntaba la menor de las hermanas Campos, que reconoce no querer abandonar el concurso pese a que su cabeza le juegue malas pasadas.
El legado de Teresa
Es precisamente la gran devoción por El Cautivo y la pasión por la Semana Santa el primer legado que María Teresa dejó en sus hijas antes de morir. La presentadora inculcó en ellas el espíritu devoto y la tradición de asistir a las procesiones, un ritual que Terelu ha mantenido este año en solitario pese a que la familia nunca volverá a vivirlo de la misma forma.
La segunda herencia, en este caso material, que la Campos dejó a sus vástagos fue su casa de Málaga, que ahora está en manos de Terelu y Carmen. Esta propiedad fue la única que Teresa mantuvo en vida, era muy especial para ella y así lo es para sus hijas. “Para mí siempre será la casa de mi madre”, confesaba Borrego a Lecturas el pasado enero.
En esa entrevista, Carmen abrió las puertas de la vivienda y aseguró que se trata de “un refugio” del que su madre estaba “muy orgullosa”. La última vez que había estado entre las paredes de ese domicilio fue en verano, poco antes de la triste marcha de su progenitora: “Entré y tuve una sensación mala, muy agria. Tuve muy claro que ya no iba a volver”, comentaba. Y agregó: “Ahora que he vuelto, por cada sitio de Málaga que he pasado tenía una imagen de mi madre. Una imagen bonita y feliz”.
Sin duda, todos esos recuerdos hacen que Terelu y Carmen no puedan pisar Málaga ni pasar una Semana Santa sin recordar a la figura de su madre, una mujer pionera en su trabajo que llevó las riendas de su familia y de su vida.