“Descubrir que las ‘proteínas basura’ pueden ser el origen de la ELA es un gran paso en la investigación, pero hay que ser prudentes”

El trabajo del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), liderado por Fernández-Capetillo, aporta una nueva hipótesis para entender las causas de la Esclerosis Lateral Amiotrófica, una enfermedad degenerativa que provoca que las neuronas motoras se pierdan gradualmente

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“Descubrir que las ‘proteínas basura’ pueden ser el origen de la ELA es un gran paso en la investigación, pero hay que ser prudentes”.

La ciencia aún no ha podido descifrar las causas de la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), una enfermedad neurodegenerativa progresiva que afecta a las células nerviosas en el cerebro y la médula espinal, por lo que de momento sigue siendo incurable. Sin embargo, los investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) han descubierto que la acumulación de “proteínas basura” podría ser el origen de esta afección al colapsar los sistemas de limpieza de las células y provocar toxicidad.

Ese equipo de investigadores lo lidera Óscar Fernández-Capetillo, jefe del Grupo de Inestabilidad Genómica de este centro, y aunque se muestra “entusiasmado” por haber hallado un ángulo inexplorado, también asegura en entrevista con Infobae España qué aún queda mucho por investigar sobre esta enfermedad que en España padecen unas 4.500 personas.

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Pregunta: ¿Qué es lo que CNIO ha descubierto concretamente?

Respuesta: Hace ya unos años empezamos a centrarnos en una variante de la ELA familiar [o hereditaria], porque era la más sencilla para estudiar, y en ella se expresa una pequeña toxina peptídica y se sabía que esto mataba las células, pero no se entendía cuál era el mecanismo. Lo que nosotros hemos visto ahora es que esta toxina se abraza a todo el ARN de la célula e impide que este se asocie con otros elementos de la célula. Los ribosomas, que son una especie de fábrica que hay dentro de la célula, están hechos de dos componentes: ARN y proteína, y como el ARN está secuestrado por esta toxina, las proteínas no pueden ensamblar el ribosoma, no pueden crear esta fábrica, y se acaban acumulando por toda la célula. El problema es que las proteínas ribosomales son muy abundantes en las células de un ser humano, por lo que se acumula una proteína disfuncional. Cuando ocurre eso, la célula no puede funcionar, colapsa, porque empieza a acumular tal cantidad de proteínas no funcionales que satura todos los sistemas de limpieza, sistemas que son esenciales para muchas otras funciones.

P: Aún queda mucho por estudiar, pero ¿qué permite este hallazgo? ¿Por qué es relevante?

R: Es una buena noticia porque cuanto más entendemos las razones de un problema, más ideas se nos ocurren para solucionarlo. El problema que tiene la ELA es que no se tenía un conocimiento a nivel de celular de por qué las células de estos pacientes van muriendo y, desde el momento en el que vamos aportando ideas que nos explican algunas de las razones por las que estas células mueren, eso nos puede dar ideas para encontrar soluciones terapéuticas. Si aquí conseguimos limpiar esas ‘proteínas basura’ o se que produzcan menos, en teoría debería ser una estrategia terapéutica y en eso en lo que estamos trabajando ahora.

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P: ¿Se podría decir que este es el paso más importante dado hasta el momento en la investigación de la ELA?

R: Creo que hay que ser prudentes. Nuestro trabajo ayuda y yo como investigador estoy entusiasmado por lo que hemos encontrado, porque tenemos un ángulo que no se había explorado y ojalá sirva para ayudar a los pacientes que padecen esta enfermedad.

Neuronas muriendo con la toxina
Neuronas muriendo con la toxina que tienen los pacientes de ELA. (Cedida a Infobae)

P: La investigación también sugiere que la ELA puede tener un origen similar al grupo de enfermedades raras conocidas como ribosomopatías. ¿Es así?

R: Sí. Las ribosomopatías son enfermedades que ocurren porque estos pacientes nacen con una mutación en una de estas proteínas ribosomales y les ocurre lo mismo, al no poder ensamblar los ribosomas, también acaban acumulando basura. La diferencia es que en el caso de las ribosomopatías esto pasa en todas las células del cuerpo y, de hecho es una enfermedad en la que los pacientes fallecen mucho antes, mientras que en la ELA creemos que es algo que pasa solo en las neuronas motoras y con la edad. Es decir, a nivel molecular se parecen mucho, pero en la ELA es un problema que solo está centrado en las neuronas, y en las ribosomopatías pasa en todo el cuerpo. Lo importante es que si estamos en lo cierto, las medicinas, las terapias y lo que aprendamos sobre ribosomopatías debería servir de aplicación también para la ELA y al revés.

P: Esta investigación también os ha permitido hallar algo que no esperabais: un nuevo factor causal del envejecimiento que a su vez abriría nuevos campos de estudio.

R: Así es. El caso es que en las enfermedades neurodegenerativas, no solo en la ELA, se había reportado recurrentemente que cuando un médico o un patólogo observa las neuronas de esos pacientes, encuentra problemas en su nucléolo, que es el órgano que fabrica los ribosomas. Utilizando esta información, generamos un modelo animal que tenía problemas en el nucléolo para ver qué es lo que ocurría y vimos que este ratón envejecía muy rápido.

Esto va ligado a una cosa que parece muy obvia de explicar pero que de manera sorprendente en el mundo de la neurodegeneración se ha explorado poco. Y es que las enfermedades neurodegenerativas normalmente aparecen cuando eres muy mayor, cuando ya vas cumpliendo años y este ángulo de la relación que hay entre envejecimiento y neurodegeneración no está tan estudiado a nivel molecular, es decir, cuál es la base por la cual el envejecimiento ayuda a que se desarrollen estas patologías. Nuestro trabajo pone de manifiesto otro ejemplo donde estos dos problemas son vasos comunicantes y que, cuando generamos un problema que en teoría induce neurodegeneración, también induce envejecimiento prematuro.

P: ¿Crees que en un futuro se encontrará finalmente una cura para la ELA?

R: No tengo ninguna duda. Estoy convencido de que sí, aunque no tengo muy claro si va a ser pronto. Creo que los seres humanos solemos ser muy pesimistas y muy malos en nuestras predicciones a corto plazo y a medio plazo. Este es un problema soluble, como muchos otros, hay que investigar poco a poco y se encontrarán soluciones y ojalá sea lo más pronto posible.

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