La falta de oportunidades obligó a Hawa, una joven de Mali, y a Marta, de Perú, a emigrar a España en busca de un mejor futuro, aunque empezar esa nueva vida no les está resultando sencillo. Cada una llegó por una vía distinta -en cayuco y en avión, respectivamente- pero ambas lo hicieron solas y sin tener una red de apoyo y, al igual que otros miles de migrantes, están viviendo una carrera de obstáculos para acceder al asilo, con graves deficiencias en el sistema de cita previa.
En el caso de Hawa (nombre ficticio), las posibilidades de prosperar en Mali, un país marcado por una guerra que parece interminable y una devastadora sequía, eran escasas. Además, su situación familiar había empeorado tras el fallecimiento de su madre y “con la llegada a casa de la nueva esposa de su padre, que no la trataba bien”, por lo que decidió marcharse y cruzar hasta Argelia, donde trabajó durante 9 meses. Después tomó otra difícil decisión: subir a una precaria embarcación junto a otras muchas personas migrantes para llegar a Almería.
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“Fue un viaje horrible”, cuenta a Infobae España esta joven de 24 años que arribó en abril de 2023. El miedo, sin embargo, no desaparecería una vez llegada a costas españolas porque sin familia, sin amigos y sin conocer el idioma, sabía que las cosas serían difíciles. “Al principio solo lloraba porque sabía que estaba sola”, recuerda ahora, aunque por suerte conoció a otra chica de Mali que pudo echarle una mano haciendo de traductora.
Tras recibir durante un tiempo la ayuda de Cruz Roja, Hawa entró hace unos meses a formar parte del proyecto Futro&Co de la Red Faciam para personas sin hogar, una iniciativa financiada por el Gobierno que les permite compartir una vivienda y les brinda apoyo psicológico y jurídico, además de orientación en empleo. El proyecto surge para dar respuesta al creciente sinhogarismo juvenil que en los últimos años han detectado las entidades sociales, explican desde Red Faciam, y que sobre todo afecta a personas migrantes debido a “esa falta de redes de apoyo social y a su situación administrativa irregular, que complica el acceso a formación y empleo”. “Una respuesta basada solo en la vivienda es insuficiente para superar una situación de sinhogarismo, por eso planteamos un modelo de vivienda con apoyo personalizado” en otros ámbitos, añaden.
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Hawa, por ejemplo, está recibiendo formación en cocina y, de momento, su solicitud de asilo ha sido admitida a trámite, por lo que cuenta con la llamada tarjeta roja, un documento que le permite realizar ciertas gestiones con las diferentes administraciones como solicitar la tarjeta sanitaria y abrir una cuenta bancaria. “Me gustaría poder trabajar y vivir aquí”, porque volver a Mali no es una opción, asegura mientras se esfuerza por mejorar su español.
Solo se concede asilo al 12% de los migrantes que lo piden
La joven maliense está compartiendo piso con Marta (nombre ficticio), que llegó a España desde Perú en agosto del año pasado, si bien la situación de esta joven latinoamericana de 19 años es más complicada, pues de momento ni siquiera ha podido lograr una cita telefónica para solicitar el asilo, como le está ocurriendo a tantos otros migrantes, que ya han denunciado la situación incluso ante al Defensor del Pueblo. Tras un 2023 en el que se registraron más de 163.200 solicitudes, un 37% más que en 2022, solo se reconocieron un 12%, y actualmente hay personas que llevan meses intentando obtener una primera cita, otras con cita para dentro de más de un año y situaciones de especial vulnerabilidad que no cuentan con protección.
Marta, que al llegar también estuvo primero en un albergue y poco después entró al proyecto de la Red Faciam, cuenta que no tuvo más remedio que dejar Perú porque “tenía que trabajar 12 horas diarias sin tener oportunidad de estudiar” y la relación con su familia tampoco era buena. Ahora en España, le gustaría poder formarse profesionalmente en el ámbito sanitario.
El perfil ha cambiado
A pesar de que en imaginario colectivo el perfil de la persona sin hogar es un hombre mayor, lo cierto es que ejemplos como los de Hawa y Marta confirman que cada vez hay más mujeres jóvenes de menos de 29 años sin hogar en España, en concreto la cifra ha aumentado un 31% en los últimos diez años, según los datos recogidos en la Estrategia Nacional para la Lucha contra el Sinhogarismo en España 2023-2030. En ese sentido, según indica la Red Faciam (integrada por 11 entidades sociales), el número de mujeres en situación de sinhogarismo representa más del 23%, una cifra que a pesar de que no deja de aumentar, “sigue siendo uno de los grupos vulnerables más invisibilizados”. Además, más del 60% de las mujeres en esta situación han sufrido “algún tipo de violencia verbal, física o sexual”.
Casi el 70% de las mujeres que atienden las entidades de Faciam son de origen extranjero y la mitad de ellas provienen de países latinoamericanos. De acuerdo a esos datos, el 49% de las mujeres que vienen de un país latinoamericano deja de comer alguna vez en el día, siendo esta una carencia compartida por el 37% de las mujeres jóvenes.
En realidad, en la última década el sinhogarismo ha crecido, en general, un 24,5%, ya que según la última Encuesta de Personas Sin Hogar elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), un total de 28.552 personas se encontraban en esa situación en 2022, mientras que en 2012 esa cifra era menor: 22.938. Y aunque se trata de una problemática multicausal, la precariedad laboral, el aumento desorbitado del precio del alquiler y una falta de red social son algunas de las principales causas de que hayan aumentado las personas sin hogar.