La Semana Santa en España, ¿fieles a la tradición o a las vacaciones?: “Sé que se conmemora algo de la religión, pero no tengo ni idea”

‘Infobae España’ ha salido a la calle para comprobar cuánto saben los ciudadanos sobre algunos conceptos básicos de esta festividad que se celebra a nivel global y es una de las más esperadas por los cristianos

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La Semana Santa en España, ¿fieles a la tradición o a las vacaciones?: “Sé que se conmemora algo de la religión, pero no tengo ni idea”.

Hay quienes hace días que miran al cielo con la esperanza de que la lluvia dé una tregua. Atrás quedó el tiempo primaveral que acompañó en el arranque de la Semana Santa. Esto ha sido recibido por muchos como una buena noticia, conscientes de la necesidad de paliar la sequía. Mientras quienes hace un año que esperan la llegada de esta festividad, viven con resignación la cancelación de las procesiones y otros actos religiosos. Pero, sea como fuere, esto no cambia lo que se conmemora en estas fechas, sinónimo de pasión y tradición para unos y, simplemente, de vacaciones para otros. Y es que, ¿conocen en realidad los ciudadanos qué celebran los cristianos? ¿Saben qué es un paso? ¿O por qué los nazarenos llevan capirotes con forma puntiaguda? Infobae España ha salido a la calle para comprobarlo.

Mantillas, nazarenos, músicos, costaleros… Aunque el nombre con el que se conoce a estas personas puede variar entre los territorios, la lista de integrantes de una hermandad es bastante extensa. Y todos deben tener clara su función y desempeñarla de la mejor forma posible para que no haya espacio a errores en una procesión, aunque esto no siempre es suficiente. “No me gusta la Semana Santa, ni la celebro. He visto procesiones cuando era pequeña, pero ya no”, mantiene Elena (30 años).

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A pesar de que se celebra a nivel global, en España tiene una gran tradición. Y hay una región que vive con especial entusiasmo estos días. “A mí sí me gusta, porque somos de Andalucía, pero no la celebro”, sostiene Almudena (48 años). Su opinión coincide con la de Héctor, quien reconoce que, a lo largo de sus 30 años ha ido perdiendo el fervor que despierta esta festividad: “Me gusta la Semana Santa, soy de Málaga y allí está bastante arraigada”.

El “brusco cambio de tiempo en la Península” del que alertaba la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), ha frustrado buena parte de los actos religiosos que tenían previsto llevarse a cabo. Esto lo han sufrido, por ejemplo, en uno de los epicentros de la Semana Santa española: Sevilla. La capital andaluza alberga un total de 70 hermandades y cofradías que procesionan durante diez días.

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¿Qué se conmemora en Semana Santa?

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Infobae España ha salido a la calle para comprobar cuánto saben los ciudadanos sobre Semana Santa.

Como es habitual, cada año, la Semana Santa se celebra en una fecha distinta, ya que empieza en la última semana de Cuaresma, en el primer domingo de luna llena, que coincide con el equinoccio de primavera, entre los meses de marzo y abril. Esta vez, ha dado comienzo el 24 de marzo, con el conocido como Domingo de Ramos, y llegará a su fin el 31 de marzo, con el Domingo de Resurrección.

Se trata de uno de los periodos más esperados por los cristianos, pero no todos tienen claro qué se conmemora. “Sé que es algo de la religión, pero la verdad que no tengo ni idea”, reconoce Carlos (42 años). “¿Es la Pascua, no?”, duda Pablo, un joven jiennense de 23 años. Pero rápido le corrige su amigo Marcos, gaditano de 24 años: “Es la crucifixión y resurrección de Jesús”. Durante toda la semana, se realizan procesiones para representar sus últimos días de vida, hasta que resucita. De ahí que España sea un lugar ideal para adentrarse en este periodo de penitencia y reflexión.

Pero, como también es habitual, hay tradiciones que van perdiendo fuerza con el paso de los años, como ocurre con la prohibición “no escrita” de no comer carne el Viernes de Dolores y el Viernes Santo, puesto que simboliza el cuerpo de Jesucristo el día que le crucificaron, según algunos textos bíblicos. “Mi madre es sevillana y me dice que no coma carne, pero no le hago caso, es casi lo único que como”, bromea Carlos.

Como bien dice Almudena, “en teoría, los cristianos no pueden comer carne”. Pero la tónica general parece ser bien distinta: “Mi madre siempre decía que el jueves podíamos saltárnoslo, pero el viernes no se podía”. Es por ello que algunos como José Miguel (58 años) se decantan por otros alimentos típicos de estas fechas y que sí respetan las costumbres, como las torrijas o el potaje.

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La principal seña de identidad de la Semana Santa: los pasos

La hermandad del Nazareno de
La hermandad del Nazareno de Linares, Jaén. (Shutterstock)

Aficionados y devotos, o tan solo curiosos que quieren vivir de cerca las tradiciones de Semana Santa, tienen la posibilidad de disfrutar de los pasos que llevan las distintas cofradías y hermandades. Estos se pueden clasificar en tres categorías:

  • Los crucificados, nazarenos y misterios, que representan diferentes momentos de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
  • Los palios, que se dedican a la Virgen María.
  • Y las alegorías, que representan una diversidad de escenas religiosas.

“Un paso es una procesión”, responde José Miguel. Pero no es exactamente así, ya que estos incorporan figuras que representan las escenas bíblicas, y componen una procesión. De ahí que las hermandades y cofradías los preparen durante meses de forma meticulosa, cuidando hasta el más mínimo detalle, para demostrar así la conexión entre religión, arte y comunidad.

Aunque las imágenes de Cristo y la Virgen son las protagonistas, no son las únicas: en los pasos también hay espacio para figuras de ángeles, apóstoles, caballos, cirineos, Pilatos, Caifás o María Magdalena, entre otros.

No es una cuestión estética: la historia que se esconde tras los capirotes

La indumentaria de los nazarenos
La indumentaria de los nazarenos de Semana Santa se caracteriza por sus capirotes. (Shutterstock)

Si hay algo que suele llamar la atención de quienes no tiene demasiada experiencia en las tradiciones de Semana Santa, es la indumentaria de los nazarenos en las procesiones. Esta se caracteriza por usar capirotes en forma de cono. “Ni idea”, reconoce Héctor. “Ahí ya me pierdo, no sé si es por el tipo de penitencia que quieras hacer, si tienes promesa o no”, se plantea Marcos. Esta es la respuesta generalizada cuando se pregunta por sus orígenes, desconocidos para una amplia mayoría.

Pablo es la persona que más se acerca: “Yo lo atribuiría a algo histórico”, afirma. Al hilo de esto, José Miguel tampoco se aleja tanto de la realidad: “Creo que se tapan la cara para guardar bien su identidad, pero no sé bien por qué el capirucho tiene esa forma”. Para conocer el motivo que explica su uso en estas fechas hay que retroceder a la época de la Inquisición. El capirote y el sambenito, utilizados durante los autos de fe en ese período, han evolucionado desde significar un estigma de vergüenza hasta convertirse en expresiones de fe y devoción en las procesiones.

Estas prendas, que originalmente se imponían a los condenados por herejía, ahora simbolizan la humildad y el deseo de redención de los fieles. La inserción del capirote y el sambenito en el contexto religioso de las hermandades se remonta al siglo XVII, alejándose de su propósito inicial de humillación por parte del Santo Tribunal de la Inquisición. Se le dio así un nuevo significado, alineándolo con los valores de arrepentimiento y penitencia que caracterizan a las celebraciones de Semana Santa.

Periodo de vacaciones para unos y de trabajo para otros

No es solo una manifestación de fe. La Semana Santa es también la oportunidad ideal para mostrar el patrimonio cultural que esconde una ciudad y que se ve reflejado en las tradiciones centenarias que se realizan durante estos días. Pero hay quienes tendrán que trabajar y no podrán disfrutar de unos actos religiosos que se suceden por distintos puntos de España. “Como solo trabajo (es taxista) y no lo celebro, estoy muy perdido en esto, no tengo ni idea, ni tiempo para celebrar”, lamenta Carlos.

Sin embargo, otros sí tienen la posibilidad de contar con unos días de descanso. “Yo celebro la parafernalia que hay alrededor, de salir a comer, de copas… pero no voy exclusivamente a ver las procesiones, solo si me pillan de camino”, reconoce Pablo.

En cambio, otros aprovecharán para profundizar en este periodo de devoción y recogimiento. En el caso de Marcos, considera que esto no es solo una cuestión de fe: “A mí me gusta verlas, no a nivel religioso, sino más porque es algo cultural”. Como muchos, él es consciente del valor de esta tradición que inunda España de simbolismos religiosos y pasión durante una semana al año.

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