Las autoridades de Barcelona han confirmado el regreso de la especie invasora conocida como “hormiga loca” (Paratrechina longicornis) a diversos puntos de la ciudad, incluidos los jardines de Mosén Costa i Llobera de Montjuïc y la plaza Catalunya. Esta reaparición ocurre tres años después de que se reportara su erradicación del Puerto de Barcelona, gracias a un esfuerzo coordinado con el Departamento de Acción Climática de la Generalitat de Catalunya.
Esta especie, clasificada como exótica e invasora por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, fue detectada por primera vez en la capital catalana en 2020. No fue sino hasta 2021 que se implementaron medidas para su eliminación.
Te puede interesar: El Yunque, la organización secreta que viajó de México a España: “Buscan instaurar una teocracia como ‘El cuento de la criada’”
A pesar de que las hormigas locas no representan un riesgo directo para los humanos, su presencia es problemática debido a su capacidad para desplazar a especies nativas y otros invertebrados, así como por el potencial de causar plagas en la agricultura, según informa el Ministerio de Transición Ecológica.
La dificultad para controlar esta especie radica en su alta adaptabilidad a diversos ambientes y su resistencia a varios métodos de control, lo que complica la contención de su expansión. La rápida reproducción de estas hormigas agrega un desafío adicional para los esfuerzos de erradicación.
Te puede interesar: Kim Thúy, escritora: “Todos tenemos un lado oscuro, incluso la Madre Teresa lo tenía”
Esta situación subraya la importancia de una detección y actuación rápidas frente a invasiones de especies, ya que los retrasos pueden conllevar serias consecuencias ambientales y sanitarias. La reintroducción de la hormiga loca en Barcelona destaca la necesidad de adoptar medidas efectivas que controlen y prevengan la propagación de especies invasoras en entornos urbanos.
Cómo son las hormigas locas
Las obreras de esta especie se caracterizan por su tamaño reducido, con una longitud que varía entre los 2.3 y 3 milímetros. Visualmente, estos insectos presentan un color predominante marrón oscuro o casi negro, con una peculiar iridiscencia azulada en ocasiones sobre su cuerpo.
En cuanto a la fisionomía, la cabeza de la hormiga loca es notablemente alargada, complementada con mandíbulas finas provistas de cinco dientes cada una. Los ojos, de forma elíptica y conspicuamente convexos, se sitúan cerca del borde posterior de la cabeza, lo que les otorga un aspecto distintivo. Las antenas se componen de 12 segmentos y carecen de funículo; sorprendentemente, el segmento basal de la antena es extraordinariamente largo, extendiéndose más allá del borde posterior de la cabeza. Además, el clípeo de estos insectos no presenta la carena longitudinal usual en otras especies.
El cuerpo de la hormiga loca está adornado con setas largas, gruesas, dispersas y predominantemente erectas o suberectas, de color grisáceo o blanquecino. El peciolo, con una forma que recuerda a una cuña debido a su base amplia y su ligera inclinación hacia delante, junto con las patas y antenas excepcionalmente largas, completan la singular apariencia de esta especie.