En la ceremonia de los pasados Latin Grammy que se celebraron en Sevilla, Shakira arrasó con su colaboración con Bizarrap y su sesión popularmente conocida como Pa tipos como tú y ya advirtió al recoger uno de los premios que le prometía a sus hijos que ya no iba a llorar más y que, a partir de ese momento, empezaba una nueva era para ella.
Ahora ese instante se materializa en su nuevo álbum después de seis años, cuando publicó El dorado, que correspondía a su etapa de matrimonio con Gerard Piqué, cuando la artista colombiana le declaraba su amor. Su nueva publicación tiene por título, precisamente Las mujeres ya no lloran, haciendo referencia a su tema con Bizarrap que se completaría con la frase “las mujeres facturan”.
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Un álbum conceptual sobre la propia intimidad
Todo este simbolismo queda implícito en un lanzamiento que supone una especie de renacimiento para la cantante a través de canciones en las que habla sobre el desamor, sobre la ruptura, sobre el engaño y sobre el colapso emocional. Hay ocho temas inéditos, aunque en el disco aparezcan 17 pistas, ya que se incluyen los hits que han ido conformando esta especie de relato íntimo que ha plasmado la artista a través de sus composiciones que nos llevan a la mítica Sesión. Vol. 53 con Bizarrap, a Acróstico (dedicado a sus hijos) y a TQG, junto s Karol G.
Entre los nuevos singles encontramos también un puñado de colaboraciones. En la primera pista, Puntería, encontramos a Cardi B, en la segunda, La Fuerte, de nuevo Bizarrap. Para Cohete ha reclutado de nuevo a Rauw Alejandro, después de Te felicito y para (Entre paréntesis) a Grupo Frontera. También se incluye su Monotonía junto a Ozuna.
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La portada del disco no ha pasado desapercibida y es toda una declaración de intenciones. En ella vemos a Sakira con lágrimas de diamante. Lágrimas que convierten la pena en dinero. Y es que la cantante está dispuesta a pasar página, pero a través de la épica de todo una historia sentimental que se ha ido componiendo casi a modo de fascículos.
El estilo de las canciones confirma su voluntad de triunfo: dance, disco pop, electrónica, su añorada vertiente rockera y su reivindicación de los sonidos regionales, así como sus contundentes baladas.
Todo está perfectamente diseñado para el éxito después de la hecatombe personal. Y la colombiana ha sido lo suficientemente inteligente para verter todo su desencanto en la música a través del empoderamiento femenino, pero acercándose de forma visceral a los sentimientos humanos y demostrando su capacidad para romper con las barreras generacionales, para acercarse a las nuevas audiencias a través de un puñado de canciones que entroncan con la contemporaneidad.