“No hay novedad en eso”, señaló este jueves el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al ser preguntado sobre la candidatura de Carles Puigdemont a las elecciones catalanas del próximo 12 de mayo. Horas antes de que el expresidente de la Generalitat formalizara su intención de concurrir a los comicios autonómicos, el líder del Ejecutivo y del PSOE quiso restar importancia a su intención de volver a la política activa catalana. “Ya se presentó en 2017 y en 2021″, apostilló Sánchez en declaraciones a los periodistas a su llegada a la reunión del Consejo Europeo de Bruselas.
Si bien, a diferencia de las dos convocatorias pasadas, Carles Puigdemont podría tener esta vez opciones reales de ser un candidato efectivo a la Generalitat en esta ocasión. Si tras el 12-M dan los números, las posibilidades de que el líder de Junts se convierta de nuevo en presidente del Govern catalán quedarían en manos de la aplicación de la ley de amnistía.
La polémica norma será aprobada previsiblemente casi a finales de mayo, teniendo en cuenta que podrá tramitarse hasta el 16 de mayo en el Senado. Una vez las Cortes den el visto bueno definitivo (probablemente el 23 de mayo), las decisiones judiciales sobre su aplicación “se adoptarán en el plazo máximo de dos meses, sin perjuicio de los ulteriores recursos”, según recoge el texto legal impulsado por el PSOE.
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Precisamente, la ley es fruto de una de las jugadas más arriesgadas del presidente del Gobierno, por lo que la candidatura de Puigdemont coincidiendo con la puesta en marcha de la medida de gracia puede poner en peligro los planes del líder del Ejecutivo. Con el respaldo del líder socialista a esta reivindicación del independentismo, Sánchez adoptó uno de los cambios de opinión más flagrantes para superar otro capítulo de su extenso manual de resistencia.
Pero más allá de aceptar la medida de gracia para volver a reeditar el Gobierno de coalición, Sánchez buscaba con esta decisión dar la estocada final al independentismo, un movimiento de capa caída en las calles y que se quedó en casa en las dos últimas citas con las urnas: tanto en las municipales del 28 de mayo como en las generales del 23 de julio, el PSC fue la primera fuerza, doblando el brazo a ERC y Junts.
El PSOE no teme a Puigdemont: “Cataluña mira al futuro”
En este sentido, la intención de Puigdemont de volver a la política activa en Cataluña aumenta el riesgo de que la delicada jugada del presidente del Gobierno se le vuelva en contra, es decir, que se vayan al traste sus aspiraciones de que el PSC lidere la Generalitat tras las elecciones del 12 de mayo. Para los socialistas, recuperar este importante territorio sería su salvavidas político tras la pérdida de poder territorial el pasado 28-M.
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Si bien, este anuncio de Puigdemont puede ser también un arma de doble filo. Los socialistas creen que su candidatura no frustra su apuesta por Salvador Illa, “el president que necesita Cataluña”, en contraste con el modelo que defienden los partidos independentistas. Además de sacar pecho por desinflamar el conflicto territorial desde 2017 con la aplicación de los indultos a los líderes del procés y la ley de amnistía, el PSC defenderá un proyecto que “habla del día a día de los catalanes, de convivencia, de empleo y servicios públicos”. “Cataluña mira al futuro”, sostienen en Ferraz.
Asimismo, fuentes de la parte socialista del Ejecutivo ven con buenos ojos que Puigdemont vuelva a presentarse como candidato a las elecciones. Y es que, aunque su inclusión en las listas en los últimos comicios fue simbólica, la tercera posición obtenida por su formación fue interpretada como una derrota por la gestión del expresidente de la Generalitat durante el procés.
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En línea con el resultado obtenido en las municipales y en las generales en Cataluña, los socialistas esperan que Illa logre un “magnífico” resultado el próximo 12 de mayo: “Tenemos el mejor candidato y será president”, rematan fuentes de la Ejecutiva del PSOE. No obstante, más allá de que cuentan con reeditar la victoria, fuentes socialistas con peso en el Gobierno creen que las dos principales incógnitas de las elecciones serán si las formaciones independentistas consiguen mayoría absoluta y la hegemonía por el espacio independentista.
De derrotar a Junts y ERC en su propio territorio, los de Pedro Sánchez interpretarían una victoria del PSC en clave nacional, señalando que llegaría a apuntalar incluso la legislatura. Para el presidente del Gobierno, las elecciones en Cataluña son “una oportunidad de abrir un nuevo escenario que mire al futuro y no a todo lo que ocurrió en 2017″, en referencia al procés independentista. El 12-M decidirá si se da por finalizada esta etapa.