Francia ha dado el puntapié inicial a uno de sus proyectos militares más importantes previstos para este siglo. La empresa Naval Group, propiedad al 64% del estado francés, ha realizado este miércoles el primer corte de acero del que está llamado a ser el mayor sumergible jamás construido por la industria naval gala. Se trata del proyecto SNLE 3G, con el que el gobierno francés planea equipar a la Marine Nationale con cuatro submarinos de misiles balísticos, capaces de alcanzar objetivos a una distancia de hasta 9.000 kilómetros. En tiempos en los que la amenaza nuclear ha vuelto a ser (si es que alguna vez dejó de serlo) un riesgo real, estos buques supondrán la principal fuerza de disuasión no sólo de Francia sino de toda Europa.
La rimbombante ceremonia ha tenido lugar en los astilleros que Naval Group posee en Cherbourg, ciudad de la región de Normandía bañada por las aguas del Canal de la Mancha, donde históricamente Francia ha llevado a cabo la construcción de sus sumergibles. “A través de este importante programa, Naval Group se compromete plenamente al servicio de la soberanía francesa y de la disuasión nuclear, movilizando todas sus competencias, talentos y recursos industriales, y apoyándose en una sólida base industrial y tecnológica de defensa, repartida por todo el país”, ha destacado el CEO de la compañía, Pierre Éric Pommellet, durante el evento.
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En el desarrollo del submarino generará 3.000 empleos directos y su cadena de suministro involucrará a más de 400 empresas ubicadas en los distintos polos navales del país: Normandía, Bretaña y la Costa Azul. Además, la Comisión Francesa de Energía Atómica (CEA) será la encargada de suministras las calderas nucleares que potenciarán los motores de las futuras embarcaciones. De acuerdo a los planes de la Dirección General de Armamento galo, los cuatro buques serán entregados a razón de uno cada cinco años a partir de 2035 y permanecerán en servicio hasta 2090.
Un submarino “invulnerable”
Los futuros sumergibles del programa SNLE 3G reemplazarán a las actuales unidades de la clase Le Triomphant, que Francia despliega desde 1997. El fabricante de los nuevos submarinos ha asegurado que estos serán más grandes, potentes y “extremadamente discretos” en comparación a sus predecesores, lo que los convertirá en “invulnerables” ante el enemigo. Además, Naval Group ha prometido que los nuevos submarinos garantizarán los más altos niveles de seguridad y protección nuclear, a la vez que adaptarán los últimos estándares de condiciones de vida para el personal a bordo gracias a, entre otras innovaciones, una planta de reprocesamiento de la atmósfera de la nave.
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Los cuatro buques, cuyos nombres aún no están decididos, tendrán una eslora de alrededor de 150 metros, podrán desplazar hasta 15.000 toneladas y requerirán de una tripulación de 110 personas, aunque las cifras oficiales aún permanecen bajo el máximo secreto. Asimismo, las embarcaciones serán más sigilosas, poseerán sensores del más alto nivel tecnológico y estarán equipados, cada uno, con 16 misiles balísticos M51 de 12 metros de longitud capaces de portar ojivas nucleares.
Submarinos franceses para Países Bajos
El inicio de la construcción de estos submarinos no es la única buena noticia de la que ha podido presumir la industria naval francesa esta última semana. El Ministerio de Defensa de los Países Bajos ha seleccionado al Barracuda, otro de los diseños del catálogo de Naval Group, como su futuro sumergible convencional, es decir, no nuclear.
La Marina neerlandesa adquirirá cuatro de estos sumergibles, cuya construcción tendrá lugar en su territorio a partir de un acuerdo de cooperación entre la industria local y la gala. Con la adjudicación de este proyecto, Francia ha dejado en el camino a la firma alemana ThyssenKrupp y la sueca Saab. Navantia intentó también quedarse con el contrato, pero la empresa pública española quedó eliminada del concurso, en 2019, por no tener listo ningún submarino S-80 por entonces.