El largo proceso para obtener la nacionalidad española para quienes no son Ilia Topuria, James Rhodes o Lorenzo Brown: “Se pueden tirar 15 o 16 años esperando”

Vicente Marín, abogado experto en derecho de extranjería y nacionalidad y director de Parainmigrantes.info, ha relatado a Infobae España cómo es el proceso que las personas migrantes que llegan a España viven para poder conseguir la nacionalidad española

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Varias personas esperan en una cola para tramitar papeles de Extranjería. (Ricardo Rubio/Europa Press)
Varias personas esperan en una cola para tramitar papeles de Extranjería. (Ricardo Rubio/Europa Press)

Cada año miles de migrantes llegan a territorio español y conseguir, ya no la nacionalidad, sino la tarjeta de residencia puede suponer todo un problema burocrático que en muchas ocasiones puede durar hasta 15 o 16 años. Una situación que contrasta con la que viven algunos “afortunados”. El más reciente ha sido el caso de Ilia Topuria, actual campeón del mundo de UFC en la categoría de peso pluma, quien consiguió la nacionalidad española por carta de naturaleza, es decir, a “golpe de decreto”, como detalla Vicente Marín, abogado experto en derecho de extranjería y nacionalidad y director de Parainmigrantes.info.

Hace poco más de un mes, Ilia Topuria hacía historia al dejar KO a Volkanovski y convertirse en el campeón de la UFC, el primer español en conseguirlo. Nacido en Alemania, con orígenes georgianos, y criado en España, el luchador de la UFC tocaba el cielo y levantaba el cinturón a lo más alto del Honda Center de Anaheim, en California, a la vez que manifestaba su deseo de tener el DNI español, un título que se le resistía a pesar de llevar viviendo en Alicante más de 12 años. Dicho y hecho. 15 días más tarde, el Consejo de Ministros aprobaba la concesión de la nacionalidad española para El Matador, como apodan al campeón. “Saben que es un luchador de referencia mundial en artes marciales mixtas y, además, que lleva entrenando en nuestro país desde el año 2012. Es un ejemplo de superación, de constancia y de trabajo y un referente en esta disciplina deportiva y, por eso, en el día de hoy, el Consejo de Ministros ha aprobado la concesión de la nacionalidad española a Topuria”, destacó entonces la ministra de Deportes, Pilar Alegría.

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En el lado opuesto de la balanza se encuentran las 218.237 personas, cuyo expediente se encuentra pendiente de resolución, es decir, personas “que sufren mucho por ese procedimiento, por la espera, que en algunos casos es de más de 10 años. Y claro, cuando ven que uno la pide y en una semana se la dan y él lleva mucho tiempo esperando, sin remedio, se compara y se enfada”, destaca Marín en declaraciones a Infobae España. A lo que añade: “En cierta medida, con un poco de razón, porque la gente piensa ‘y por qué a este que se la pidió a Pedro Sánchez un día y a la semana la tiene y yo llevo dos años esperando a que mi procedimiento lo estudien y me la den. Y además me han pedido un montón de requisitos’”. El abogado también ha detallado que se trata de procedimientos diferentes que están perfectamente reglamentados en la norma, aunque ello “no deja de ser un poco contradictorio y genera esas comparaciones que a mucha gente le pueden resultar chocantes”.

Existen varias formas de obtener la nacionalidad española, explica a este medio Vicente Marín, aunque la vía por excelencia, la más común, es la adquisición de la nacionalidad por residencia, la cual se otorga tras haber vivido cierto tiempo en España y de forma continuada. Un periodo que variará en función de la nacionalidad de los solicitantes u otras circunstancias, como estar casado con un español, haber nacido en España o ser hijo o nieto de españoles. A ello se suman una serie de requisitos: tener buena conducta, no tener antecedentes penales ni policiales, acreditar la integración en la sociedad y la superación de unas pruebas llevadas a cabo por el Instituto Cervantes. Solo entonces, los interesados podrán solicitar la nacionalidad.

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Solicitar, que no conseguir, ya que tras ello comienza la espera para el organismo pertinente estudie el expediente y que, en término generales, suele ser “muy larga”, aunque parece que en el último año el Ministerio de Justicia se ha puesto las pilas para agilizar este trámite: “Se han hecho grandes esfuerzos para limitar esos plazos. Tras casi 10 años desde que se aprobara el último reglamento de nacionalidad (en el año 2015), ahora empezamos a ver cómo algunos procedimientos, excepcionalmente, se resuelven en plazos razonables”. Sin embargo, la constante que se ha mantenido por norma general es que las personas se ven obligadas a esperar uno, dos o tres años. De esta forma, tras 10 años (por norma general) de residencia en territorio español, las personas pueden seguir esperando a que se estudie su caso entre uno o tres años, lo que supone un total de 13 en el mejor de los casos.

Una situación que contrasta con los casos que consiguen la nacionalidad a través de la carta de naturaleza, que es el caso de Ilia Topuria (aunque este llevaba 12 años esperando también su nacionalidad) pero también de muchas otras personalidades, de otros deportistas, escritores, músicos, toreros, pianistas, como James Rhodes, Lorenzo Brown, Ansu Fati, Nikola Mirotic o Ricky Martin. “Estas personas tiene un interés para el Estado, porque son deportistas, por su trayectoria profesional o personal, porque pueden ser relevantes para el Estado español por sus méritos... Así, en estos casos las nacionalidades se dan a golpe de decreto”. Los gobiernos consideran que “tienen méritos suficientes para concederles la nacionalidad sin tener que pasar por los procesos ordinarios”. Sin embargo, el director de Parainmigrantes.info reconoce que en la mayoría de ocasiones “al que le dan la nacionalidad por carta de naturaleza no la necesita como a lo mejor un residente de calle, o un extranjero de calle”.

Un grupo de migrantes que espera su turno para solicitar información en una oficina de Extranjería de Madrid (EFE / Juanjo Martín)
Un grupo de migrantes que espera su turno para solicitar información en una oficina de Extranjería de Madrid (EFE / Juanjo Martín)

La autorización de residencia

El proceso de nacionalización es un largo trámite que puede extenderse durante muchos años hasta que finalmente se obtenga. Pero si este procedimiento puede llegar a ser tedioso, dada su extensión, aún lo es más acceder a la autorización de residencia, un documento sin cual todo el proceso posterior no se puede realizar. “El proceso de nacionalidad es relativamente simple, es mucho más complicado conseguir la autorización de residencia”. Vicente Marín también explica que, a la hora de conseguir dicha autorización, entran en juego otros factores, como el tipo de autorización (de arraigo social, familiar, de residencia, de trabajo, de larga duración...), así como la oficina o ciudad en las que se solicite.

El problema llega precisamente durante el tiempo que un migrante está esperando a recibir la autorización de residencia, dado que durante ese periodo, detalla el abogado experto en derecho de extranjería y nacionalidad, dicha persona no tiene derecho a circular libremente por España ni puede trabajar. Las personas que solicitan la autorización de residencia por la vía de arraigo social “se han convertido en la principal vía de regularización”. Se trata de personas que “no tienen papeles”, y se ven obligados (mientras esperan la residencia) a trabajar “en el mercado negro de trabajo, sin papeles, o les mantienen familiares o van tirando con el dinero que tienen ahorrado, aunque la mayoría trabaja como buenamente puede, pero sin papeles y sin contrato”. Y sentencia: “Se buscan la vida”. Es decir, el proceso desde que una persona llega en situación irregular a España hasta que obtiene la nacionalidad, puede prolongarse “más de 15 o 16 años”.

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Entrevista a Ilia Topuria.

Los casos en las Fuerzas Armadas

Vicente Marín recuerda también el caso de unos militares españoles de origen colombiano que prestaron en el Ejército español durante años en operaciones internacionales, como Irak o Afganistán. Sin embargo, no contaban con la nacionalidad española. El problema es que estos militares se vieron entre la espada y la pared: o les daban la nacionalidad o se tenían que salir del Ejército, ya que los plazos legales para pertenecer a las Fuerzas Armadas como ciudadanos extranjeros llegaban a su fin. “No tenía sentido que personas que habían servido a la patria, no pudieran continuar con su trabajo de servicio en el Ejército por un proceso administrativo. La burocracia en aquel momento puso en peligro sus puestos de trabajo”. Por suerte, este caso, asegura Marín, se pudo solucionar a tiempo.

Víctimas del 11M

Un caso excepcional se produjo tras los trágicos atentados que se perpetraron el día 11 de marzo en Madrid. La estación de Atocha fue testigo del primer gran golpe del yihadismo en Europa, que acabó con la vida de 191 personas de 17 nacionalidades distintas (la cifra aumentaría a 193 con la muerte de un agente de policía días después y la muerte de una víctima que llevaba en coma desde los atentados 10 años más tarde) y de casi 2.000 heridos. Al día siguientes de los atentados, el Gobierno, entonces liderado por José María Aznar, anunció que regularizaría la situación de víctimas del 11M que en ese momento se encontraran en situación irregular, así como la de sus familiares y que concedería la nacionalidad por carta de naturaleza a todos ellos.

Sin embargo, esta fue una situación puntual, movida por unas trágicas y excepcionales circunstancias. El grueso de los casos de personas migrantes que solicitan la nacionalidad de española se ven obligados a pasar por el largo proceso burocrático que supone este trámite. Mientras que su concesión por carta de naturaleza queda reservada a personalidades de interés para el Estado, como el caso del luchador, aunque en casos puntuales se producen excepciones.

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