‘Club Zero’, la película que aborda los trastornos alimenticios desde el extremismo más inquietante

La directora Jessica Hausner compone una fábula perversa y controvertida en torno a una profesora que imparte a sus alumnos una doctrina sobre los beneficios de la purificación del cuerpo mediante el ayuno absoluto

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Tráiler 'Club Zero'

Algunos miembros de una escuela de élite se apuntan a una asignatura para mejorar sus notas. Se supone que esas lecciones, impartidas por la profesora Novak (Mia Wasikowska) les ayudarán a relacionarse mejor con la comida. Algunos de ellos se consideran vegetarianos por cuestiones políticas, otros argumentan cómo el sistema condiciona a los individuos para consumir alimentos procesados, también están los que quieren mejorar su forma física, pero entre ellos encontramos a algunos con graves trastornos que sufren anorexia o bulimia.

En realidad, lo que busca la profesora Novak es introducir a sus alumnos en una especie de secta que comienza con la ‘alimentación consciente’ y que termina con la ausencia total de calorías en el cuerpo como forma de alcanzar un estado superior purificando el cuerpo. O lo que es lo mismo, una atrocidad que les conducirá a un lavado de cerebro pernicioso basado en teorías cercanas a la psicopatía.

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Una gurú del fanatismo dietético

'Club Zero', de Jessica Hausner (Karma Films)
'Club Zero', de Jessica Hausner (Karma Films)

Es lo que cuenta Club Zero, la nueva película de Jessica Hausner que se presentó en el Festival de Cannes y que causó división de opciones por lo controvertido del tema que trataba y la forma que tenía de hacerlo. Y es que la directora compone una ficción que no deja indiferente y que genera tanta incomodidad como incertidumbre por la forma en la que aborda la manipulación en las nuevas generaciones a través del extremismo.

Hausner se dio a conocer en 2001 con Lovely Rita y ya en esa obra seminal, incluía algunos de los elementos que caracterizarían su trayectoria: educación religiosa castrante, rituales cotidianos cercanos al terror y un interés muy específico a la hora de destapar la hipocresía de la sociedad del bienestar.

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Sus personajes, son siempre femeninos y en sus historias siempre encontramos metáforas en torno a la represión de la mujer dentro de entornos sumamente hostiles. En todas sus películas también encontramos algo intangible que las acerca al elemento místico, fantástico o al cine de terror, como ocurría en Hotel (2004), y también en uno de sus trabajos más redondos, Lourdes (2009), gracias al que alcanzó el reconocimiento internacional y que se erigía como una fábula sobre la explotación de las creencias.

Club Zero podría emparentarse perfectamente con Little Joe, un cuento de ciencia ficción a modo de parábola social sobre la alienación y la pérdida de emociones reales para alcanzar una felicidad artificial. Sin embargo, su última obra se inserta en el terreno de lo tangible y resulta de lo más reconocible al hablar de la imagen, de la presión que se genera alrededor de los cuerpos delgados a través de las redes sociales y a través de los estereotipos de belleza.

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